Planificaci¨®n deportiva o furia espa?ola
La autora, diputada socialista, se alegra del giro de 180? que ha dado el PP, sobre todo porque recupera las l¨ªneas maestras instauradas por el PSOE hace 14 a?os.
Dos meses es un tiempo m¨¢s que razonable para asumir un error, pero acaso muy poco para cambiar radicalmente una actitud. Digo esto porque, a los dos meses de la clausura de los Juegos Ol¨ªmpicos de Sydney, aquellos que en su momento achacaron los decepcionantes resultados de la delegaci¨®n espa?ola a la mala suerte o a la falta de "esp¨ªritu competitivo" de los deportistas, presentan ahora toda una bater¨ªa de medidas que suponen un giro de 180? en la postura que desde 1996 ha mantenido el Partido Popular. He de comenzar diciendo que el cambio me parece positivo: mejor propuestas, aunque sean brindis al sol, que apelaciones a la raza. Y es que cuando el Sr. G¨®mez Angulo habl¨® de esp¨ªritu competitivo estaba recuperando -acaso sin saberlo: el inconsciente juega estas malas pasadas- el viejo discurso victimista que caracteriz¨® durante d¨¦cadas a nuestro deporte. Faltos de entrenamiento adecuado, sin medios materiales, carentes de formaci¨®n t¨¦cnica y de una buena preparaci¨®n f¨ªsica, nuestros deportistas deb¨ªan solventar sus compromisos internacionales con garra y pundonor. Se hac¨ªa lo que se pod¨ªa, que era mucho si, adem¨¢s, hab¨ªa que luchar contra el odio at¨¢vico que, seg¨²n los portavoces del r¨¦gimen, nos profesaban en el exterior. S¨®lo el azar y el espl¨¦ndido talento de algunas individualidades, como Santana, Blume o ?ngel Nieto, por citar algunos nombres, produc¨ªa brillantes, aunque escasos, destellos. No es extra?o, por tanto, que muchos de los que escuchamos las justificaciones oficiales a la sequ¨ªa de medallas crey¨¦ramos encontrarnos en uno de esos bucles temporales que al parecer crean los agujeros negros. No es un mal s¨ªmil, pues durante cuatro a?os el deporte espa?ol se ha sumido en una especie de agujero sombr¨ªo.En dos meses, los responsables de deporte del PP, el mismo partido que durante a?os acus¨® a los socialistas de intervencionismo, han descubierto las bondades de la planificaci¨®n, seg¨²n se desprende de la intervenci¨®n del Sr. G¨®mez Angulo en las Cortes. En un discurso trufado de finas notas de humor -como los pasajes en los que alude a su fren¨¦tica actividad laboral en los meses que lleva en el cargo-, el Secretario de Estado recupera, con el entusiasmo del que cree haber descubierto el Mediterr¨¢neo, buena parte de las pol¨ªticas socialistas que tanto denostara su formaci¨®n pol¨ªtica cuando estaba en la oposici¨®n. Unas pol¨ªticas que se resumen en la necesidad de instaurar toda una metodolog¨ªa de trabajo, de liderazgo pol¨ªtico, de tutela institucional y planificaci¨®n deportiva que el Partido Popular desmont¨® minuciosamente desde 1996. Labor de Pen¨¦lope ¨¦sta de los responsables del PP, que tras mantener una pol¨ªtica de inoperancia, abandono y dejaci¨®n de responsabilidades en nombre de un pretendido liberalismo, adoptan ahora actitudes ajenas. Tal vez por ello, se adivina cierta impostura en esta repentina conversi¨®n; una sospecha que se torna certeza ante propuestas presentadas a bombo y platillo, como la de impulsar los convenios de investigaci¨®n en ciencias del deporte, que coinciden con la supresi¨®n de la partida correspondiente en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el 2001 presentado por el Partido Popular.
Dos meses tampoco han sido suficientes para que el Gobierno comprendiera que el Plan ADO no es m¨¢s que un instrumento en el que el dinero, con ser necesario, no es condici¨®n suficiente. Ante todo, el ADO sirvi¨® para establecer una metodolog¨ªa de trabajo racional, por la cual se establec¨ªan objetivos, equipos t¨¦cnicos, planes de entrenamiento, previsiones sobre los periodos de concentraci¨®n y competiciones, etc. Gracias al ADO, las federaciones ten¨ªan interlocutores t¨¦cnicos cualificados y pautas claras para desarrollar su trabajo y un permanente colaborador en la Administraci¨®n deportiva, siempre dispuesta a resolver sus problemas y dudas. Se estableci¨®, en suma, un sistema basado en el liderazgo desde el Consejo Superior de Deportes, la colaboraci¨®n del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol, y en la asimilaci¨®n de procesos de planificaci¨®n y control por parte de las federaciones deportivas. Quienes ahora centran en el incremento de recursos econ¨®micos la principal modificaci¨®n del Plan ADO demuestran no haber comprendido gran cosa, sobre toso porque el plan para Sydney dispuso de mayores recursos que para Atlanta sin que por eso se haya garantizado el ¨¦xito.
Lamentablemente, en el desesperado viaje al centro pol¨ªtico en el que est¨¢ embarcado el PP, no cabe la autocr¨ªtica ni la reflexi¨®n objetiva. De otra manera no se entiende que, en noviembre, el Secretario de Estado para el Deporte siga afirmando que a su llegada al cargo -el 17 de mayo- nada pod¨ªa hacer para la buena participaci¨®n de los deportistas espa?oles en Sydney. Al parecer, nadie le ha informado a¨²n de que las fechas inmediatas y los propios d¨ªas de la competici¨®n son vitales para la obtenci¨®n de unos buenos resultados. Convencidos de que a Sydney se iba a hacer turismo y no a trabajar, los responsables del deporte espa?ol renunciaron al necesario ajuste fino de ¨²ltima hora, aquel que traduce preparaci¨®n en participaci¨®n; permitieron que se generaran tensiones notables en la composici¨®n de algunos equipos -tensiones que se repitieron ante la mala planificaci¨®n de los viajes y de la estancia de algunos equipos-; aceptaron que algunas federaciones dedicaran sus mejores esfuerzos en procesos electorales previos a los Juegos; olvidaron su responsabilidad a la hora de motivar y aglutinar a nuestros t¨¦cnicos y deportistas, y s¨®lo mostraron su ingenio en desafortunadas declaraciones, que no hicieron m¨¢s que alterar los ¨¢nimos. Nada de esto se ha reconocido y no parece que vaya a reconocerse por quienes confunden la exigencia de autocr¨ªtica con el pesimismo.
Precisamente, porque estamos convencidos de la extraordinaria capacidad del deporte espa?ol, porque pensamos que existen soluciones, los socialistas proponemos, de cara al nuevo ciclo ol¨ªmpico, una serie de medidas que podr¨ªan concretarse en la recuperaci¨®n de un ritmo de trabajo perdido desde hace a?os; en la contrataci¨®n de un director deportivo, un profesional experto en la planificaci¨®n del ciclo para el conjunto de federaciones; que se establezcan de una manera clara los objetivos del plan ADO y los niveles para los deportistas; que se fijen las condiciones de acceso, permanencia y eventual abandono del programa, contempl¨¢ndose la posibilidad de establecer un sistema de becas m¨ªnimas que se completar¨ªan con incentivos en funci¨®n del cumplimiento de las metas; que se establezcan, de mutuo acuerdo con las federaciones deportivas, los objetivos de cada una de ellas en funci¨®n del ciclo ol¨ªmpico y de sus etapas de cara a la clasificaci¨®n para los Juegos, as¨ª como que se realice una planificaci¨®n en los nuevos deportes que se incorporan en Atenas; que dentro de la planificaci¨®n deportiva se incluya tanto el programa ADO como los programas de alto nivel de las federaciones; que se coordine el plan ADO estatal con los programas de ayudas al deporte de alto nivel que diversas Comunidades Aut¨®nomas, en concreto Andaluc¨ªa y Castilla-La Mancha, vienen desarrollando desde hace unos a?os (los que se conocen como ADOs Auton¨®micos); que se recupere, en fin, el esp¨ªritu de di¨¢logo y colaboraci¨®n con las federaciones deportivas, asumiendo el Consejo Superior de Deportes el liderazgo y tutela al que la Ley le obliga. Al mismo tiempo, se deben reforzar los controles para que no puedan producirse circunstancias como la que en estos momentos amenaza con empa?ar la excelente imagen que nuestros deportistas paral¨ªmpicos han ganado en Sydney.
A su llegada al poder el Sr. Aznar qued¨® prendado de la fotogenia del deporte, pero no por sus indudables valores pl¨¢sticos, sino por la capacidad que la competici¨®n deportiva tiene para propiciar fotograf¨ªas de l¨ªder pol¨ªtico con deportista triunfante. Es preciso que ¨¦l y su partido comprendan de una vez que el deporte de alta competici¨®n no es un reducto cerrado de profesionales superespecializados de los que uno s¨®lo se acuerda para posar junto a ellos cuando ganan medallas. En una sociedad que no est¨¢ sobrada de referentes positivos, los deportistas transmiten valores de extrema importancia, como la capacidad de superaci¨®n personal, la tolerancia, la solidaridad o el trabajo en equipo. Por ello, su ¨¦xito o su fracaso no son del todo individuales, nos pertenece a todos los que nos sentimos identificados con su esfuerzo. As¨ª pues, si la decepci¨®n de Sydney ha de ser el catalizador de un cambio radical de actitud de los m¨¢ximos responsables del deporte espa?ol, comenzando por el propio presidente del Gobierno, bienvenida sea. En cualquier caso, los cambios habr¨¢n de surgir de la asunci¨®n de los propios errores, de una reflexi¨®n serena y de un amplio proceso de di¨¢logo con las partes implicadas. Si, por el contrario, s¨®lo se trata de una intervenci¨®n cosm¨¦tica, detr¨¢s de la cual persiste el mismo vac¨ªo anterior, y no se comienza a trabajar de verdad, estaremos abocados a repetir la historia, y dentro de cuatro a?os en Atenas alguien volver¨¢ a recordar con nostalgia la famosa furia espa?ola.
Carme Chac¨®n Piqueras es diputada por Barcelona y secretaria de Educaci¨®n, Universidad, Cultura e Investigaci¨®n del PSOE.
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