La nobleza del villano
Di Canio, del West Ham, renuncia a marcar ante la lesi¨®n del portero rival
Violento, pendenciero y mal hablado, Paolo di Canio, delantero italiano del West Ham de Londres, ha saboreado por fin la gloria deportiva gracias a un noble gesto ins¨®lito en ¨¦l. M¨¢s conocido por empujar a los ¨¢rbitros y regresar a su pa¨ªs sin avisar cuando est¨¢ deprimido, el s¨¢bado cogi¨® la pelota con las manos y par¨® el juego cuando vio que el portero rival del Everton yac¨ªa lesionado en el suelo. Di Canio renunci¨® as¨ª a dar el triunfo a su equipo. Su entrenador, Harry Redknapp, no sabe a¨²n si re?irle o abrazarle.Empatados a un gol, el Everton y el West Ham llevaban 90 minutos aburriendo a los 31.000 espectadores que acudierona Goodison Park. Cuando todo parec¨ªa indicar que la jornada no pasar¨ªa a los anales futbol¨ªsticos nacionales, Di Canio dio una lecci¨®n de honor que dej¨® boquiabiertos a todos. A seis minutos escasos del final, y con su equipo en pleno ataque, el italiano recibi¨® un pase del extremo Trevor Sinclair. Con la defensa del Everton desarbolada y la porter¨ªa vac¨ªa, bastaba con dar una buena patada, marcar el gol y regresar victorioso al vestuario.
La pelota le lleg¨®, desde luego, pero en lugar de meterla en la red Di Canio la cogi¨® con ambas manos se?alando con la cabeza hacia Paul Gerrard, portero del Everton. Hecho un ovillo en el suelo, ¨¦ste se retorc¨ªa de dolor tras un encontronazo con Frederic Kanoute, jugador el West Ham, que parec¨ªa haberle lesionado la rodilla. Aunque luego result¨® que se trataba de una contusi¨®n, molesta pero de f¨¢cil arreglo, Di Canio no pod¨ªa saberlo. Seg¨²n dir¨ªa luego, pens¨® que Gerrard ten¨ªa un hueso roto y lo ¨²ltimo que quiso fue aprovecharse de la mala fortuna de un colega.
"No soy un santo, ni tampoco era un asesino cuando tuvo el problema con el ¨¢rbitro", dijo el jugador italiano.Curiosamente, el h¨¦roe de la tarde era el mismo bruto malcarado que, en 1998, cuando defend¨ªa los colores del Sheffield Wednesday, hab¨ªa empujado al ¨¢rbitro Paul Alcock por expulsarle de un partido contra el Arsenal. Una agresi¨®n que le cost¨® al delantero italiano once partidos de suspensi¨®n y 2.380.000 pesetas de multa. Por no hablar de su posterior huida a Italia alegando estr¨¦s y depresi¨®n y por la que le restaron dos semanas de sueldo. O bien del furioso corte de mangas que le dedicara el pasado a?o a un jugador del Aston Villa tras marcar el gol del empate en un partido de la liga nacional. Una "obscenidad intolerable", seg¨²n la cr¨ªtica especializada.
Di Canio asegura que repetir¨ªa su acci¨®n. "Hice lo correcto, y lo digo aunque mi madre y mi padre opinaran lo contrario. En los partidos, los rivales son mis enemigos, pero cuando est¨¢n lesionados son mis compa?eros de profesi¨®n".
Sobre su nueva condici¨®n de h¨¦roe de la deportividad, el ex delantero del Juventus de Tur¨ªn y del Milan se mostr¨® esc¨¦ptico: "Nunca hab¨ªa estado en una situaci¨®n de este tipo. Mentir¨ªa si dijera como reaccionar¨ªa si todo esto hubiera sucedido en la final de la Copa del Mundo".
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