Lamento
La situaci¨®n en pleno centro hist¨®rico de Madrid, concretamente en Lavapi¨¦s y aleda?os, a d¨ªa de hoy, es como sigue:Las calles, destrozadas por unas obras mal planificadas, realizadas por cuadrillas de obreros cuya ineptitud es manifiesta, salt¨¢ndose la empresa a la torera los plazos y las condiciones de ejecuci¨®n m¨¢s elementales; la adecuaci¨®n de accesos e itinerarios alternativos para peatones y veh¨ªculos durante las obras, inexistente; las ayudas a los comerciantes, nulas; el respeto a los que han de seguir viviendo y trabajando en la zona, ni pas¨¢rsele a nadie por la cabeza; la cooperaci¨®n de la Polic¨ªa Municipal en el ordenamiento del tr¨¢fico y en la disposici¨®n de aparcamientos provisionales mientras tanto (en Embajadores va ya para dos a?os), una esperanza imposible (al contrario: en lugar de ayudar, se est¨¢n forrando a llevarse coches de las pocas calles donde hay posibilidad material de estacionamiento, porque el resto de las ordenanzas municipales no parece que haya que respetarlas, pero la de la placa de prohibido aparcar, ¨¦sa, a rajatabla, con polic¨ªas apostados regularmente a la caza del infractor); las v¨ªas m¨¢s estrechas de Madrid, atestadas de comercios al por mayor, bendecidos por la autoridad, convirtiendo el barrio en un pol¨ªgono industrial, cuyos trabajadores incumplen diariamente, cada minuto, las normativas sobre carga y descarga, hastiando a los vecinos, colapsando totalmente el tr¨¢fico, estacionando sus furgonetas en mitad de la calle hasta que acaban, uno tras otro, impidiendo el paso de cualquier ser andante, sea humano o m¨¢quina, sin recibir sanciones, sin que nadie se preocupe.
El barro, la porquer¨ªa, la miseria urbana, las cajas apiladas en las aceras, los cartones tirados en todas las esquinas, podridos por la lluvia; el material de construcci¨®n tapando los accesos; las m¨¢quinas, rompiendo asfalto, en el que no vuelven a trabajar a veces hasta un mes despu¨¦s; los charcos que no se drenan, los coches abandonados eterniz¨¢ndose en la calzada, la guarrer¨ªa que no se recoge, los hoyos que no se tapan, el ruido que aumenta; los ancianos, los ni?os, que no pueden ni salir de casa.
Los bomberos no pueden ni asistir las urgencias, todo por doquier; al cabo, la atenci¨®n de aquellos cuya obligaci¨®n consistir¨ªa en velar por que no pasen estas cosas, rid¨ªcula, insultante, ofensiva. Se?or director: Zimbabue, en Madrid; el barrio m¨¢s puerco de Calcuta, en Madrid; la miseria de un arrabal chabolero, propiciada por la Administraci¨®n local, en todo el centro de Madrid, y a lo mejor me quedo corto. ?Por qu¨¦ causaron tanto esc¨¢ndalo los robos perpetrados por marroqu¨ªes este verano? Eran meros pasatiempos infantiles comparados con esto.- Antonio S¨¢nchez. Madrid.
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