Overmars resuelve un correcalles

A la pata coja, con el santoral y el ¨¢rbitro m¨¢s de su parte que de la otra y el azar en contra del Alav¨¦s, el Bar?a sac¨® adelante un partido muy delicado. El encuentro reflej¨® la ansiedad emocional del club azulgrana, deseoso de que ocurra algo de una pu?etera vez que permita abandonar la provisionalidad y tomar partido. As¨ª es hoy el Bar?a, empe?ado en hacer f¨¢cil lo dif¨ªcil y viceversa. Imposible de evaluar. Igual gana por 3-0, se muestra incapaz de gobernar un partido con tanta ventaja y acaba 3-2, como ayer, que pierde 3-1 y finaliza 3-3. Por m¨¢s tantos que marque, no hay partido en que d¨¦ el peso, pues siempre descuenta goles que no vienen al caso, signo de inestabilidad, de equipo volc¨¢nico, cambiante en funci¨®n del pito del ¨¢rbitro -ayer una calamidad-, de una r¨¢faga de viento, de cualquier tonter¨ªa.Frente a un contrario serio, por organizado y solidario, y ante una clasificaci¨®n que da p¨¢nico, por la ventaja que van tomando los rivales, el Bar?a marc¨® sin tiempo de leer la alineaci¨®n y resolvi¨® con la hinchada santigu¨¢ndose todav¨ªa despu¨¦s de que Magno fallara en la boca del gol un pase de la muerte de Javi Moreno, majestuoso en la concepci¨®n de una jugada que ya habr¨ªan firmado Rivaldo o Djalminha. El partido se decidi¨® justamente en el ir y venir entre el error de Magno y el acierto de Overmars, que tap¨® con velocidad y desborde las deficiencias estructurales que tuvo su equipo desde la entrada hasta la salida.

El entrenador acomod¨® a cuantos tienen voz y voto en el vestuario, y al Bar?a le falt¨® personalidad futbol¨ªstica, que no car¨¢cter. Para hacer un hueco a Cocu y Rivaldo, el t¨¦cnico retras¨® al holand¨¦s como segundo central, pese a ser zurdo como el primero (Frank de Boer), y desplaz¨® a Luis Enrique al extremo derecho, originando la exclusi¨®n de Sim?o, de manera que el Bar?a jug¨® con s¨®lo un extremo nato (Overmars). Un equipo cojo o tuerto, limitado al fin y al cabo, por decisi¨®n propia.

Overmars, sin embargo, se basta para desequilibrar a cualquier lateral. En dos minutos derrib¨® la tarima defensiva de cinco zagueros que mont¨® Man¨¦. Pivotando en Kluivert, ofreci¨¦ndose a cada pelota gestionada por Guardiola y tocando de primera para la banda izquierda, los azulgrana pintaron un cuarto de hora interesante, aun renunciando a la banda derecha. Hasta que Man¨¦ volvi¨® a dibujar el partido: baj¨® un defensa a la media, presion¨® m¨¢s arriba y tir¨® un par de contras que obligaron a mirar la televisi¨®n. En una, con Overmars revolc¨¢ndose en el suelo, Tomic aceler¨® para la salida de Javi Moreno y su remate lo sac¨® Cocu en la l¨ªnea. Ni en la repetici¨®n qued¨® claro si entr¨® o no. Estaba claro que en juego hab¨ªa otro partido, con el marcador a favor del Bar?a, pero con el Alav¨¦s mejor posicionado y m¨¢s fiero. El Barcelona perdi¨® el bal¨®n, y la paciencia. Rivaldo empez¨® a parar el circo, Overmars retrocedi¨®, Kluivert fue sacado del ¨¢rea y el equipo se qued¨® sin costuras. A correr que se las pelan cuando se impon¨ªa tocar y combinar.

La contienda exig¨ªa medidas, y el entrenador recondujo la situaci¨®n con un dibujo m¨¢s ecu¨¢nime: entr¨® Sim?o por Luis Enrique. Pero el equipo no hizo ni caso, as¨ª que el Alav¨¦s sigui¨® dale que te pego. Tuvo el empate a huevo y a fe que lo mereci¨®. Javi Moreno le rob¨® la pelota a Petit y se meti¨® hasta el primer palo regateando incluso a los fot¨®grafos: un toque, un amago, un quiebro y la pelota para que Magno firme el gol. Y Magno la cag¨®, tal como suena, pues la jugada demandaba acompa?amiento o remate y no toque. Lament¨¢ndose estaba todav¨ªa el Alav¨¦s cuando Overmars corri¨® la banda y mont¨® el segundo gol de Rivaldo, que remat¨® igual de mal que Magno, pero con la suerte de que la pelota entr¨®, con el brazo o sin ¨¦l, pero el ¨¢rbitro dio gol.

El partido parec¨ªa finiquitado. M¨¢s a¨²n cuando Kluivert firm¨® el tercero. Pero el ¨¢rbitro se empe?¨® en darle vida despu¨¦s de haber maltratado al Alav¨¦s, como si tuviera remordimientos, y en un santiam¨¦n el marcador se puso 3-2 con un cuarto de hora por jugar, tiempo de sobra para que el Bar?a tiritara y agradeciera que un auxiliar anulara el empate por un fuera de juego previo al remate. Mal d¨ªa para el Alav¨¦s, que mereci¨® mejor recompensa. La fortuna se ali¨® con el Bar?a, m¨¢s o menos generoso en ataque, pero err¨¢tico defendiendo y ejerciendo. Cedi¨® con tres goles en el saco, lo que dice muy poco en su favor. Fr¨¢gil y destemplado, ansioso por recortar puntos, el Bar?a acab¨® felicitando a Reina por salvar la ¨²ltima pelota de gol de un partido que, por cuanto ocurri¨®, pareci¨® tan largo como un campeonato.