El respeto, el di¨¢logo y la paz
Nunca como hasta ahora, en nuestra historia reciente, el respeto a las leg¨ªtimas aspiraciones pol¨ªticas de cada grupo y el di¨¢logo, como m¨¦todo para resolver los conflictos, se han hecho m¨¢s necesarios y urgentes.Respeto, porque asistimos a un vendaval de difusos perfiles democr¨¢ticos, seg¨²n el cual quien se separa de la doctrina oficial est¨¢ condenado al ostracismo, cuando no a penas peores. Di¨¢logo, porque se abren camino in¨²tilmente actitudes de incomunicaci¨®n y cerraz¨®n. Hasta tal punto, que s¨®lo se observa el universo por el color del propio cristal a trav¨¦s del que se mira. De tal forma, que el mundo es rojo o azul, sin m¨¢s matices. Es como si nuestro cerebro hubiera anulado en nuestros ojos la capacidad de percibir la riqueza crom¨¢tica de nuestro entorno.
Respeto, porque todos tenemos derecho a pensar con libertad y a poder expresarnos sin trabas ni obst¨¢culos. El pensamiento y las ideas, el debate y la reflexi¨®n, es lo que hace que las sociedades sean libres y, especialmente, democr¨¢ticas. En una sociedad libre y democr¨¢tica, amenazada y atemorizada por la ceguera violenta y brutal del terrorismo de ETA, ?por qu¨¦ quienes podemos no hablamos?, ?por qu¨¦ quienes podemos no abrimos un espacio de aire fresco que todos respiremos para decir a ETA que somos dem¨®cratas, que seguiremos si¨¦ndolo, que no renunciaremos a nuestras convicciones y que nadie puede tener la tentaci¨®n de imponer a la sociedad su futuro? ?Ser¨ªa ¨¦ste un espacio de libertad y, tambi¨¦n, de paz?
Parecer¨ªa superfluo a estas alturas, pero los acontecimientos pol¨ªticos lo hacen necesario: quiero reivindicar la pluralidad de la sociedad vasca como punto de partida enriquecedor. Quiero reafirmar la necesidad de abordar nuestras leg¨ªtimas discrepancias mediante el di¨¢logo como instrumento que garantiza la construcci¨®n de un futuro para todos basado en la tolerancia y el respeto mutuo.
Por este motivo nos concentramos en Gernika esta semana una representaci¨®n muy amplia y plural de la sociedad vasca. Hubo quienes optaron por no acudir a un acto que s¨®lo ten¨ªa un objetivo: reivindicar y comprometerse en la defensa del derecho a la vida y a la libertad de todas las personas. Afirmar, en definitiva, que nuestro pueblo no puede, no quiere, estar condenado a vivir sin paz. La violencia es inhumana y contraria a la dignidad humana. Es fuente de dolor y semilla de odio. "No hay caminos para la paz, la paz es el camino", dijo Mahatma Gandhi.
Hubo quienes no quisieron compartir este compromiso. Yo, como lehendakari, les respeto, aunque no he alcanzado todav¨ªa a comprender sus razones. Pero les respeto. Y este mismo respeto es el que reivindico para quienes s¨ª estuvimos dispuestos a comprometernos con la defensa de los derechos humanos de todas las personas, independientemente de su pensamiento pol¨ªtico. Porque la libertad no tiene credo. Es universal.
Se ha dicho que fue un acto a mayor gloria del lehendakari, electoralista, partidista, unilateral. El derecho a la cr¨ªtica es consustancial al sistema democr¨¢tico, pero eludir y menospreciar la esencia de la Declaraci¨®n de Gernika no lo es tanto. S¨®lo reclamo que quienes no estuvieron expliquen a los ciudadanos cu¨¢les son las discrepancias que tienen con la Declaraci¨®n de Gernika. Y que no se refugien en declaraciones vacuas y, si se me permite, demag¨®gicas.
La Declaraci¨®n de Gernika s¨®lo pretende ser un espacio para reivindicar los derechos humanos y la libertad. No est¨¢ elaborada contra nada ni contra nadie, no pone condiciones de nada ni a nadie, no pide que nadie renuncie a nada. Es un espacio universal donde conviven los que tienen firmes convicciones democr¨¢ticas y comparten que todos los seres humanos nacemos libres, somos libres y tenemos derecho a la vida y al libre pensamiento. S¨®lo se me ocurre pensar que, en estos momentos, ¨²nicamente ETA pudiera estar fuera de este espacio, porque se empe?a en vivir con la parte m¨¢s despreciable de los seres humanos: la que rodea al asesinato y al chantaje.
Estoy convencido, adem¨¢s, de que hay miles de vascos y vascas a los que en general se presenta, por su simpat¨ªa con HB, como paraguas pol¨ªtico de la barbarie, que no comparten la violencia, la muerte, la persecuci¨®n. A todos ellos les digo que la sociedad vasca no les pide que abandonen sus leg¨ªtimas ideas: s¨®lo les pedimos que las defiendan democr¨¢ticamente, con firmeza, con determinaci¨®n, pero respetando las libertades de todos los dem¨¢s.
La Declaraci¨®n de Gernika recoge, por lo dem¨¢s, el sentimiento que como lehendakari he podido recoger en los m¨²ltiples contactos que he mantenido con las fuerzas pol¨ªticas, sociales y culturales vascas. E, incluso, de las opiniones de otros grupos de fuera de nuestra comunidad. Todo este bagaje de opiniones y actitudes me llev¨® a condensar en seis puntos un compromiso por la vida y la libertad.
Primero: Nuestro compromiso con la defensa del derecho a la vida y las libertades de todas las personas y, en consecuencia, nuestro rechazo a todo tipo de violencia. El respeto debido a los derechos inviolables de todos los seres humanos, a su integridad f¨ªsica y moral y a su libertad de expresi¨®n, constituyen la ¨²nica base firme sobre la que asentar una convivencia aut¨¦nticamente humana y cualquier proyecto pol¨ªtico leg¨ªtimo.
Segundo: Nuestro compromiso de defender y garantizar el ejercicio de los derechos y las libertades de todos y cada uno de nuestros conciudadanos y conciudadanas. Libertad para vivir sin la amenaza de la coacci¨®n, de la persecuci¨®n y del asesinato, de forma que el conjunto de los ciudadanos y ciudadanas vascas, sin excepci¨®n, tengan garantizados en nuestra sociedad el ejercicio de todos los derechos humanos que les corresponden como personas.
Libertad, tambi¨¦n, para las ideas, para todas las ideas. Libertad de opci¨®n, libertad de pensamiento, libertad para elegir y libertad para decidir sin imposiciones y sin chantajes.
Tercero: Nuestro compromiso de activa solidaridad y de reconocimiento ¨¦tico, pol¨ªtico, social y material a todas las personas que han sufrido y sufren las consecuencias de la violencia, la intolerancia y el terrorismo, en cualquiera de sus manifestaciones. La solidaridad y la cercan¨ªa con las v¨ªctimas es una obligaci¨®n social ineludible, consecuencia necesaria de la dignidad humana, que estamos dispuestos a defender con absoluta determinaci¨®n.
Cuarto: Nuestro compromiso para desarrollar, adem¨¢s de las medidas leg¨ªtimas de que dispone un Estado de derecho para defender la libertad y la seguridad de las personas, cuantas iniciativas contribuyan a crear las condiciones precisas para lograr el final dialogado de la violencia, la normalizaci¨®n pol¨ªtica y la reconciliaci¨®n en el seno de nuestra sociedad.
Quinto: Nuestro compromiso con el di¨¢logo y la no-violencia. Porque la sociedad vasca no pide a nadie que renuncie a sus ideas, le exige que las defienda, ¨²nica y exclusivamente, a trav¨¦s de la pol¨ªtica y de la democracia.
Sexto: Nuestro compromiso para difundir y transmitir al mundo entero esta Declaraci¨®n de Gernika, para que sea conocido universalmente el verdadero sentir del pueblo vasco. Un pueblo abierto y solidario que ha demostrado a lo largo de la historia su firme compromiso a favor de la paz, la libertad, la justicia y la dignidad humana.
?stos son nuestros compromisos y, estoy seguro, que el de una inmensa mayor¨ªa de vascos y vascas de buena fe que creen, adem¨¢s, que s¨®lo hay una manera de avanzar y lograr la paz: dialogar ya.
Juan Jos¨¦ Ibarretxe es lehendakari de Euskadi.
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