De la alcald¨ªa al calabozo
V¨¦lez Rubio celebra una antigua tradici¨®n en la que un falso edil encarcela a todo el que quiere
La primera vez que Amador Ca?abate pis¨® una c¨¢rcel ten¨ªa cuatro a?os. Aquella experiencia le cost¨® un r¨ªo de l¨¢grimas que no evitaron, sin embargo, que en otras muchas ocasiones volviera a pasar por el mismo trance. Pero las tornas han cambiado y hoy es ¨¦l quien decide, cada 28 de diciembre, qui¨¦n debe ser encarcelado en V¨¦lez Rubio, un pueblo del norte de Almer¨ªa amante de sus tradiciones. Y es que, para eso Amador Ca?abate es el alcalde. Aunque s¨®lo sea por un d¨ªa al a?o.Con capa, bast¨®n de mando y sombrero de copa, este particular alcalde y su s¨¦quito de guindillas (unos fingidos polic¨ªas municipales que responden al nombre con el que el pueblo designaba a esa autoridad hace a?os) salen a las calles todos los a?os, el D¨ªa de los Inocentes, para velar por la fiesta.
Por eso, su primer cometido, despu¨¦s de hacer un pasacalles arropado por una nutrida banda de m¨²sicos, es multar a todo aquel que se atreva a trabajar en una jornada tan especial. En la empresa le acompa?a la alcaldesa, Consuelo Benavente.
La tradici¨®n impone que hacia las 12.30, una vez que finaliza la misa en la Iglesia de la Encarnaci¨®n, tenga lugar el traspaso de poderes del alcalde que lo es durante todo el a?o a aquel que se empe?a en usurpar su puesto siempre en la misma fecha.
A partir de ese momento, una vez le¨ªdo un preg¨®n cuajado de cr¨ªticas e iron¨ªas, el nuevo edil comienza a ordenar encarcelaciones por los motivos m¨¢s peregrinos. El primero de la lista es, quiz¨¢s por aquello de la competencia, el que acaba de pasarle los tiestos al autoritario nuevo alcalde.
No obstante, apresar ayer a Gin¨¦s Romero, del partido independiente, no result¨® tarea f¨¢cil. Logr¨® retrasar el castigo que lo enviaba de la alcald¨ªa al calabozo camufl¨¢ndose entre los curiosos. Pero, una vez descubierto, ni la fren¨¦tica carreras de huida pudieron evitar un final que compartieron, despu¨¦s, la mayor¨ªa de sus vecinos.
La destituci¨®n de Gin¨¦s Romero como alcalde fue ayer un motivo m¨¢s para contribuir a los dict¨¢menes de la tradici¨®n en V¨¦lez Rubio. Pero ten¨ªa algo de entrenamiento previo, ya que, iron¨ªas del destino, Romero deber¨¢ dejar su puesto a principios de a?o para dar paso a Miguel Mart¨ªnez y cumplir as¨ª con el pacto electoral que populares e independientes realizaron en las ¨²ltimas elecciones por el que se turnar¨ªan en la alcald¨ªa.
La participaci¨®n es uno de los rasgos que m¨¢s distinguen a esta tradici¨®n, que se remonta a la la Reconquista. Normalmente los presos se lo toman con filosof¨ªa, pero no siempre ha sido as¨ª.
Ca?abate, que lleva 12 a?os encarnando el mismo papel de edil suplantador, a¨²n recuerda la indignaci¨®n que se adue?¨® de sus paisanos por la falta de humor de un for¨¢neo. "Fue durante el franquismo. Un a?o lleg¨® por el pueblo un juez y, cumpliendo con la tradici¨®n, lo encarcelaron, pero le sent¨® faltal. Al d¨ªa siguiente envi¨® a la Guardia Civil para que metiera en prisi¨®n a quien lo hab¨ªa encarcelado a ¨¦l. A partir de eso pasaron unos a?os en los que nadie quer¨ªa ser alcalde por un d¨ªa", rememora Ca?abate.
El tiempo ha ido dotando a la fiesta de ciertas remodelaciones. As¨ª, se han sustitu¨ªdo los calabozos de verdad, de donde antes no se sal¨ªa sin pagar una cantidad simb¨®lica, por unos s¨®tanos del Ayuntamiento que esperan al preso con las m¨¢s apetecibles viandas.
Quiz¨¢s es eso lo que hace que algunas personas, a las que el alcalde por un d¨ªa ordena llevar a la c¨¢rcel, no opongan excesiva resistencia a la hora de ser detenidos por los guindillas. O quiz¨¢s sea el deseo de todo un pueblo por fomentar una antiqu¨ªsima tradici¨®n que este a?o, por primera vez, ha sido reconocida como fiesta local.
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