Un mal tratado para la Uni¨®n
En Niza, como en Amsterdam, no se han resuelto los problemas pol¨ªticos de la Uni¨®n Europea
,La presidencia francesa de la UE hab¨ªa elegido como lema Preferimos la crisis a un mal tratado. Una vez pasada la cumbre de Niza no son pocos quienes creen que el tratado firmado en la capital de la Costa Azul es tan malo que no servir¨¢ ni tan s¨®lo para evitar la crisis. Por ejemplo, el riesgo de par¨¢lisis sigue ah¨ª, pues en materia de armonizaci¨®n fiscal los brit¨¢nicos han logrado que, para aprobar cualquier iniciativa, se mantenga en pie la exigencia de unanimidad, al igual que en lo referido a cuestiones sociales. El Reino Unido guarda, pues, para s¨ª su papel de caballo de Troya del ultraliberalismo de la misma manera que los franceses seguir¨¢n en sus trece en lo referido a la "excepci¨®n cultural"; los alemanes controlaran la pol¨ªtica de asilo, y los espa?oles conservan el derecho de veto, al menos hasta el a?o 2007, en lo relativo a las ayudas regionales.
Otro fiasco: los futuros 27 comisarios. Si Maastricht obtuvo que en el directorio del Banco Europeo s¨®lo figurasen seis personas, ni Amsterdam ni Niza han logrado que los comisarios europeos pasen a representar intereses colectivos al margen de su pertenencia nacional. De ah¨ª la inflaci¨®n de la n¨®mina. Hace tres a?os, el caballo europeo rehus¨® saltar varios obst¨¢culos. En Niza, el caballo, a pesar del reconocido prestigio europe¨ªsta de Par¨ªs, no ha mejorado el resultado. Algunos han se?alado que iba montado por dos jinetes -Chirac y Jospin- y que cada uno tiraba de las riendas como quer¨ªa.
Conviene no olvidar, sin embargo, que la agenda con que se lleg¨® a Niza era muy gruesa. Cuestiones como la creaci¨®n de la sociedad an¨®nima europea, que llevaba 30 a?os esperando, qued¨® resuelta; las cooperaciones reforzadas han visto la luz verde aunque sea bajo ciertas condiciones; la Carta Europea de Derechos Fundamentales, aunque a¨²n no tiene un estatuto jur¨ªdico definitivo, servir¨¢ de referente constitucional com¨²n para los pa¨ªses que la asuman; la Europa de la Defensa se ha dotado de una fuerza de intervenci¨®n r¨¢pida de 60.000 hombres capaz de actuar de manera eficaz en crisis como la que ha conocido el continente en los Balcanes. Son logros importantes que pasan desapercibidos ante la magnitud de un fracaso pol¨ªtico que se repite.
Jacques Chirac lament¨® en Niza que Europa careciera de "visionarios". La verdad es que el absentismo de Romano Prodi ha puesto a¨²n m¨¢s de relieve la importancia que han tenido personalidades como Jacques Delors a la hora de hacer progresar el esp¨ªritu comunitario. A Niza los distintos pa¨ªses acudieron como quien va a jugar una competici¨®n de todos contra todos. De ah¨ª que la contabilidad de votos y habitantes que el presidente espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, hizo en el Parlamento fuera para muchos vergonzosa.
La actitud de Jacques Chirac, en el fondo, no fue muy distinta de la del jefe del Ejecutivo espa?ol. Su ¨²nica obsesi¨®n era que Alemania no tuviera un voto m¨¢s que Francia en el Consejo de Ministros. Logr¨® salirse con la suya, salvar el s¨ªmbolo, pero a cambio de que los alemanes introdujeran una ponderaci¨®n del voto respecto a la poblaci¨®n que, en la pr¨¢ctica, pero de manera poco visible, convierte a la Alemania unificada en el pa¨ªs con mayor peso pol¨ªtico de Europa, un peso que tambi¨¦n aparece reforzado en el Parlamento Europeo.
La presidencia bic¨¦fala francesa ha trasladado a Niza sus problemas internos: las presidenciales de 2002, los esc¨¢ndalos que afectan a Chirac como antiguo alcalde de Par¨ªs, ciudad que cambiar¨¢ de alcalde esta primavera. Jospin ha dejado que fuese Chirac quien llevara el peso de la negociaci¨®n, pretendiendo invertir la situaci¨®n que conoce la pol¨ªtica francesa, donde el presidente tambi¨¦n aparece como beneficiario de los logros del Ejecutivo en, por ejemplo, la lucha contra el paro. Jospin ha anunciado que revelar¨ªa su programa europeo antes de que acabe enero de 2001. Sin duda volver¨¢ a mostrarse cr¨ªtico -"a fin de cuentas, este Tratado no ser¨¢ el ¨²ltimo de la historia de Europa", ya dijo en Niza- y har¨¢ propuestas interesantes, pero con eso no borrar¨¢ la sensaci¨®n de oportunidad perdida. Los obst¨¢culos siguen ah¨ª.
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