Diario del desastre
Al poco de permanecer en el s¨®tano, soltamos por impaciencia una paloma que regres¨® enseguida con expresi¨®n de horror y el envoltorio de un mazap¨¢n en la boca, de donde dedujimos que la Navidad deb¨ªa estar en su apogeo. Mi familia y yo hab¨ªamos decidido no abandonar el refugio antinuclear hasta que el animal regresase con la etiqueta de unos pantalones vaqueros en la que hubiera un precio antiguo y otro actual, lo que significar¨ªa que hab¨ªan comenzado las Rebajas. Las Rebajas vienen despu¨¦s de la Navidad como la sequ¨ªa tras el diluvio, y sirven para conocer el verdadero precio de la cosas. El sexto o el s¨¦ptimo d¨ªa soltamos de nuevo la paloma y esta vez regres¨® con una careta de Aznar, lo que quer¨ªa decir que el mercadillo de la plaza Mayor continuaba abierto. De todos modos, llegamos a la conclusi¨®n de que hab¨ªa pasado lo peor, la Nochebuena, y que la Nochevieja no pod¨ªa estar lejos. Mi hijo mayor insinu¨® que habiendo pasado el 24, que era la jornada m¨¢s radiactiva, quiz¨¢ el aire se hubiera vuelto respirable y pudi¨¦ramos aventurarnos a dar una vuelta. Pero yo dije que hasta las Rebajas no se mov¨ªa nadie del s¨®tano y sorprendentemente me hicieron caso.Permanec¨ªamos unidos al exterior, adem¨¢s de por la paloma, por un aparato de radio cuyas noticias le pon¨ªan a uno los pelos de punta. As¨ª, desde que el esp¨ªritu de la Navidad hubiera comenzado a devastar la regi¨®n, un fraile hab¨ªa apu?alado a otro, suicid¨¢ndose luego en el Retiro, y la polic¨ªa hab¨ªa encontrado un cad¨¢ver descuartizado dentro de un arc¨®n congelador. Tambi¨¦n hab¨ªa aparecido una v¨¦rtebra del peque?o Jonathan, y el colapso circulatorio hab¨ªa llegado al punto de que para atravesar los cien metros que hay de un lado a otro de la plaza de Castilla era preciso invertir 45 minutos. El Samur atendi¨® a 50 j¨®venes por intoxicaci¨®n et¨ªlica en un solo d¨ªa y un hombre de 72 a?os apu?al¨® a otro de 66 en la estaci¨®n de Atocha.
El esp¨ªritu de la Navidad se extend¨ªa como un reguero de p¨®lvora. El atracador de un bar mor¨ªa al dispararse su arma tras forcejear con un cliente y el fiscal de Medio Ambiente investigaba la muerte por envenenamiento de 14 ¨¢guilas y 18 buitres negros. Nosotros, como hab¨ªamos perdido intencionadamente la noci¨®n del tiempo para no sentir la nostalgia del mal, ignor¨¢bamos cu¨¢ndo suced¨ªan unas cosas y cu¨¢ndo otras, pero lo cierto es que en un momento dado o¨ªmos que la Comunidad hab¨ªa autorizado tres macrofiestas para la Nochevieja. Hasta el perro se qued¨® espantado al escuchar la noticia. Llevaba varios d¨ªas hecho un ovillo debajo de una tuber¨ªa, porque le dan p¨¢nico los petardos, y asoci¨® el t¨¦rmino macrofiesta con m¨¢s ruido. Le acarici¨¦ el lomo, asegur¨¢ndole que pronto llegar¨ªan las Rebajas, pero no dej¨® de temblar durante las siguientes horas.
Nosotros tampoco. Dijeron que hab¨ªa atascos en la N-VI y retrasos en Barajas. En un todo a cien de Vallecas aparec¨ªan casi 30.000 unidades pirot¨¦cnicas de las que espantan a los perros y matan a las personas cuando estallan al un¨ªsono. Pero no todo era malo: la polic¨ªa ped¨ªa perd¨®n a un hombre al que hab¨ªa confundido con un homicida. "Se trata de un error involuntario y la Jefatura pide, por tanto, disculpas al afectado" (hasta aqu¨ª la nota), que hab¨ªa sido detenido sin contemplaciones en consonancia con el esp¨ªritu navide?o caracter¨ªstico de estas fechas tan se?aladas, a?ado yo. La lluvia duplicaba las actuaciones de los bomberos por inundaciones y apagones de luz, y un coronel retirado asesinaba a su ex mujer de dos tiros procediendo seguidamente a matarse a s¨ª mismo de uno solo. Seg¨²n testimonios de los vecinos, y como ya viene siendo habitual, el homicida era un hombre perfectamente normal, muy educado y todo eso. Se comprende: una persona un poco anormal (yo mismo) tendr¨ªa tanto p¨¢nico al esp¨ªritu de la Navidad que habr¨ªa desaparecido del mapa hasta el advenimiento de las Rebajas, evitando as¨ª la ocasi¨®n de cometer atrocidades.
No s¨¦ si es lunes, o martes, o domingo. Pasamos mucho tiempo a oscuras para perder tambi¨¦n la noci¨®n del espacio. No saber d¨®nde estamos nos ayuda a ignorar qui¨¦nes somos, aunque el perro presiente los movimientos tel¨²ricos con una fidelidad sorprendente. Hoy est¨¢ muy inquieto, por lo que calculamos que el mundo exterior debe de encontrarse a punto de ser azotado por la Nochevieja. De ser as¨ª, s¨®lo faltar¨ªan los Reyes para llegar a la tierra prometida de las Rebajas. Nos quedan alimentos para diez d¨ªas y agua para once. Creo que resistiremos.
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