La hora del relevo
En los pr¨®ximos a?os, la mitad de los profesores de espa?ol en Estados Unidos pasar¨¢ a retiro. Una nueva generaci¨®n, con otros fines y m¨¦todos, se har¨¢ cargo de los estudios de una lengua que pertenece tanto a Europa como a Am¨¦rica.
La 116? convenci¨®n anual de la Asociaci¨®n de Lenguas Modernas (MLA) se clausur¨® el s¨¢bado en Washington bajo el imperativo m¨¢s moderno de todos: el del relevo. En los primeros a?os del nuevo milenio, la mitad de los profesores de espa?ol en Estados Unidos pasar¨¢ a retiro y, como siempre, ser¨¢ la hora de los m¨¢s j¨®venes. En estos d¨ªas de invierno bajo cero grados, los fastos del milenio parec¨ªan m¨¢s de clausura que de recomienzos.
A pesar de que la universitaria es una profesi¨®n con escasa vocaci¨®n de retiro, y de que no hay en la academia una edad l¨ªmite para retirarse, los cientos de profesores participantes adquir¨ªan la identidad de su plazo. Algunos se multiplican en las sesiones, otros fatigan los comit¨¦s, pero ante los miles de nuevos candidatos a los puestos abiertos los plazos se aceleran.
Presentado por la presidenta de la Asociaci¨®n, Linda Hutcheon, bajo el lema Plus ?a change plus c'est la m¨ºme chose, la revista del MLA dedic¨® su primer n¨²mero del milenio a su propio pasado. Pero hasta el lugar com¨²n institucional (continuidad y cambio) anuncia que esta es una profesi¨®n beneficiada por el relevo.
Aunque este n¨²mero de una revista usualmente ilegible sea un mausoleo, la historia del MLA, que empieza en 1883, adquiere nuevo sentido en un art¨ªculo de James Fern¨¢ndez sobre los or¨ªgenes del estudio de la lengua espa?ola en Estados Unidos. En efecto, esos estudios est¨¢n 'inextricablemente ligados a los procesos geopol¨ªticos y demogr¨¢ficos del hemisferio americano'. Lo mismo se puede decir de la actual hegemon¨ªa del ingl¨¦s, si bien es posible que en este milenio los relevos incluyan el espa?ol en las publicaciones del MLA.
La presidenta comenta que el 'espa?ol es hoy d¨ªa a la vez europeo y americano', cosa que siempre ha sido. Podr¨ªa haber dicho m¨¢s, despu¨¦s de leer a Fern¨¢ndez: que el espa?ol es hoy de Europa y de las Am¨¦ricas.
De cualquier modo, el futuro (ese deporte estadounidense) ya est¨¢ aqu¨ª para hacerse del nuevo milenio. Despu¨¦s de desembarcar en Washington y comprobar que en esta capital gris todo el mundo habla un espa?ol colorido, los j¨®venes candidatos se someten al ritual de las entrevistas en que tres transitivos profesores los sopesan en la ley de la oferta y la demanda. Tienen que demostrar amor por la ense?anza, vocaci¨®n de investigadores y resignaci¨®n con el servicio. El servicio es la obligaci¨®n de participar en comit¨¦s y en la administraci¨®n, una tarea menor pero fatal a la que, usualmente, se destina a los colegas que no escriben o se repiten sin ¨¦xito. Con todo, el relevo se ha venido convirtiendo en un drama laboral en esta profesi¨®n, y la l¨®gica del mercado consagrada por el MLA alcanza tambi¨¦n al espa?ol. En primer lugar, bajo el actual paradigma de la corporaci¨®n, que ha convertido a los estudiantes en 'clientes' (a algunos en 'clientes especiales'), los departamentos deben su existencia a la rapidez con que sus alumnos se doctoran y consiguen un puesto. Dada la demanda por profesores de lengua espa?ola y literaturas hisp¨¢nicas, la carrera se ha acelerado. Una consecuencia es que la investigaci¨®n tiende a prescindir del archivo y del trabajo de campo y a valorar las tendencias de la hora como bienes de la oferta.
Algunos especialistas en Espa?a o en Am¨¦rica Latina nunca han trabajado en sus bibliotecas, les ha bastado con navegarlas en la red. Pero, en segundo lugar, los administradores est¨¢n cancelando los programas de doctorado que no tienen ¨¦xito en el mercado. Se escucha de estas cancelaciones como partes de una batalla perdida: cerraron Ling¨¹¨ªstica, cay¨® Antropolog¨ªa, cancelaron Literatura Alemana, Esl¨¢vica, Italiana... Otras noticias son de sobrevivencia: refundieron las Lenguas Extranjeras, juntaron Literatura Comparada y Artes Culinarias... O poco menos.
Mayores dilemas enfrenta el relevo cuando se trata de sustituir a la promocion que se retira. ?ltimamente, los administradores deciden que un puesto de catedr¨¢tico se reduzca a un puesto de principiante. Y quiz¨¢ debido a que una o dos promociones de egresados nunca visitaron los fondos de manuscritos de la Biblioteca Nacional ni el Archivo de Sevilla, y mucho menos los archivos eclesi¨¢sticos mexicanos o andinos, el relevo ha declinado en calidad. ?C¨®mo reemplazar, por ejemplo, a mi colega Enrique Pupo-Walker, que se pas¨® la vida entre los archivos y las tertulias antes de editar para siempre a los cronistas de la Utop¨ªa franciscana? Claro que estas promociones intermedias tienen sus propias virtudes, y no todos son meros militantes. Quiz¨¢ no sea casual que en esta convenci¨®n se haya advertido una cierta tendencia al an¨¢lisis productivo, que no quiere ser s¨®lo positivista o relativista, y que busca la actualidad del pasado, su operatividad presente. Se advierte ello en las sesiones dedicadas al siglo XIX latinoamericano, dedicadas a formalizar un campo en el que se hab¨ªan perpetuado los antagonismos de ciudad/campo, civilizaci¨®n/barbarie, Bello/Sarmiento... En la novela espa?ola del XIX, el G¨¦nero fue revisitado, pero esta vez, juiciosamente, junto a la Clase. Lo cual demuestra que la literatura no se lee mejor sola, pero tampoco sin ella.
Tambi¨¦n es cierto que la academia cuanto m¨¢s es la misma, m¨¢s cambia. El hispanismo vive ahora la necesidad de renovar sus m¨¦todos, recuperar su rigor, asumir el reto del mundo hisp¨¢nico presente y hacerse cargo de la nueva ciudadan¨ªa cultural del espa?ol pan-hisp¨¢nico y transatl¨¢ntico. Los m¨¢s j¨®venes, que abandonan Washington hartos del ritual del pasado, responder¨¢n por la posta.
Julio Ortega es profesor en la Universidad de Brown y miembro perpetuo del MLA.
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