Diez indigentes malviven junto al Rastro en un solar repleto de basuras
El solar de Mira el Sol, 22, est¨¢ tapado por una valla met¨¢lica desde el derribo, hace m¨¢s de un a?o, del edificio que lo ocupaba. Pero el pasado verano varios indigentes abrieron una esquina del muro, entraron al terreno e instalaron en ¨¦l sus tiendas de campa?a. Los propietarios de la parcela cerraron el hueco, pero los acampados volvieron a entrar poco despu¨¦s.
Ahora las tiendas de campa?a ni se ven, rodeadas por kilos de basura y cubiertas, para guarecerse del fr¨ªo, con mantas, cartones y tablas. Pero este lugar tercermundista sigue cobijando a un n¨²mero fluctuante de personas de diverso origen (portugueses, marroqu¨ªes, rumanos...). No hay menores, pero s¨ª algunas mujeres.
Dos de los habitantes de este m¨ªsero asentamiento permanec¨ªan en la ma?ana de ayer en sus alrededores, pero no quisieron contar qu¨¦ circunstancias les han llevado a malvivir en ¨¦l. 'La prensa s¨®lo sabe cebarse en nuestra desgracia', comentaron estos dos hombres de mediana edad, meti¨¦ndose acto seguido en sus chabolas.
Cada ma?ana desayunan en el bar situado frente al solar. 'Tienen un trato correcto, pero ni yo les pregunto por su vida ni ellos me la cuentan', asegura el due?o del establecimiento. 'Van sucios, pero no es de extra?ar viviendo en las condiciones que viven', a?ade. Este hostelero explica que entre las personas cobijadas en este improvisado y s¨®rdido campamento hay algunos que venden por la zona objetos que encuentran en la basura.
Fernando de la Pe?a, vecino del edificio colindante con el solar, explica que sus moradores no causan problemas en el barrio, a excepci¨®n de algunas broncas con gritos y voces destempladas. 'Algunas noches ha tenido que venir la polic¨ªa porque beben mucho y montan gresca entre ellos. Tambi¨¦n alguna vez ha habido que avisar a los bomberos por las fogatas que encienden', asegura. 'Pero lo que tememos es que la situaci¨®n se agrave porque, aunque por ahora no son muchos, cada vez viene m¨¢s gente a dormir a este solar y cada vez se acumula en ¨¦l m¨¢s basura. Si seguimos as¨ª, en verano el olor ser¨¢ insoportable', concluye.
Desperdicios
Los comerciantes de una tienda de comida ¨¢rabe y de una almoneda situadas junto al campamento tambi¨¦n insisten en que sus moradores no les causan problema alguno. Pero se muestran alarmados por las p¨¦simas condiciones de vida del asentamiento y por su suciedad. 'La basura no la producen s¨®lo los habitantes del solar; tambi¨¦n hay vecinos que tiran desperdicios', explican.
El concejal Mart¨ªnez Serrano puntualiza que, a veces, los servicios sociales se ven impotentes: 'No s¨¦ si es el caso de Mira el Sol, pero hay personas que, por su condici¨®n de inmigrantes irregulares o por otras razones, huyen de la ayuda institucional', afirma.
Los responsables de los albergues madrile?os para indigentes vienen advirtiendo al Ayuntamiento desde hace dos a?os de la necesidad de crear m¨¢s refugios para atender a los nuevos grupos de personas sin hogar, como inmigrantes, toxic¨®manos e indigentes con deterioro mental.
La Comunidad prev¨¦ abrir este a?o 135 plazas en pensiones y residencias para extranjeros en situaci¨®n de emergencia y un albergue para toxic¨®manos en el poblado marginal vallecano de Las Barranquillas. El Consistorio proyecta 30 nuevas camas en el refugio de Mayorales (Casa de Campo). Pero, por ahora, el n¨²mero de plazas en albergues es pr¨¢cticamente el mismo que hace un lustro y desde que comenz¨® el fr¨ªo est¨¢n ocupadas al m¨¢ximo.
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