Los puntapi¨¦s del joven Fischer
Unas viejas fotos del ministro en las que golpea a un polic¨ªa reabren en Alemania el debate sobre el pasado de sus pol¨ªticos
La atm¨®sfera ahogante de los setenta, las violentas manifestaciones contra el orden burgu¨¦s o la guerra de Vietnam, las ocupaciones de viviendas y las acciones terroristas de la Rote Armee Fraktion (RAF) se han colado en el presente de Alemania gracias al poder evocador de la secuencia fotogr¨¢fica que ha publicado el semanario Stern. En ella, el actual ministro de Exteriores, el verde Joschka Fischer, protegido con un casco de motorista y acompa?ado de otros j¨®venes, alza el pu?o contra un agente de la polic¨ªa y le propina un puntapi¨¦. Sucedi¨® en abril de 1973 durante una batalla callejera entre las fuerzas del orden y ocupantes de viviendas en Francfort.
Fischer, que tiene hoy 52 a?os, pertenec¨ªa a una de las organizaciones llamadas Putzgruppe (traducible por 'brigadas de limpieza'), con amplia experiencia de lucha contra la violencia institucional, que era percibida como la defensa de un orden opresivo y continuador del nazismo. Seg¨²n Stern, la secuencia fue descubierta por Bettina R?hl, una periodista que prepara un libro sobre aquella ¨¦poca. R?hl es la hija de Ulrike Meinhof, dirigente del grupo terrorista Baader-Meinhof.
Junto a las im¨¢genes, el ministro da una larga entrevista en la que explica su evoluci¨®n personal, su actitud hacia la violencia y su relaci¨®n con otros izquierdistas de la ¨¦poca que acabaron derivando hacia el terrorismo. Las confesiones preventivas de Fischer son parte de la puesta en escena de su comparecencia el 16 de enero ante el tribunal que juzga a Hans-Joachim Klein, uno de los participantes en el asalto a la sede de la OPEP en Viena en diciembre de 1975.
Klein era el mec¨¢nico del coche de Fischer y transport¨® en este veh¨ªculo un arma que sirvi¨® para asesinar al responsable de Econom¨ªa del land de Hesse, Heinz-Herbert Karry. Fischer asegura que no le habr¨ªa dejado el coche a Klein si hubiera sabido que iba a transportar armas. Afirma tambi¨¦n que Klein no estar¨ªa hoy ante los tribunales si en lugar de haberse mezclado con los activistas de la RAF y las C¨¦lulas Revolucionarias, hubiera permanecido en los c¨ªrculos en los que militaban por entonces ¨¦l y el actual diputado verde del Parlamento Europeo Daniel Cohn-Bendit. El ministro asegura no haber disparado nunca un arma, ni haber lanzado un c¨®ctel m¨®lotov, pero dice aceptar la violencia como ¨²ltimo recurso, cuando se trata de luchar por la vida o la libertad. Confiesa que la sensaci¨®n de poder que se siente cuando se ejerce la violencia f¨ªsica resulta 'seductora' para los j¨®venes. Reitera que no ha sido ni ser¨¢ nunca un pacifista, un argumento que ya hab¨ªa dado en la primavera de 1999 cuando justificaba el ataque de la OTAN contra Serbia.
El ministro ha atendido la petici¨®n del sindicato de la polic¨ªa y se ha disculpado p¨²blicamente ante el agente a quien golpe¨® y todos aquellos a quienes pudo perjudicar. Rompiendo los h¨¢bitos establecidos, tras una entrevista con el ministro de Exteriores de Israel, Shlomo Ben-Ami, Fischer provoc¨® incluso a los periodistas para que le hicieran preguntas sobre su biograf¨ªa.
Su pasado en los ambientes izquierdistas de Francfort ha sido investigado con minuciosidad, tanto por los autores de estudios como por la Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica (CDU) de Hesse, que, en v¨ªspera de elecciones habr¨ªan difundido datos comprometedores del ministro de haberlos encontrado. En Alemania, los debates sobre el pasado se repiten de forma c¨ªclica, sin que ello quiera decir que sirvan para esclarecer las verdades de turno o para darles nuevos matices. Algunos pol¨ªticos de la CDU (ninguno de primera fila) han pedido la dimisi¨®n de Fischer, pero las manifestaciones de solidaridad recibidas por Fischer superan a las cr¨ªticas. El proceso contra Klein trae a la memoria tanto las secuelas del 68 como la evoluci¨®n de aquellos j¨®venes que cre¨ªan en la revoluci¨®n y hoy est¨¢n establecidos. Los miembros del Gobierno son un buen ejemplo y tienen tambi¨¦n sus fotograf¨ªas: el canciller Gerhard Schr?der, por ejemplo, puede mirar la instant¨¢nea que le muestra con su defendido, el ex terrorista de la RAF Horst Mahler, un hombre que, en otra fant¨¢stica evoluci¨®n personal, es hoy el ide¨®logo m¨¢s significativo de la extrema derecha alemana. El ministro del Interior, el socialdem¨®crata Otto Schily, un antiguo verde y abogado de ex terroristas, puede verse llevado en volandas por un grupo de agentes. La foto es utilizada por el sindicato de polic¨ªa que, con cierto sentido del humor, reprocha al ministro regatear el sueldo y condiciones laborales a quienes antes le llevaban a hombros.La atm¨®sfera ahogante de los setenta, las violentas manifestaciones contra el orden burgu¨¦s o la guerra de Vietnam, las ocupaciones de viviendas y las acciones terroristas de la Rote Armee Fraktion (RAF) se han colado en el presente de Alemania gracias al poder evocador de la secuencia fotogr¨¢fica que ha publicado el semanario Stern. En ella, el actual ministro de Exteriores, el verde Joschka Fischer, protegido con un casco de motorista y acompa?ado de otros j¨®venes, alza el pu?o contra un agente de la polic¨ªa y le propina un puntapi¨¦. Sucedi¨® en abril de 1973 durante una batalla callejera entre las fuerzas del orden y ocupantes de viviendas en Francfort.
Fischer, que tiene hoy 52 a?os, pertenec¨ªa a una de las organizaciones llamadas Putzgruppe (traducible por 'brigadas de limpieza'), con amplia experiencia de lucha contra la violencia institucional, que era percibida como la defensa de un orden opresivo y continuador del nazismo. Seg¨²n Stern, la secuencia fue descubierta por Bettina R?hl, una periodista que prepara un libro sobre aquella ¨¦poca. R?hl es la hija de Ulrike Meinhof, dirigente del grupo terrorista Baader-Meinhof.
Junto a las im¨¢genes, el ministro da una larga entrevista en la que explica su evoluci¨®n personal, su actitud hacia la violencia y su relaci¨®n con otros izquierdistas de la ¨¦poca que acabaron derivando hacia el terrorismo. Las confesiones preventivas de Fischer son parte de la puesta en escena de su comparecencia el 16 de enero ante el tribunal que juzga a Hans-Joachim Klein, uno de los participantes en el asalto a la sede de la OPEP en Viena en diciembre de 1975.
Klein era el mec¨¢nico del coche de Fischer y transport¨® en este veh¨ªculo un arma que sirvi¨® para asesinar al responsable de Econom¨ªa del land de Hesse, Heinz-Herbert Karry. Fischer asegura que no le habr¨ªa dejado el coche a Klein si hubiera sabido que iba a transportar armas. Afirma tambi¨¦n que Klein no estar¨ªa hoy ante los tribunales si en lugar de haberse mezclado con los activistas de la RAF y las C¨¦lulas Revolucionarias, hubiera permanecido en los c¨ªrculos en los que militaban por entonces ¨¦l y el actual diputado verde del Parlamento Europeo Daniel Cohn-Bendit. El ministro asegura no haber disparado nunca un arma, ni haber lanzado un c¨®ctel m¨®lotov, pero dice aceptar la violencia como ¨²ltimo recurso, cuando se trata de luchar por la vida o la libertad. Confiesa que la sensaci¨®n de poder que se siente cuando se ejerce la violencia f¨ªsica resulta 'seductora' para los j¨®venes. Reitera que no ha sido ni ser¨¢ nunca un pacifista, un argumento que ya hab¨ªa dado en la primavera de 1999 cuando justificaba el ataque de la OTAN contra Serbia.
El ministro ha atendido la petici¨®n del sindicato de la polic¨ªa y se ha disculpado p¨²blicamente ante el agente a quien golpe¨® y todos aquellos a quienes pudo perjudicar. Rompiendo los h¨¢bitos establecidos, tras una entrevista con el ministro de Exteriores de Israel, Shlomo Ben-Ami, Fischer provoc¨® incluso a los periodistas para que le hicieran preguntas sobre su biograf¨ªa.
Su pasado en los ambientes izquierdistas de Francfort ha sido investigado con minuciosidad, tanto por los autores de estudios como por la Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica (CDU) de Hesse, que, en v¨ªspera de elecciones habr¨ªan difundido datos comprometedores del ministro de haberlos encontrado. En Alemania, los debates sobre el pasado se repiten de forma c¨ªclica, sin que ello quiera decir que sirvan para esclarecer las verdades de turno o para darles nuevos matices. Algunos pol¨ªticos de la CDU (ninguno de primera fila) han pedido la dimisi¨®n de Fischer, pero las manifestaciones de solidaridad recibidas por Fischer superan a las cr¨ªticas. El proceso contra Klein trae a la memoria tanto las secuelas del 68 como la evoluci¨®n de aquellos j¨®venes que cre¨ªan en la revoluci¨®n y hoy est¨¢n establecidos. Los miembros del Gobierno son un buen ejemplo y tienen tambi¨¦n sus fotograf¨ªas: el canciller Gerhard Schr?der, por ejemplo, puede mirar la instant¨¢nea que le muestra con su defendido, el ex terrorista de la RAF Horst Mahler, un hombre que, en otra fant¨¢stica evoluci¨®n personal, es hoy el ide¨®logo m¨¢s significativo de la extrema derecha alemana. El ministro del Interior, el socialdem¨®crata Otto Schily, un antiguo verde y abogado de ex terroristas, puede verse llevado en volandas por un grupo de agentes. La foto es utilizada por el sindicato de polic¨ªa que, con cierto sentido del humor, reprocha al ministro regatear el sueldo y condiciones laborales a quienes antes le llevaban a hombros.
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