Memoria y olvido
Cortaron en pocas semanas de 1998 14.000 ¨¢lamos sanos en la Sierra de Baza, con el permiso de las autoridades de la Junta, que dec¨ªan limpiar choperas para repoblar el bosque, fil¨®n de empresarios madereros. Un bosque se parece a la memoria personal: crece despacio. El arquitecto ?scar Tusquets recuerda en alg¨²n escrito un jard¨ªn de Inglaterra donde, enfermos los ¨¢lamos antiguos, el propietario plantaba ¨¢lamos nuevos para verlos arriba ma?ana mismo, es decir, dentro de 50 a?os: qu¨¦ distinto este jard¨ªn, dice el arquitecto, de los jardinazos de Marbella, jardines de efecto inmediato, huertos de imposibles ¨¢rboles sin paciencia ni memoria, plantados bien altos y viejos desde el primer d¨ªa.
El paso del tiempo es fundamental para hacer un jard¨ªn y para que se haga una persona. Pero por aqu¨ª desconfiamos del pasado, que, a nuestro parecer, s¨®lo pesa. Aqu¨ª importa poco tirar una casa o cortar un ¨¢rbol. Hemos sufrido una galopante ansia de olvido en Andaluc¨ªa, tierra conquistada, despreciada en el fondo por el conquistador: como si el olvido de las v¨ªctimas, a quienes les espanta mirar atr¨¢s, coincidiera con el olvido de los criminales, que ya tienen un ojo en el ma?ana. La memoria es responsabilidad, el olvido limpia. Los poderosos poseen el monopolio y el arte del olvido de efecto inmediato, olvido feroz, veloz como esos jardines de Marbella que deploraba el arquitecto Tusquets.
Leo en el d¨ªa de Reyes la historia del soldado de Sevilla Antonio Gonz¨¢lez, que pas¨® por Macedonia y volvi¨® para que en Sevilla lo enterraran. Soldados de Italia, Portugal y B¨¦lgica, murieron de leucemia despu¨¦s de servir en los Balcanes, como Antonio Gonz¨¢lez. Ahora sabemos que Estados Unidos utiliz¨® en Bosnia, Serbia y Kosovo proyectiles de uranio empobrecido, que, adem¨¢s de matar directamente, est¨¢n estudiados para envenenar el aire. En Macedonia, fronteriza con Kosovo, pas¨® Antonio Gonz¨¢lez cinco meses antes de morir de leucemia en octubre pasado. No hay pruebas de que el uranio fuera la causa de su mal.
La aviaci¨®n de Estados Unidos lanz¨® humanitariamente unos 11.000 obuses de uranio en Sarajevo y 31.000 en Kosovo, donde se lanzaron menos que en Serbia, pero Estados Unidos neg¨® en su d¨ªa el uso de proyectiles de uranio, reconocido despu¨¦s por la OTAN. Ahora Estados Unidos dice que no hay relaci¨®n entre los soldados muertos y el uranio de los obuses. Habr¨¢ que investigar, sin prejuicios. Prueba de que no hay prejuicios, es el juicio certero de nuestro ministro de Defensa y su jefe de Estado Mayor: mientras anuncian que se investiga e investigar¨¢ el caso, ya saben que la muerte del soldado de Sevilla no tiene nada que ver con los Balcanes. El soldado no estaba exactamente en la zona que bombardearon los aliados. ?Qu¨¦ ser¨¢ de qui¨¦nes estaban en la zona?
La Legi¨®n midi¨® en Kosovo, hace dos veranos, la radiaci¨®n de las ¨¢reas donde operan soldados espa?oles, y encontraron niveles normales, similares a los de Almer¨ªa. Pero, muy cerca, la ONU detect¨® radiaci¨®n excesiva en zonas bombardeadas, contaminadas el agua y la vegetaci¨®n. ?Podr¨¢ la humanitaria OTAN arrancar esas malas hierbas? S¨¦ que procurar¨¢n que olvidemos pronto, cuanto antes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.