Pascua Militar
La Pascua Militar, que bajo la presidencia del Rey se celebra cada a?o en coincidencia con el d¨ªa de Reyes, suele dar ocasi¨®n para una reflexi¨®n p¨²blica sobre los problemas de las Fuerzas Armadas. La circunstancia de que acaben de cumplirse 25 a?os de la coronaci¨®n de don Juan Carlos se ha querido aprovechar para dar a la tradicional fiesta militar de la Epifan¨ªa (palabra que significa manifestaci¨®n) un relieve especial. La efem¨¦ride coincide adem¨¢s con el a?o en que debe culminar la sustituci¨®n del Ej¨¦rcito de reemplazo por uno plenamente profesional.
En su discurso, el Rey record¨® ayer que hace 25 a?os pidi¨® a los militares que miraran preferentemente hacia el futuro. Eran momentos de incertidumbre y de esperanza, en los que todas las miradas y no pocos temores estaban puestos en el Ej¨¦rcito. Los temores estaban justificados, como se comprobar¨ªa el 23 de febrero de 1981; pero las esperanzas, tambi¨¦n. Hoy, los soldados espa?oles forman parte de misiones de paz, intervenci¨®n y mediaci¨®n internacional, lo que plantea problemas diversos, pero que nada tienen que ver con los de hace un cuarto de siglo. Que la principal inquietud del momento en materia militar sea hoy el llamado s¨ªndrome de los Balcanes, compartido con otros pa¨ªses democr¨¢ticos, indica que subsisten los problemas, pero que ya no existe el problema militar como tal.
Los cambios son evidentes. En primer lugar, la vinculaci¨®n con la sociedad, basada m¨¢s en el temor que en el respeto, ha sido sustituida por una relaci¨®n de confianza. La Constituci¨®n de 1978 acab¨® con la tradicional concepci¨®n del Ej¨¦rcito como elemento central de control del orden p¨²blico y ocupaci¨®n del territorio. Acab¨® tambi¨¦n con la autonom¨ªa de las Fuerzas Armadas para definir su propia funci¨®n. La Constituci¨®n les atribuye la defensa de la 'soberan¨ªa e independencia de Espa?a, su integridad territorial y el ordenamiento constitucional', pero es el poder emanado de las urnas el que define esos conceptos y dirige en funci¨®n de ello la actuaci¨®n militar.
En segundo lugar, aquel Ej¨¦rcito masivo y poco operativo de mediados de los setenta ha sido sustituido por uno mucho m¨¢s reducido (de poco m¨¢s de 100.000 soldados, un tercio de los que hab¨ªa hace un cuarto de siglo) y organizado con criterios de eficacia militar. Pero la profesionalizaci¨®n de las Fuerzas Armadas ha obedecido en su origen a razones m¨¢s sociol¨®gicas que militares: sencillamente, los j¨®venes europeos de hoy no est¨¢n dispuestos a dedicar un a?o de su vida al Ej¨¦rcito. Incluso existe un problema de reclutamiento de soldados profesionales, que seguramente agravar¨¢ la alarma creada por la hipot¨¦tica relaci¨®n entre las armas empleadas por la OTAN en Yugoslavia y la leucemia. Ni siquiera est¨¢ descartada la posibilidad de que pueda alg¨²n d¨ªa plantearse la contrataci¨®n de trabajadores inmigrantes para determinadas tareas dentro de las Fuerzas Armadas, como ocurre ya en algunos pa¨ªses.
As¨ª lo admit¨ªa ayer, como mera hip¨®tesis, en una entrevista, el nuevo jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante general Antonio Moreno Barber¨¢. Y no deja de ser otro s¨ªntoma del cambio producido que los nombres de los miembros de la c¨²pula militar sean hoy desconocidos para el p¨²blico, a diferencia de lo que ocurr¨ªa hace 25 a?os. Hoy, de los jefes militares se espera profesionalidad, y nadie se preocupa por lo que puedan pensar personalmente del aborto o de los comunistas. En 1976 importaba mucho.
El Rey reconoci¨® ayer 'las renuncias, personales y profesionales', de muchos militares para hacer posible esa modernizaci¨®n y adaptaci¨®n a la democracia del Ej¨¦rcito que la Monarqu¨ªa parlamentaria hered¨® del franquismo. Es un reconocimiento justo, como lo es, con doble motivo, el de la disciplina con que los miembros de las Fuerzas Armadas -con cerca de un centenar de v¨ªctimas desde 1975- han reaccionado a la provocaci¨®n terrorista.
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