Nov¨ªsimos
Descubr¨¢monos ante el colmo de advenimientos que han acaecido entre la lombarda y el cotill¨®n: acaban de arremeter contra nosotros todas las unidades de tiempo. Manuel Halc¨®n se quitaba edad para ser un escritor del siglo XX, pero hace unos d¨ªas, en diciembre a¨²n, contrariando as¨ª su voluntad, hemos celebrado su centenario en Sevilla. Somos muchos, en cambio, los afortunados que, sintiendo en la nuca el aliento acezante de ese siglo viejo, hemos escapado de ¨¦l dej¨¢ndole entre las u?as el sambenito de ser finiseculares que mi gran amigo quiso esconder: hoy llevaremos ya una semana de siglo XXI, que es otra categor¨ªa, m¨¢s bonita, d¨®nde va a parar.
Para esta situaci¨®n fronteriza parece haberse inventado el adjetivo nov¨ªsimos que, a ojo de diccionario, califica a lo muy ¨²ltimo, y tambi¨¦n a lo muy nuevo (sin olvidar las cosas enigm¨¢ticas que aguardan post mortem y que encierro en este par¨¦ntesis). De ese modo, un atuendo pudo ser llamado nov¨ªsimo si se estren¨® para la cena de San Silvestre, fecha en que el siglo viejo acaba, y tambi¨¦n si el estreno aconteci¨® en la fiesta de los Manolos, que es aurora del nuevo. As¨ª cabe interpretar la paradoja del diccionario.
El idioma ha saltado a esta ¨¦poca de nov¨ªsimos con bastantes desgarros de diciembre sin remendar. Est¨¢n, todav¨ªa esas vacas locas, que nadie hubiera sospechado contemplando su manso orde?o. Pero, al parecer, ellas no constituyen la ¨²nica amenaza: alg¨²n peri¨®dico ha hablado ya de ganaderos vacunos arruinados, y adem¨¢s, a juzgar por el adjetivo, sospechosos de Creutsfeldt-Jakob.
Tampoco se ha desvanecido el insulto que nos inflige el fatigado Tireless en Gibraltar. Ya vimos que para una porci¨®n de la prensa estaba varado, y no atracado que es como est¨¢ ese sarpullido brotado en la misma ingle peninsular. Pero otra parte importante de la prensa informante asegura que el submarino est¨¢ encallado, verbo que, o bien asegura que la nave ha chocado 'en arena o piedra, quedando en ellas sin movimiento'; o bien que, incapaz de salir a puerto, se ha empadronado en nuestras costas hecho un Chernobil.
Tambi¨¦n durante estos d¨ªas nov¨ªsimos la publicidad televisiva se ha visto interrumpida alg¨²n momento con cosas 'culturales'. Apenas si se han notado, de imperceptibles que son; a cambio, ha resultado muy entretenido comparar tarifas telef¨®nicas, y averiguar cu¨¢l es el perfume m¨¢s varonil. Pero aun as¨ª, con algo se topa, y a lo dicho de los concursos el mes pasado podemos a?adir esta pregunta: '?Qu¨¦ significa la expresi¨®n latina sotto voce?'. El concursante, hurgando en sus firmes estudios human¨ªsticos, no hall¨® semejante cosa. Ya fuera de concurso, pudo o¨ªrse inesperadamente que El trovador, el modesto y famoso drama de Garc¨ªa Guti¨¦rrez, era una 'gran novela hist¨®rica'. Con un paso m¨¢s, se le hace tango.
Pero est¨¢bamos en los nov¨ªsimos, de los cuales ya adelantamos en nuestro ¨²ltimo 'dardo' del siglo pasado el de violencia de g¨¦nero, que tal vez merezca una nueva visita. Sea el primero del actual la gobernabilidad, masivamente presente en el espa?ol de Am¨¦rica, y que aqu¨ª se me apareci¨® por vez primera en los relatos sobre la reciente cumbre de Niza. Antes, ese t¨¦rmino, predicado de alguien o de algo, s¨®lo alud¨ªa a la posibilidad o precisi¨®n de que fueran obedientes a quien gobierna. Y as¨ª, se establecen acuerdos de gobernabilidad si son varios los aspirantes a gobernar.
Ya no se trata s¨®lo de esto: el presidente Frei, en 1997, hablaba de otra cosa cuando 'plante¨® como base de la Cumbre Iberoamericana la gobernabilidad, es decir, una democracia que responda a los problemas de sus ciudadanos, una democracia honesta y una democracia eficiente'. Se trata de una acepci¨®n con menos de diez a?os de vigencia, engendrada a escote por los innumerables organismos internacionales que circundan el mundo, y acu?ada en ingl¨¦s como gobernance. Con tantos zoospermos en su sangre, nada debe extra?ar que su significado sea un tanto ambiguo. Seg¨²n el Banco Mundial, la governance es 'el modo como se ejerce el poder en la gesti¨®n econ¨®mica de un territorio y de los recursos para su desarrollo'. Pero hoy, seg¨²n leo, no quiere ser s¨®lo simple gesti¨®n del sector p¨²blico, y muchos la conciben como la 'capacidad de una sociedad para trazar y lograr objetivos'; sus agentes no son los gobiernos sino las sociedades, tanto nacionales como internacionales. De ah¨ª, su imprescindible car¨¢cter democr¨¢tico.
Ser¨ªa in¨²til intentar mayor precisi¨®n: hay m¨¢s definiciones y matizaciones que pelos en un hippy. Y a¨²n vino a complicar m¨¢s las cosas el nacimiento de governability como sin¨®nimo de good governance. Los funcionarios de habla hispana intentaron diversas traducciones de esos t¨¦rminos (gesti¨®n p¨²blica, buen gobierno, gobernabilidad participativa, y varias m¨¢s), aunque los m¨¢s potentes lanzaron gobernabilidad a secas, versi¨®n 'conscientemente problem¨¢tica', seg¨²n uno de ellos, pero triunfante, por ahora, como nombre de la esquiva noci¨®n. Y he aqu¨ª que, en la ¨²ltima Cumbre de Estados Americanos, nuestro gobierno sign¨® sin rechistar lo de gobernabilidad, a?adiendo a la firma la acostumbrada higa cuando se trata oficialmente de asuntos idiom¨¢ticos. Porque diversos traductores hab¨ªan ca¨ªdo ya en la cuenta de que el espa?ol dispon¨ªa del galicismo medieval gobernanza, pariente visual cercana de governance y del franc¨¦s gouvernance. El t¨¦rmino se ha ido abriendo paso en los ¨²ltimos meses. Entre otros lugares, aparece en la traducci¨®n oficial de la resoluci¨®n de 18 de diciembre del 2000 del Committee of the Regions; de gobernanza habla exclusivamente la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Carlos Fuentes, en septiembre pasado, hablar¨ªa de gobernancia ante el Senado de M¨¦xico, pero en febrero hab¨ªa empleado gobernanza en este mismo peri¨®dico.
Ante tal caos, la Academia ha acogido el ¨²ltimo vocable, y, en el Diccionario remitir¨¢ a ¨¦l gobernabilidad: es el modo de expresar su preferencia por el primero. Pero el triunfo de gobernanza ser¨¢ dif¨ªcil: la Am¨¦rica hispana habla casi constantemente de gobernabilidad; en portugu¨¦s, se enfrentan, como en espa?ol, governan?a y governabilidade; en franc¨¦s domina gouvernance, pero no desconoce gouvernabilit¨¦, incluso en t¨ªtulos de libros; y en italiano governabilit¨¤ es casi exclusivo; en Espa?a mismo, en Barcelona, funciona el Instituto Internacional de Gobernabilidad, y en catal¨¢n abunda governabilitat.
Creo que la apuesta acad¨¦mica por gobernanza es sensata; por una parte, nos aproxima gr¨¢ficamente al ingl¨¦s governance, donde se ha forjado el concepto; nos acerca tambi¨¦n al franc¨¦s y al portugu¨¦s. Y por otro lado, conjura la confusi¨®n entre dos significaciones diversas de gobernabilidad: la que espera Ibarreche para seguir, y la que nombra cosas muy hermosas, propias de este d¨ªa a¨²n epif¨¢nico.
Fernando L¨¢zaro Carreter es miembro de la Real Academia Espa?ola.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.