Continuaremos defendiendo a las v¨ªctimas
Recientemente se ha suscitado un debate, desde las p¨¢ginas de opini¨®n de la edici¨®n catalana de este peri¨®dico, que tiene a nuestro modo de ver un enorme inter¨¦s: sacar a la luz p¨²blica el grave problema de los abusos sexuales a la infancia.
Pese a la divergencia manifiesta de las posturas entre el se?or Espada y nosotras, quiz¨¢ es posible centrar la cuesti¨®n, m¨¢s all¨¢ de la vivencia personal de cada uno o la descalificaci¨®n.
No creemos que pueda negarse que existen adultos que abusan sexualmente de ni?os y ni?as y que dichas conductas deben ser incluidas en el C¨®digo Penal, junto al cat¨¢logo de aquellas que denominamos delitos y suponen la cumbre del reproche legal.
La intervenci¨®n por tanto de la Administraci¨®n de justicia se deriva como necesaria y es a partir de ah¨ª cuando podemos analizar si es adecuada, si respeta los derechos de todos los implicados, tanto de los inculpados como de las v¨ªctimas, y si la respuesta es en definitiva la que se corresponde.
Invalidar el testimonio de los ni?os supone posicionarse por anticipado del lado del adulto (el m¨¢s fuerte) y abundar en la exculpaci¨®n de la violencia sexual
Las declaraciones de las v¨ªctimas en cualquier proceso son una herramienta de prueba. ?Qu¨¦ sucede con las de los ni?os? ?Es adecuado el m¨¦todo que se utiliza? ?Es garantista? ?Deber¨ªa modificarse?
Invalidar su testimonio de forma gen¨¦rica supone posicionarse por anticipado del lado del adulto (el m¨¢s fuerte) y abundar en la exculpaci¨®n de la violencia sexual, lo cual no es nuevo sino la continuaci¨®n de un discurso repetido a lo largo de los siglos.
Parece evidente que la exploraci¨®n directa de los menores a trav¨¦s de polic¨ªas, fiscales o jueces, pese a tener la ventaja de la inmediatez, tiene costes secundarios. Mientras los inculpados aducen en muchas ocasiones que los ni?os act¨²an presionados por otros adultos y que son f¨¢cilmente manipulables, los psic¨®logos y psiquiatras advierten de las secuelas que ello provoca y de las m¨²ltiples ocasiones en las que los menores en esas circunstancias se bloquean y callan, por lo que el abuso queda impune.
Algunos pa¨ªses han optado por establecer legalmente que sean s¨®lo los expertos los que realicen las preguntas, a trav¨¦s de material especialmente dise?ado al efecto, y que abogados, fiscales y jueces interroguen a trav¨¦s de ellos. Esta soluci¨®n se est¨¢ utilizando tambi¨¦n aqu¨ª, pero a¨²n de modo minoritario y sin evitar a los ni?os acudir a la vista del juicio.
Cuando la edad de la v¨ªctima es tan tierna como los tres, cuatro o cinco a?os, incluso hasta los ocho o nueve (y algunos ni?os a esa edad lo han sufrido), su presencia en el acto del juicio es cruenta y generalmente poco pr¨¢ctica ya que no est¨¢n en condiciones de declarar; por ello, sustituirla por la proyecci¨®n de la grabaci¨®n de la entrevista a trav¨¦s del especialista parece mucho m¨¢s adecuado.
Para mejorar el estado de esta cuesti¨®n debemos situarnos frente a la realidad que plantea, desvelarla, proteger a las v¨ªctimas, respetar los derechos de los imputados y aplicar la legalidad vigente.
No creemos que el abuso sexual en la infancia tenga hoy quien lo defienda, la cuesti¨®n se centra por tanto en la idoneidad de los cauces que se aplican en su represi¨®n y en este sentido bienvenido sea el debate si sirve para mejorar la respuesta judicial haci¨¦ndola m¨¢s garantista, disminuyendo la impunidad y salvaguardando a cada uno de los ni?os que son en principio la parte m¨¢s vulnerable.
M. Jos¨¦ Varela y Lara Padilla son abogadas.
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