Andaluc¨ªa siglo XXI: vivir y convivir
Hace ya alg¨²n tiempo que dejaron de tener relevancia los proyectos pol¨ªticos fundamentados en doctrinas dogm¨¢ticas y abstractas que hicieron que los ciudadanos fuesen utilizados como conejillos de indias de los experimentos sociales o hist¨®ricos que algunos santones se?alaban. Demasiados sufrimientos causaron los que, pretendiendo tener acceso privilegiado a las supuestas verdades racionales absolutas de la historia y de la sociedad, quisieron imponer por la fuerza sus conclusiones.
Los que creemos en la libertad antes que en doctrinarismos, lo que podemos hacer y debemos hacer es poner todo nuestro esfuerzo para conseguir que el trayecto hist¨®rico en el que coincidimos sea un trayecto en libertad que nos permita vivir y convivir mejor, condiciones que me parecen ineludibles para un proyecto de progreso apacible. Por ello, quiero para Andaluc¨ªa un futuro pr¨®spero, convergente, creativo y humanitario en un marco de libertad.
'Nuestra autonom¨ªa nunca ha estado acompa?ada de la prosperidad que necesitamos'
Cuando digo en un marco de libertad digo algo que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de los programas pol¨ªticos concretos. Digo que voy a empe?arme especialmente en que se refuerce ese marco de libertad enmarcado en la Constituci¨®n y en el Estatuto de Autonom¨ªa. Tanto desde la oposici¨®n como desde la Junta de Andaluc¨ªa, me esmerar¨¦ en promover el mejor funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas. Esto quiere decir, ni m¨¢s ni menos, que me esforzar¨¦ para que los andaluces seamos verdaderamente aut¨®nomos, es decir, responsables de nuestro propio futuro en el seno del proyecto com¨²n de Espa?a.
Como explicaba reciente y brillantemente V¨ªctor P¨¦rez D¨ªaz, y yo me permito adaptar a nuestras circunstancias, reforzar nuestro marco de libertad es dejar de actuar como si la Junta de Andaluc¨ªa o su Presidencia fueran omniscientes y comenzar a asumir que una de las obligaciones fundamentales de un gobierno es aprender de la suma de conocimientos que aportan todos los ciudadanos. Reforzar nuestro marco de libertad es dejar de temer a las acciones espont¨¢neas de los andaluces y, al contrario, procurar comprender sus motivos y su sentido.
Reforzar nuestro marco de libertad es renunciar a suplantar o a desvirtuar la sensibilidad colectiva mediante el abuso del partidismo y ser sencillamente sensible a los sentimientos morales de las mayor¨ªas y a su evoluci¨®n. Reforzar nuestro marco de libertad es, en definitiva, proponernos vivir y convivir libremente, adaptando nuestras instituciones a los retos presentes y futuros, 'sin destruir la espontaneidad y la creatividad de la gente... y sin pretender cerrar un futuro abierto'.
Es f¨¢cil deducir, despu¨¦s de estos a?os, que los sucesivos gobiernos socialistas, y muy clamorosamente los del se?or Chaves, han ca¨ªdo en la tentaci¨®n de hacer que el amplio marco de libertad que precisamos quede empeque?ecido por la omnipresencia de la Junta de Andaluc¨ªa. ?ste es un mal camino. Cuando llegue el momento del cambio tenemos que ser capaces de resistir esa persistente tentaci¨®n. Y tambi¨¦n ser¨¢ necesario animar la confianza en la autonom¨ªa que 20 a?os de hegemon¨ªa socialista no han sabido impulsar. Para ello creo que ser¨¢ imprescindible que nuestra autonom¨ªa pol¨ªtica se vincule estrechamente, como dec¨ªa al principio, con la prosperidad, con la convergencia, con la creatividad y con el humanitarismo.
Donde no hay harina, todo es moh¨ªna, dice el refr¨¢n. Es cierto que hemos dispuesto de una amplia autonom¨ªa pol¨ªtica alcanzada con gran tes¨®n por todos los andaluces. Pero tambi¨¦n lo es que nunca dicha autonom¨ªa ha estado acompa?ada de la prosperidad material que necesitamos y que exige el art¨ªculo 12 del Estatuto. A pesar de los esfuerzos de propaganda de los sucesivos gobiernos socialistas a lo largo de casi 20 a?os, la tozuda realidad nos dice a todos nosotros que el retraso y la dependencia son un hecho a finales del siglo XX. Andaluc¨ªa no es la primera sino que est¨¢ entre las ¨²ltimas regiones de Espa?a y Europa en casi todos los indicadores relevantes que miden el bienestar colectivo, cuando podr¨ªamos y merecemos estar entre los primeros.
Para que la autonom¨ªa andaluza ponga en acci¨®n todo su potencial es preciso que el bienestar material, con su consecuente mejora de las oportunidades personales y colectivas, se haga una realidad. Este prop¨®sito exige no m¨¢s discursos, sino una estrategia posible de desarrollo y un programa cre¨ªble de medidas jerarquizadas en un tiempo razonable. Confrontaci¨®n, quej¨ªos y memorial de agravios deben dar paso a dar la cara y a dar cuenta de lo que se hace y solicitar la colaboraci¨®n de todos. Lo que se hace sin uno se hace contra uno, he o¨ªdo decir muchas veces. Es cierto. Aunque se haga sin maldad ni voluntad de exclusi¨®n, nadie es mejor que uno mismo para explicar cu¨¢les son los propios intereses y aspiraciones.
Andaluc¨ªa, que ha contado con numerosas personalidades que se han situado en los lugares de decisi¨®n de la pol¨ªtica nacional en el pasado y en el presente, no ha pesado tanto en ella como comunidad pol¨ªtica. La cohesi¨®n nacional es absolutamente necesaria para desarrollar un proyecto de futuro en com¨²n de Espa?a.
Pero en esa cohesi¨®n, una comunidad como la andaluza, que constituye casi su quinta parte en extensi¨®n y poblaci¨®n, y que ha aportado importantes elementos a la identidad com¨²n, debe tener un nuevo papel m¨¢s activo. Por eso, necesitamos converger tanto con las tasas medias que miden el desarrollo y la prosperidad como con la porci¨®n de responsabilidad que nos corresponde en ese proyecto com¨²n.
Los viajeros rom¨¢nticos del siglo pasado pusieron de manifiesto algunos de los aspectos creativos de los andaluces pero enfatizaron en los que destacaban nuestra pasi¨®n y nuestra emotividad, y olvidaron los que hac¨ªan referencia a la ciencia, a la tecnolog¨ªa y a la empresa. Los andaluces necesitamos arrumbar el t¨®pico de que s¨®lo somos creativos en determinados ¨¢mbitos de la vida y demostrar que podemos ser creativos y emprendedores en todos ellos; ahora, especialmente en los que m¨¢s importan para el desarrollo social y econ¨®mico.
No se trata de olvidar nuestras ra¨ªces ni nuestras claves de identidad. Se trata de extenderlas a todo, sin complejos y sin prejuicios. Es posible una Andaluc¨ªa de la ciencia, de la investigaci¨®n, de las nuevas tecnolog¨ªas, de las nuevas empresas y del esp¨ªritu emprendedor. Ello no s¨®lo no se opone a nada propio, sino que nos hace crecer precisamente desde lo que nos ha caracterizado siempre.
Andaluc¨ªa ya es humanitaria, dir¨¢n algunos. Es cierto. Conservamos un sentido tradicional de la solidaridad, de la confianza, de la afabilidad y de la acogida.
Pero tenemos que conferir un sentido activo a ese humanitarismo y comprender que si la solidaridad es necesaria, la competitividad es imprescindible para crear riqueza y prosperidad. Debemos promover en nosotros el humanitarismo activo, no el ingenuo ni el cuasimedieval que trata de igualarnos a todos en el subdesarrollo. Debemos proponer el humanitarismo de ida y vuelta que atiende a quien lo necesita por razones de los vaivenes amargos y coyunturales de la vida pero que exige actividad, responsabilidad y aportaci¨®n a la sociedad por parte de todos y que, sin vacilaci¨®n, combate el fraude, la mafia, la picaresca y el abuso.
Estoy convencida de que si apostamos por reforzar ese marco de libertad desde una actitud auton¨®mica firmemente anclada en el proyecto de futuro en com¨²n de Espa?a y redefinimos nuestra autonom¨ªa en torno a esas cuatro claves: prosperidad, convergencia, creatividad y humanitarismo, Andaluc¨ªa ser¨¢ una de las mejores tierras de Espa?a y Europa para vivir y, sobre todo, para convivir.
Te¨®fila Mart¨ªnez es la presidenta del PP en Andaluc¨ªa.
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