?Di¨¢logo para qu¨¦? Para defender la vida
?Qui¨¦nes tienen que dialogar? ?Por qu¨¦ tienen que dialogar? ?Sobre qu¨¦? ?Qu¨¦ condiciones hay que ponerle al di¨¢logo? Creemos que estos interrogantes tienen respuesta.
1. ?Qui¨¦nes tienen que dialogar? El di¨¢logo tiene que ser entre todos los dem¨®cratas. ?Qui¨¦nes son 'los dem¨®cratas'? De entrada, todos aquellos que est¨¢n a favor del derecho a la vida, como derecho absoluto e incuestionable, que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de cualquier otro derecho. En segundo lugar, los dem¨®cratas son quienes respetan las reglas elementales de la democracia; es decir, el derecho de una sociedad de decidir su propio destino, conforme al debate pol¨ªtico y a la regla de la voluntad de la mayor¨ªa y el respeto a los derechos de las minor¨ªas.
En nuestra sociedad, la Constituci¨®n es la encarnaci¨®n jur¨ªdica de la democracia. Por lo tanto, los dem¨®cratas ser¨¢n aquellos que respetan las reglas del juego all¨ª establecidas. En primer lugar, todos aquellos partidos que condenan la violencia. En segundo lugar, el Gobierno espa?ol y el Gobierno vasco, en la medida en que han sido constituidos con arreglo a derecho; es decir, legalmente. Otra cosa es que la legitimidad pol¨ªtica de un Gobierno est¨¦ en cuesti¨®n, pero la falta de legitimidad pol¨ªtica no lo excluye de la categor¨ªa de 'los dem¨®cratas'.
2. ?Qu¨¦ condiciones hay que ponerle al di¨¢logo? El respeto a la Constituci¨®n no supone estar a favor de la Constituci¨®n. La Constituci¨®n espa?ola protege la libertad ideol¨®gica (art¨ªculo 16) y el pluralismo pol¨ªtico (art¨ªculo 6). Esto incluye la posibilidad de estar en contra de la propia Constituci¨®n, como no puede ser de otro modo en una sociedad democr¨¢tica. La ¨²nica exigencia del texto constitucional es que este rechazo se exprese pac¨ªficamente y dentro de los l¨ªmites que la propia Constituci¨®n establece. Y el primero y fundamental de estos l¨ªmites es el derecho a la vida. Por otro lado, si la Constituci¨®n prev¨¦ su propia reforma es porque legitima la posibilidad de que en alg¨²n momento haya una mayor¨ªa en contra de alg¨²n precepto constitucional.
Por estos motivos, es ileg¨ªtimo que el PP exija al PNV y EA el abandono de su opci¨®n soberanista como condici¨®n para empezar un di¨¢logo pol¨ªtico. La renuncia al soberanismo del PNV y EA puede ser un contenido del di¨¢logo, un tema a discutir, pero en ning¨²n caso es una exigencia previa al di¨¢logo. No es razonable que el presidente del Gobierno diga que, para empezar a dialogar, antes hay que estar de acuerdo en cuestiones que afectan a las opciones ideol¨®gicas de fondo de los partidos. El PNV y EA tienen todo el derecho a ser soberanistas, sin que ello suponga que rompen los m¨ªnimos que la Constituci¨®n les exige para ser considerados 'dem¨®cratas'.
Cuando el lehendakari propuso en agosto un foro de di¨¢logo y puso como condici¨®n para participar en ¨¦l, por un lado, la defensa incondicional del derecho a la vida, y por el otro, la aceptaci¨®n previa del '¨¢mbito vasco de decisi¨®n' fue duramente criticado, y con raz¨®n. Se le dijo que el '¨¢mbito vasco' pod¨ªa ser un tema a discutir en el foro, pero no una condici¨®n para participar en ¨¦l. Las declaraciones del presidente del Gobierno a ra¨ªz de la manifestaci¨®n de duelo por la muerte de Lluch incurren exactamente en el mismo error, pero en su versi¨®n opuesta. El PNV pretend¨ªa en agosto que el PP aceptara de facto la autodeterminaci¨®n del Pa¨ªs Vasco antes de ponerse a hablar; el PP pretende hoy que el PNV renuncie de facto a la autodeterminaci¨®n del Pa¨ªs Vasco antes de ponerse a hablar. 'Si usted no grita ?viva la naci¨®n espa?ola indivisible! no pienso dialogar con usted'. 'Si usted no grita ?gora Euskadi askatuta! no hay nada que hablar'. Es completamente absurdo.
Lo que s¨ª pueden leg¨ªtimamente exigir los dem¨®cratas y el presidente del Gobierno al PNV y EA es que rompan sus lazos institucionales con todos aquellos que no hacen una condena expl¨ªcita de la violencia; es decir, con EH. Pero el PNV y EA no han hecho una ruptura expl¨ªcita con EH, de una solemnidad equiparable a la constituci¨®n del Pacto de Lizarra. Es evidente que cuando ETA empez¨® a matar, el PNV y EA no deber¨ªan haber seguido ni cinco d¨ªas con EH si este partido no condenaba la violencia. Lo contrario hace dudar de la lucidez o de la buena voluntad del PNV y de EA. Por ejemplo, ?c¨®mo se puede reclamar a los partidos espa?oles que conf¨ªen en la lealtad del PNV cuando llegan noticias de la falta de diligencia de la direcci¨®n pol¨ªtica de la Ertzaintza en la persecuci¨®n de la kale borroka? ?C¨®mo no alimentar la desconfianza respecto del rechazo del PNV a ETA cuando el presidente del PNV hace el tipo de declaraciones que hace, por ejemplo, respecto de la disoluci¨®n de ETA?
Pero tambi¨¦n comete un abuso el presidente del Gobierno cuando dice que Lizarra no es condenable s¨®lo por la vinculaci¨®n que supone con ETA, sino tambi¨¦n, y 'en igual medida', por sus contenidos. Ciertamente, Lizarra propone que 'los ciudadanos de Euskal Herria tengan la ¨²ltima palabra respecto de su futuro' y que el Estado espa?ol -y el franc¨¦s- acaten las decisiones por ellos tomadas. Pero este pacto no obliga, en ning¨²n caso, a entrar en ¨¦l a quien no quiera hacerlo. Es s¨®lo una propuesta y se puede no estar de acuerdo con ella, pero, en cualquier caso, no es condenable. ?C¨®mo se puede exigir al PNV y EA que abandonen el texto y los contenidos de Lizarra como condici¨®n imprescindible para sellar con ellos el 'Acuerdo contra el terrorismo'?
3. ?Sobre qu¨¦ hay que hablar? Sobre aquello que separa a unos y a otros. El PP se identifica con la Constituci¨®n, con la defensa que en ella se hace de la unidad de Espa?a y con el Estatuto vasco, y no quiere ni o¨ªr hablar de autodeterminaci¨®n. Leg¨ªtimo. El PNV y EA no se identifican con la Constituci¨®n y con el Estatuto en la medida en que impiden el derecho de autodeterminaci¨®n. Leg¨ªtimo tambi¨¦n. De esto es de lo que hay que hablar, de esta grave divergencia pol¨ªtica, para intentar encontrar la soluci¨®n m¨¢s democr¨¢tica posible. Esto, y no otra cosa, es lo que defend¨ªa, junto con Herrero de Mi?¨®n, Ernest Lluch. Y con ellos, muchos otros.
Hay un problema pol¨ªtico que no se puede ignorar ni est¨¢ resuelto. Para el PP, el sujeto de decisi¨®n que tiene derecho a decidir el futuro de Euskadi s¨®lo puede ser el 'pueblo espa?ol', tal y como est¨¢ establecido en la Constituci¨®n. Para el PNV y EA, ese sujeto de decisi¨®n tiene que ser el 'pueblo vasco'. El PSE-PSOE no se pronuncia muy expl¨ªcitamente sobre esto. Por otro lado, ?qui¨¦n es el 'pueblo vasco'? Tampoco se da una respuesta clara y distinta a esta pregunta. ?Qui¨¦n tiene la raz¨®n, el PP o el PNV y EA? ?ste es el conflicto, ¨¦ste es el
Antoni Com¨ªn i Oliveres es profesor de Ciencias Sociales de ESADE (Universitat Ramon Llull) y Jos¨¦ I. Gonz¨¢lez Faus es catedr¨¢tico em¨¦rito de Teolog¨ªa Sistem¨¢tica de la Facultat de Teologia de Catalunya.
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