Sociedad y voto
Una sociedad con tantas abstenciones es una sociedad enferma, dice el socialista Sampaio, elegido presidente en Portugal con muchas abstenciones. No tantas como en Estados Unidos, donde los sanos -los que no se abstienen- han elegido a Bush, que est¨¢ preparando el gobierno m¨¢s a la derecha de los ¨²ltimos a?os. Yo soy abstencionista, pero bastante sano y no por principio, sino por observaci¨®n de que la enfermedad corresponde a la pol¨ªtica, a la clase dirigente y la difusi¨®n de unas palabras sagradas -democracia, libertad- que s¨®lo corresponden a su administraci¨®n y cada vez se alejan m¨¢s de lo absoluto. En brev¨ªsimo espacio, Portugal enferm¨® de muerte con la dictadura y la guerra de Angola, quisieron tomarlo en sus manos dictadores m¨¢s finos (Sp¨ªnola), pero la revoluci¨®n fue un poco m¨¢s all¨¢ de lo imaginado; la OTAN mand¨® sus barcos a la puerta naval de Lisboa, Estados Unidos envi¨® a un embajador de guerra, el socialismo acept¨® la presi¨®n (Soares) y fabric¨® una democracia adecuada: durante ella se devolvi¨® a la riqueza lo que se hab¨ªa querido conquistar, se encapsul¨® la democracia en los moldes americanos, se edificaron los nuevos partidos y las leyes electorales, y se quedaron sin vida los impulsos de restauraci¨®n de un verdadero orden democr¨¢tico. A partir de los siguientes acontecimientos forzados, las elecciones perdieron parte de su valor. La situaci¨®n ha mejorado con respecto a los tiempos de la guerra de Angola: todos los pa¨ªses occidentales mejoraron notablemente despu¨¦s de las colonizaciones, al desprenderse de una mano de obra in¨²til y de una materia prima caduca que costaba ej¨¦rcitos, virreyes y altos impuestos; pero el reparto social es el mismo.
En virtud de lo cual la gente no quiere votar a un nuevo presidente: aparte de que las sucesivas modificaciones han disminuido el papel de presidente a favor del de jefe del Gobierno, la noci¨®n de que el pueblo elige ha bajado aqu¨ª como all¨¢. Y en esto consisten las abstenciones: la sociedad est¨¢ sana, la organizaci¨®n pol¨ªtica se pudre lentamente. El abstencionista, normalmente, sabe lo que hace. Ya s¨¦ que no es igual Gore que Bush: pero para la mitad de los ciudadanos con derecho a voto s¨ª lo es: no va a modificar su situaci¨®n. No va a responder a su clase, a su necesidad, a su idea.
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