Cosecha del 68
El actual ministro alem¨¢n de Asuntos Exteriores, el respetado y popular Joschka Fischer, de 52 a?os, fue en su juventud un revolucionario, un okupa, que se peg¨® con la polic¨ªa en 'autodefensa', seg¨²n su propia descripci¨®n. Pero a?ade que siempre se opuso a la violencia y al terrorismo. Junto a Daniel Cohn-Bendit consigui¨® alejar de esa tentaci¨®n a gran parte de aquel movimiento espont¨¢neo. La biograf¨ªa de Fischer, hoy en las filas de Los Verdes, se confunde con la de Alemania, un pa¨ªs psicol¨®gicamente atormentado por el pasado nazi y entonces tambi¨¦n por su propia divisi¨®n. Es la historia de la generaci¨®n del 68, la del mayo franc¨¦s y la de las violentas protestas un a?o antes en Alemania. La chispa que ha actualizado este pasado ha sido la comparecencia de Fischer en el juicio de un antiguo amigo suyo, Hans-Joachim Klein, acusado de participar, junto al famoso terrorista venezolano Carlos, en el secuestro de ministros de la OPEP en Viena en 1975. En la sala del juzgado de Francfort, Fischer salud¨® a su ex compa?ero. Le honra.
Tal es la presi¨®n a la que se ha visto sometido Fischer en los medios, en el tribunal y posteriormente en el Parlamento, que a veces se olvida que hab¨ªa acudido al juicio en calidad de testigo y ha parecido que el acusado era ¨¦l, que ha negado tajantemente haber transportado o almacenado armas o lanzado c¨®cteles m¨®lotov. La derecha se ha lanzado a una campa?a oportunista de acoso y derribo dirigida no s¨®lo contra el ministro de Exteriores, sino tambi¨¦n contra otros de su generaci¨®n como el propio canciller Gerhard Schr?der, radical cuando presid¨ªa las Juventudes Socialdem¨®cratas, o el ministro del Interior, que defendi¨® en su d¨ªa como abogado a un notorio miembro de la banda Baader-Meinhof. Es la hija de Ulrike Meinhof la que ha desenterrado unas fotos de Fischer pegando a un polic¨ªa en 1973.
Salvo espectaculares nuevas revelaciones, no es probable que los democristianos logren empa?ar la imagen de los actuales gobernantes por su pasado radical, pues los alemanes respaldan abrumadoramente a Fischer, pese a su pasado o tal vez justamente por su evoluci¨®n. En el fondo, los alemanes asisten entretenidos a esta pel¨ªcula. Lo que indica que Alemania ha cambiado, para bien, en profundidad.
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