De h¨¦roe del pueblo a villano en menos de tres a?os
'Esto es como en las pel¨ªculas. El chico lo pasa mal al principio, pero gana al final', coment¨® Joseph Estrada tras ponerse en marcha en octubre el proceso encaminado a su destituci¨®n por corrupci¨®n. Estrada, de 63 a?os, fue actor y podr¨¢ decir que fue presidente, pero no pasar¨¢ por profeta. Estrada lleg¨® al palacio de Malaca?ang aupado en una ola de popularidad sin precedentes, propia de un h¨¦roe nacional que s¨®lo lo era en las pel¨ªculas, donde encarnaba papeles de sufrido hombre de la calle que siempre prevalec¨ªa. Gente hubo que le vot¨® en mayo de 1998 pensando que lo hac¨ªa por el valiente que derrot¨® a los japoneses invasores, como hizo en alguno de sus films.
Erap, como es popularmente conocido, arroll¨® en las urnas tras una campa?a construida sobre el eslogan Erap para sa mahirap (Erap para los pobres). Las masas filipinas, a trav¨¦s del cine, ve¨ªan a Erap como uno de los suyos. Erap es Pare escrito al rev¨¦s, que podr¨ªa traducirse como colega, y el candidato parec¨ªa un buen colega que promet¨ªa felicidad y bienestar para todos, un final de cine para una vida plagada de carencias y calamidades.
17 a?os de alcalde
Estrada, hijo de una familia acomodada que pr¨¢cticamente le repudi¨® cuando abandon¨® sus estudios para dedicarse al cine, alcanz¨® la primera magistratura sin otra experiencia pol¨ªtica que sus 17 a?os de alcalde de San Juan, un municipio de Manila, porque el Senado y la vicepresidencia filipinos, por los que tambi¨¦n pas¨®, dan para poco. El presidente era un pol¨ªtico de instinto, buen vividor y muy amigo de sus amigos. El instinto le vali¨® para auparse a lo m¨¢s alto. El golfer¨ªo ha acabado con ¨¦l. Las acusaciones de amiguismo y nepotismo sirvieron para socavar su posici¨®n, que se ha hundido por su desaforado gusto por el juego y las farras.
El presidente sobrevivi¨® al principio de su mandato a revelaciones como la del llamado Gabinete de Medianoche, una pe?a de amigos y pol¨ªticos en la que entre juego y alcohol se traficaban influencias e intereses. La iglesia y las clases acomodadas, que le ten¨ªan enfilado desde antes de ganar la presidencia, se cargaron de frustraci¨®n y argumentos hasta que, felizmente para los acosadores, un viejo amigo de farras, el gobernador Luis Singson, traicion¨® al presidente y revel¨® que le hab¨ªa pasado cientos de millones de pesos entregados por los organizadores de timbas ilegales en el norte del pa¨ªs y tambi¨¦n que Estrada hab¨ªa desviado para beneficio propio otros cientos de millones de impuestos.
Las denuncias llevaron a la apertura del proceso que sac¨® a la luz las debilidades del presidente, incluidas la construcci¨®n de residencias palaciegas para sus amantes, todas iguales para que ninguna estuviera celosa. Esta semana, una de sus antiguas amigas y actriz se manifest¨® en Manila junto a los cientos de miles que reclamaban su dimisi¨®n. La pel¨ªcula se desarrollaba en la calle y promet¨ªa un mal final para Erap.
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