Borod¨ªn cay¨® en la trampa
Putin guarda silencio ante la versi¨®n de que movi¨® los hilos para la detenci¨®n del ex gerente del Kremlin en Nueva York
La detenci¨®n el mi¨¦rcoles en Nueva York de P¨¢vel Borod¨ªn se ha convertido en el centro de una novela de intriga en la que se sabe qui¨¦n es la v¨ªctima -el antiguo administrador de los bienes del Kremlin- pero no el asesino. La hip¨®tesis de que Borod¨ªn cay¨® en una trampa cobra peso, pero sobran las especulaciones sobre qui¨¦n se la tendi¨® y por qu¨¦. La m¨¢s rocambolesca es la que se?ala como inspirador al presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, que hasta ahora guarda silencio.
La prensa rusa se hac¨ªa ayer eco de estas versiones, incluida la m¨¢s elemental: que el FBI se limit¨® a cumplir con su obligaci¨®n al atender la orden internacional de detenci¨®n dictada por la justicia rusa contra Borod¨ªn, al que se reclama por blanqueo masivo de dinero en relaci¨®n con el cobro de comisiones ilegales por la concesi¨®n de obras de restauraci¨®n como la del Gran Palacio del Kremlin.
Es dif¨ªcil entender c¨®mo el actual secretario de la Uni¨®n Rusia-Bielorrusia fue tan ingenuo como para meterse en la boca del lobo sin llevar encima su pasaporte diplom¨¢tico. De ah¨ª a pensar que le tendieron una trampa media un solo paso.
Una de las explicaciones m¨¢s extendidas es la que vincula la detenci¨®n con la de Vlad¨ªmir Gusinski, patr¨®n del grupo period¨ªstico Media Most en libertad vigilada en Espa?a mientras se decide sobre su extradici¨®n. Ser¨ªa 'una respuesta impertinente' de EE UU por lo que considera una amenaza a la libertad de prensa en Rusia, aunque el magnate est¨¦ acusado de fraude masivo. Rizando a¨²n m¨¢s el rizo, ser¨ªa tambi¨¦n un regalo envenenado de Bill Clinton para su sucesor.
Ayer mismo, la fiscal¨ªa rusa se incaut¨® de bienes de Gusinski, incluida su residencia de los alrededores de Mosc¨². D¨ªas antes, representantes de Ted Turner, fundador de la CNN, se entrevistaron con Dimitri Medvedv, vicejefe de la Administraci¨®n Presidencial, sin lograr obtener garant¨ªas de que la cadena televisiva NTV, joya de la corona de Most, estar¨ªa libre de interferencias del Kremlin si el empresario norteamericano entraba en su accionariado. La respuesta no fue satisfactoria, y la operaci¨®n se fue al traste.
Otra versi¨®n es que, con la detenci¨®n de Borod¨ªn, EE UU se cobra una deuda con Rusia: el encarcelamiento y juicio del empresario Edward Pope, procesado por espionaje, condenado a 20 a?os e indultado luego por Putin 'por motivos humanitarios'. Se parte de la base, probablemente falsa, de que la justicia es en EE UU tan sensible a la presi¨®n del poder como en Rusia.
No resulta inveros¨ªmil (aunque tampoco necesariamente cierta) la aparentemente m¨¢s descabellada de todas las hip¨®tesis: que fue el propio Putin quien vendi¨® a Borod¨ªn. ?El motivo? Una vieja inquina de la ¨¦poca (1996-97) en la que el hoy presidente estuvo a las ¨®rdenes de Borod¨ªn en la Administraci¨®n de Bienes del Kremlin. La idea se recoge en www.strana.ru, diario digital controlado por Gleb Pavloski, soci¨®logo que contribuy¨® decisivamente a la elecci¨®n de Putin, con el que sigue teniendo l¨ªnea directa, y supuesta eminencia gris del presidente.
En un art¨ªculo (del que se ofrece traducci¨®n al ingl¨¦s) del 'observador' Nikol¨¢i Uli¨¢nov, se recoge otra teor¨ªa, cuyo origen se sit¨²a en medios pr¨®ximos al oligarca Bor¨ªs Berezovski, seg¨²n la cual Putin se la ten¨ªa jurada a Borod¨ªn por dos motivos: porque le hizo de menos y habl¨® de ¨¦l sin respeto en conversaciones semip¨²blicas y porque era amigo ¨ªntimo de Vlad¨ªmir Y¨¢kovlev, actual gobernador de San Petersburgo y al que el hoy l¨ªder del Kremlin considera 'un Judas' por traicionar a Anatoli Sobchak, que fue su jefe y el de Putin, y algo cercano a un padre pol¨ªtico para este ¨²ltimo.
Para saber si esta versi¨®n tiene o no fundamento, dice Uli¨¢nov, hay que esperar a ver si el presidente defiende en p¨²blico a Borod¨ªn. Hasta ayer por la noche, no lo hab¨ªa hecho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.