Un plan hidrol¨®gico nacional
El autor sostiene que el PHN tiene el peligro de generar nuevas demandas de aguas adem¨¢s de desequilibrios territoriales
Principios generales.
El agua dulce es el recurso escaso que m¨¢s va a condicionar el desarrollo econ¨®mico, social y medioambiental en las pr¨®ximas d¨¦cadas de los distintos pa¨ªses, particularmente en los situados en latitudes con riesgo de sequ¨ªa c¨ªclica y estructural, como es el caso del Estado espa?ol y en particular de la Comunidad Valenciana. Por ello, de su correcta gesti¨®n y utilizaci¨®n depende el que se puedan corregir o agravar los desequilibrios territoriales que existen en la actualidad.
En la actualidad la Comunidad Valenciana padece una serie de d¨¦ficits h¨ªdricos estructurales en las tres provincias que se podr¨ªan cifrar en 80 Hm3 para la zona de la provincia de Alicante perteneciente a la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Segura y otros 80 Hm3 para la zona de la Confederaci¨®n del J¨²car, 100 Hm3 para Castell¨®n y 50 Hm3 para Valencia. Nuestra Comunidad necesita agua pero no a cualquier precio; un PHN es m¨¢s que necesario, imprescindible, pero teniendo en cuenta unos aspectos que a nuestro juicio no vienen reflejados en el anteproyecto presentado por el Gobierno. Estos aspectos ser¨ªan, entre otros, los siguientes:
1. El agua, y por tanto la pol¨ªtica hidr¨¢ulica, debe estar al servicio de todos los seres vivos y especialmente de las personas. Por ello en toda actuaci¨®n debe de haber una serie de estudios previos que valoren sus ventajas e inconvenientes desde todos los puntos de vista y, posteriormente, debe existir un debate social para valorar globalmente su inter¨¦s.
2. Aunque exista una gran diversidad de agroclimas, en el Estado espa?ol se dan unas condiciones muy favorables de insolaci¨®n y temperatura, pero es imprescindible el agua para producir alimentos. Este es un aspecto que debe tenerse en cuenta en la pol¨ªtica hidrol¨®gica.
3. S¨®lo es agua la de calidad. La pol¨ªtica de b¨²squeda de la calidad del agua debe ser siempre prioritaria, enfocada a garantizar los diferentes usos de la misma y ligada a la defensa del medio ambiente, y consecuentemente, al mantenimiento de la poblaci¨®n al medio rural.
4. El agua debe considerarse como un recurso natural cuya explotaci¨®n debe de estar ligada a la del territorio del que forma parte, y s¨®lo debe de ser exportada de la cuenca por necesidades sociales de primer orden y previo acuerdo institucional y social de las partes implicadas.
5. La gesti¨®n del agua debe realizarse desde el ¨¢mbito de las Cuencas Hidrogr¨¢ficas.
6. La creaci¨®n de las Sociedades Estatales de Infraestructuras Hidr¨¢ulicas no nos parece una medida acertada, ya que pueden significar la entrada de capital privado en la gesti¨®n del recurso, hecho al que La Uni¨® se opone as¨ª como a la creaci¨®n de los denominados bancos de agua. Entendemos que es en el seno de las Confederaciones, de sus ¨®rganos de gobierno, donde se han de tomar las decisiones que afecten a la gesti¨®n del uso del agua, para que ¨¦sta mantenga su car¨¢cter de bien p¨²blico.
7. El agua debe ser regulada. En un pa¨ªs fundamentalmente seco y torrencial debemos evitar seguir sufriendo los efectos de sequ¨ªas e inundaciones como hasta ahora.
8. El agua es un bien de dominio p¨²blico y, por ello, su gesti¨®n debe socializarse, encomend¨¢ndola, adem¨¢s de a las distintas Administraciones, a los usuarios y a los leg¨ªtimos representantes de los distintos sectores afectados por su uso, entre los cuales debemos estar las Organizaciones Profesionales Agrarias m¨¢s representativas.
9. Esta socializaci¨®n implica la democratizaci¨®n de los organismos de gesti¨®n y administraci¨®n del agua, en especial las Juntas de Gobierno de las Confederaciones Hidrogr¨¢ficas y sus Juntas de Explotaci¨®n, ya que son ¨®rganos en los que se adoptan regularmente decisiones que afectan de inmediato al buen o mal uso del agua. Los Consejos de Cuenca han de jugar un papel m¨¢s relevante dentro de cada Confederaci¨®n.
10. Se ha de acometer tambi¨¦n el cambio de las actuales normativas de regulaci¨®n del funcionamiento de las Comunidades de Regantes, preconstitucionales en su origen y antidemocr¨¢ticas en su pr¨¢ctica. Se ha de cambiar el actual modelo de voto por hect¨¢rea, limitando el mismo a un m¨¢ximo por usuario y garantizando, al menos, un voto por cada regante, y se debe poner freno al uso, vergonzoso en no pocas ocasiones, del voto delegado.
Una vez vistos estos aspectos hay que analizar cuales van a ser los usos que le vamos a dar al agua que necesitamos en la Comunidad Valenciana, al entender de La Uni¨® estos usos deben reflejar el criterio de consolidaci¨®n de poblaci¨®n en el medio rural con el fin ¨²nico de mejorar las rentas, sin crear expectativas tanto de nuevos usos, es decir, nuevos regad¨ªos, como de usuarios de agua.
Somos conscientes de que la Pol¨ªtica Agraria Comunitaria no estimula la creaci¨®n de nuevos regad¨ªos en estos momentos; sin embargo en muchas zonas de las cuencas con recursos propios s¨®lo tienen posibilidad de sobrevivir si unimos su futuro al recurso agua. Asimismo no debemos obviar que las estructuras de regad¨ªo sirven tambi¨¦n para garantizar el abastecimiento de las poblaciones rurales, la creaci¨®n de industrias ligadas al medio rural e incluso para uso medioambiental. Es urgente la recuperaci¨®n de humedales y acu¨ªferos as¨ª como una utilizaci¨®n m¨¢s sostenible del recurso agua utilizando todos los medios y alternativas t¨¦cnicas disponibles.
La necesidad de un plan hidrol¨®gico nacional. La Uni¨® de Llauradors i Ramaders lleva exigiendo desde hace muchos a?os un Plan Hidrol¨®gico Nacional. Este Plan debe tener una serie de objetivos y acciones muy claros:
1. Debe emprender acciones dirigidas a la obtenci¨®n de un agua de calidad.
2. Debe mantener y mejorar el equilibrio y armonizaci¨®n no s¨®lo entre las zonas de litoral y de interior de la Comunidad Valenciana sino con las posibles regiones cedentes de agua pues de esta manera se podr¨¢ conseguir una vertebraci¨®n, teniendo en cuenta que el agua es un recurso natural y su explotaci¨®n debe estar prioritariamente ligada al territorio del que forma parte.
3. Coordinar, consolidar y ampliar las competencias de las Confederaciones Hidrogr¨¢ficas, as¨ª como su democratizaci¨®n.
4. Satisfacer las demandas actuales, evitando generar nuevas demandas basadas en la oferta de agua.
5. La protecci¨®n de acu¨ªferos sobreexplotados, tomando medidas dr¨¢sticas de reducci¨®n de extracci¨®n por debajo del volumen de recuperaci¨®n; en este sentido las explotaciones familiares deber¨¢n ser tratadas en este proceso de forma especial para no ver reducidas sus dotaciones y para que de esta manera puedan continuar con su actividad. Adem¨¢s se deber¨¢ exigir el cumplimiento de los c¨®digos de buenas pr¨¢cticas agrarias para garantizar la salubridad de los acu¨ªferos.
6. Contemplar como alternativa la depuraci¨®n de aguas residuales con un m¨¢ximo de calidad y su aprovechamiento posterior para la actividad agraria; tambi¨¦n deber¨ªa ser contemplada la desalaci¨®n del agua del mar y la normativa que desarrolle su uso. Dicha normativa debe desarrollarse incorporando los criterios de la Directiva Marco en materia de aguas que liga el litoral a la zona de dominio de las propias cuencas hidrogr¨¢ficas. En este sentido todas las aguas desaladas deben regirse por criterios de concesi¨®n administrativa.
7. Acelerar el cumplimiento estricto de la Ley de Aguas referida al registro de aguas y cat¨¢logo general de aguas privadas.
8. Unificaci¨®n de criterios de dotaciones de regad¨ªos y otros usos.
9. El Plan Hidrol¨®gico Nacional y el Plan Nacional de Regad¨ªos han de estar perfectamente coordinados. Es necesario proceder a la consolidaci¨®n de los regad¨ªos actuales y a la mejora de las conducciones de agua y canales de riego, ya que ello supondr¨¢ un importante ahorro del agua consumida. Esta medida ha de tener car¨¢cter de prioridad absoluta dentro del propio Plan Hidrol¨®gico Nacional.
10. El PHN ha de estar coordinado con el resto de Planes estrat¨¦gicos del Estado, de forma especial con el Plan Energ¨¦tico Nacional.
11. Las nuevas infraestructuras, especialmente los embalses, deben de ir acompa?ados de Programas de Desarrollo Compensador para las zonas afectadas.
El anteproyecto de ley del PHN. El anteproyecto presentado por el Gobierno al Consejo Nacional del Agua no cumple los objetivos que La Uni¨® entiende que debe contemplar un PHN. Esta propuesta de Plan tiene el peligro de generar nuevas demandas de agua a la vez que desequilibra el territorio.
Los an¨¢lisis de las diferentes cuencas incluidos en los informes t¨¦cnicos se han establecido desde diferentes puntos de vista para cada una de las cuencas, sin seguir un mismo hilo conductor lo cual nos hace dudar sobre el objetivo final que tiene este anteproyecto.
Resulta tambi¨¦n llamativo que el programa de inversiones 2000-2008 a realizar en las diferentes cuencas ya est¨¢ incluido en los diferentes planes de cuenca pero en la redacci¨®n del Plan no se establecen ni prioridades ni calendarios.
Esto nos lleva a rechazar la redacci¨®n del Plan, que no la necesidad imperiosa del mismo y solicitar una modificaci¨®n profunda del anteproyecto de ley presentado que como m¨ªnimo debe tener en cuenta no s¨®lo aspectos econ¨®micos, sino fundamentalmente, de equilibrio social, territorial, demogr¨¢fico y medioambiental.
Uno de los componentes b¨¢sicos del PHN debe ser asegurar en las cuencas de origen el cumplimiento de los compromisos hist¨®ricos, de regad¨ªos y abastecimientos futuros, as¨ª como el desarrollo de las obras necesarias para la regulaci¨®n, saneamiento y depuraci¨®n de las aguas.
Es imprescindible asegurar la calidad del agua en todas las fases de aprovechamiento, realizando auditorias externas que garanticen la correcta utilizaci¨®n en todo momento del agua.
Partiendo de la premisa de que el PHN ha de resolver los d¨¦ficits estructurales que sufren el conjunto de cuencas, la soluci¨®n pasar¨ªa por contemplar diversas alternativas que afectaran, por tanto, a diversas cuencas (Ebro, Duero, Tajo, etc.) complementadas con las medidas antes descritas (desalaci¨®n, depuraci¨®n y reutilizaci¨®n...). En este sentido un trasvase del Ebro hacia Castell¨®n es muy acertado, pero tal vez se deber¨ªan estudiar y analizar con detenimiento otras opciones para paliar los d¨¦ficits de las otras dos provincias de la Comunidad. Es posible que para cubrir dichos d¨¦ficits nos encontremos con opciones m¨¢s econ¨®micas tanto en creaci¨®n de infraestructuras como en el precio final del agua.
Jos¨¦ Ram¨®n Urb¨¢n Miquel es responsable del Agua de La Uni¨® de Llauradors-COAG
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