Errores en cadena
El Parlamento californiano oblig¨® a separar la producci¨®n y la distribuci¨®n de energ¨ªa, que sol¨ªan estar unidas en una misma empresa. Tambi¨¦n fij¨® l¨ªmites m¨¢ximos y m¨ªnimos, vigentes hasta 2002, en las tarifas al consumidor. El prop¨®sito era abrir la distribuci¨®n a nuevas empresas. La consecuencia, con el aumento de los costes de producci¨®n, ha sido enriquecer a los productores (cuya tarifa es libre) y arruinar a los distribuidores (que compran kilovatios caros y tienen que venderlos baratos).
Las leyes desreguladoras desincentivaron la inversi¨®n en nuevas centrales de producci¨®n porque impusieron a las empresas la prioridad del saneamiento financiero, antes de gastar en nuevos equipos, y establecieron unas normas medioambientales muy estrictas. De forma impl¨ªcita, se suger¨ªa a las empresas instalarse fuera de California.
Como consecuencia se ha prolongado una larga falta de inversiones: hace 12 a?os que no se construye una central de generaci¨®n en California y han cerrado varias. La capacidad de producci¨®n es inferior a la de 1996; la demanda, en el mismo periodo, ha crecido m¨¢s del 10%.
Las leyes primaron fiscalmente el uso de gas para la producci¨®n de electricidad, por ser la energ¨ªa m¨¢s limpia. Pero el gas es la energ¨ªa que m¨¢s se ha encarecido en EE UU: un 40% en dos a?os.
Adem¨¢s se crearon dos organismos p¨²blicos: el Operador Independiente del Sistema de California, para gestionar la red, y el Mercado de Energ¨ªa (el PX), para velar por la limpieza de los precios. Todos los generadores deben vender su producci¨®n diaria al PX y ¨¦ste, sin recargo, revende a los distribuidores. El prop¨®sito era acabar con los contratos de suministro a largo plazo, onerosos para el ciudadano cuando los precios tienden a la baja, pero sin contratos a largo plazo se desincentiva la inversi¨®n y los encarecimientos se repercuten de forma inmediata al usuario.
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