Ecuador se moviliza en defensa de los derechos de sus emigrantes en Espa?a

'El d¨ªa 24 tenemos que levantar el pa¨ªs y hacernos o¨ªr a escala mundial', exclam¨® Juan Carlos Manzanillas, reci¨¦n llegado de Madrid al frente de una delegaci¨®n de la asociaci¨®n Rumi?ahui, de defensa de los derechos de los emigrantes ecuatorianos en Espa?a, que ha cobrado notoriedad tras la muerte de 12 ciudadanos de esa localidad en Lorca (Murcia) arrollados por un tren.

Ecuador llega hoy al primer aniversario del peculiar golpe que derroc¨® al presidente Jamil Mahuad y que tuvo como principales actores a los ind¨ªgenas y a los coroneles, hoy fuera del Ej¨¦rcito. Un a?o despu¨¦s, aquellos protagonistas se preparan de nuevo a paralizar el pa¨ªs con una huelga general en protesta por la dram¨¢tica crisis econ¨®mica.

La manifestaci¨®n del viernes concluy¨® frente a la sede de la Defensor¨ªa del Pueblo, donde los congregados entregaron una carta dirigida al presidente ecuatoriano, Gustavo Noboa, a quien exigen 'una posici¨®n firme e innegociable con las autoridades del Gobierno espa?ol' y un pronunciamiento p¨²blico e inmediato a favor de la legalizaci¨®n de los 150.000 ecuatorianos indocumentados que viven en Espa?a.

'La pretensi¨®n del Gobierno espa?ol de regresar a nuestros compatriotas a Ecuador para legalizar su situaci¨®n agravar¨ªa m¨¢s el problema del pa¨ªs y las consecuencias ser¨ªan impredecibles', advierten los familiares de los inmigrantes, que se declaran dispuestos a rechazar todo convenio que 'signifique impedimentos, restricciones y trabas para los futuros emigrantes'.

La nueva Ley de Extranjer¨ªa

Estas pretensiones chocan con la filosof¨ªa de la nueva ley de Extranjer¨ªa y del convenio que Fern¨¢ndez Miranda negociar¨¢ esta semana en Quito. 'Hay que regular los flujos migratorios de una manera ordenada. Espa?a necesita mano de obra, pero lo que no se puede hacer es abrir las puertas de una forma indiscriminada y provocar un efecto llamada, una estampida de inmigrantes ilegales que llegan a Espa?a y luego conf¨ªan en ser regularizados', dice Gabriel Alou, c¨®nsul espa?ol en Ecuador.

El convenio en cuesti¨®n pretende establecer cuotas anuales de inmigrantes, 'seg¨²n las disponibilidades laborales', y evitar que los ecuatorianos que quieran trabajar en Espa?a viajen como turistas, sino que tramiten previamente en su pa¨ªs el visado. Para ello, deber¨ªan estar provistos de un contrato de trabajo antes de tomar el avi¨®n, lo que est¨¢ muy lejos de la realidad. El convenio quiere parar el incesante flujo humano.

'Que los que salgan de aqu¨ª y vayan a Espa?a se sepa cu¨¢ntos van a ser, y que todos vayan con los papeles en regla', subraya el c¨®nsul. El prop¨®sito suena a cuento de hadas para los desahuciados ecuatorianos, porque, salvo contadas excepciones de empresas espa?olas que en alguna ocasi¨®n env¨ªan a un emisario a Ecuador para reclutar personal o de los trabajadores temporeros, nadie en este pa¨ªs consigue un contrato de trabajo sin viajar a Espa?a.

Las cifras y las escenas que se repiten desde hace meses en los alrededores de la Embajada espa?ola y en el aeropuerto de Quito son el mejor exponente de la lacerante situaci¨®n social que vive Ecuador. Y sin embargo s¨®lo despu¨¦s de la sacudida a la conciencia nacional que supuso la muerte de 12 ecuatorianos arrollados por un tren en Lorca, el Gobierno, los medios de comunicaci¨®n y la opini¨®n p¨²blica han decretado una especie de estado de alerta por la situaci¨®n de los emigrantes.

Las autoridades han tardado en despertar y adoptar alguna iniciativa. Un plan de protecci¨®n de los emigrantes est¨¢ en estudio, en el Congreso se ha planteado la necesidad de elaborar leyes en este sentido y se pretende reforzar la red consular en los pa¨ªses receptores de inmigrantes, como Estados Unidos, Espa?a e Italia. El tema est¨¢ ahora omnipresente en la prensa, y asoma con las primeras movilizaciones callejeras.

El sue?o de escapar de la miseria y la fantas¨ªa de llegar al nuevo Eldorado llamado Espa?a, donde una empleada dom¨¦stica gana en un mes lo que en Ecuador percibe en un a?o, ha generado nuevas ocupaciones en torno a la emigraci¨®n. Por ejemplo, los tramitadores: son las personas que cobran por hacer cola y realizar los tr¨¢mites ante la embajada. O los vendedores de turnos, que permanecen en la intemperie durante toda la noche y luego ceden su puesto a otro previo pago. Los hay, incluso, que se erigen en agentes del orden y mantienen a la gente arrimada a la pared.

El camino recorrido por la mayor¨ªa de los ecuatorianos que hoy est¨¢n en Espa?a es pr¨¢cticamente el mismo: llegaron como turistas -tres meses de permiso legal- gracias a que ninguno de los pa¨ªses del espacio Schengen exige visado de entrada a los ciudadanos ecuatorianos, a diferencia de los peruanos, dominicanos, cubanos y colombianos a los que Espa?a s¨ª exige un visado de corta duraci¨®n.

A partir del d¨ªa 90 se quedaron, en situaci¨®n irregular, en busca de una oferta de trabajo. Quien la obtuvo la registr¨® ante la autoridad laboral quedando con ello legitimado para solicitar un visado. Para este tr¨¢mite design¨® a un representante en Ecuador: un amigo, un familiar... La tramitaci¨®n demora varios meses. Si el resultado es positivo, el interesado tiene que recoger personalmente el visado en Quito, lo que implica cruzar el Atl¨¢ntico, con el consiguiente dispendio. A partir de aqu¨ª queda habilitado para pedir la tarjeta de residente y vivir y trabajar regularmente en Espa?a.