Bush promete menos impuestos y m¨¢s defensa
El nuevo presidente comienza su mandato derogando las ¨²ltimas medidas de su antecesor
Los ocho a?os de Bill Clinton y las elecciones norteamericanas m¨¢s disputadas de todos los tiempos terminaron ayer cuando el republicano George W. Bush tom¨® posesi¨®n como 43 presidente de EE UU. Bush arranc¨® con un llamamiento a la reconciliaci¨®n nacional. 'Esta es mi promesa solemne: trabajar¨¦ para construir una ¨²nica naci¨®n de justicia y oportunidades', dijo en su primer discurso presidencial. Luego cifr¨® sus objetivos pol¨ªticos en el recorte de los impuestos, la reforma del sistema de pensiones y el refuerzo militar. Y afirm¨® que EE UU no piensa encerrarse en el aislacionismo.
Tras jurar sobre la Biblia delante de William Rehnquist, el presidente del Tribunal Supremo que al ordenar el fin de los recuentos de votos en Florida ratific¨® su victoria, Bush pronunci¨® desde la colina del Capitolio un discurso de 15 minutos de duraci¨®n. Su ¨²nica alusi¨®n al resto del mundo fue para reafirmar el internacionalismo norteamericano. 'EE UU', dijo, 'sigue comprometido con el resto del mundo, modelando un balance de poder que favorezca la libertad. Defenderemos a nuestros aliados y nuestros intereses. Mostraremos determinaci¨®n sin arrogancia. Nos enfrentaremos a las agresiones y a la mala fe con resoluci¨®n y fuerza'.
Escuchaban de cerca sus palabras el presidente y vicepresidente salientes, Bill Clinton y Al Gore. Bush, de 54 a?os de edad, agradeci¨® a Clinton su trabajo en la Casa Blanca y a Gore 'haber librado con vigor su campa?a electoral y haberla terminado con elegancia'. Tambi¨¦n se sentaban en el podio los ex presidentes Jimmy Carter y George Bush. La ceremonia convert¨ªa a este ¨²ltimo en el segundo presidente de EE UU padre de otro presidente.
El nombre de John Quincy Adams, que ocup¨® la Casa Blanca entre 1825 y 1829 y que era hijo de John Adams, titular del cargo entre 1797 y 1801, estaba ayer en los labios de mucha gente en Washington. Y no s¨®lo por el paralelismo de su caso con el del segundo Bush, sino porque sigui¨® en pol¨ªtica tras dejar la presidencia y ocup¨® un esca?o en el Congreso. En varias ocasiones Clinton ha declarado que sus ex presidentes favoritos son Carter, por su activismo internacional, y Adams, por seguir en la brecha nacional.
Mientras Bush se estrenaba firmando una moratoria sobre las ¨²ltimas decisiones de su predecesor -incluidas la preservaci¨®n de un tercio de los bosques del pa¨ªs y nuevas directrices sobre el sistema p¨²blico de asistencia m¨¦dica a los jubilados-, Clinton tomaba en la base a¨¦rea de Andrews el avi¨®n que le llevar¨ªa Nueva York. Pronunci¨® all¨ª unas palabras de despedida y ante los carteles que dec¨ªan 'No te vayas', afirm¨®: 'Todav¨ªa sigo aqu¨ª'. Luego precis¨®: 'No es necesario ocupar puestos de Gobierno o de poder para hacer avanzar tus causas'. Qued¨® claro que el l¨ªder indiscutible del Partido Dem¨®crata piensa seguir en activo.Clinton, a sus 54 a?os el ex presidente m¨¢s joven desde Teddy Roosevelt en 1909, dej¨® Washington sin haber arreglado Oriente Pr¨®ximo, el gran objetivo del tramo final de su estancia en la Casa Blanca. Pero el d¨ªa anterior hab¨ªa conseguido cerrar el caso Lewinsky con el reconocimiento de que prest¨® bajo falso testimonio, y ayer mismo otorg¨® perdones presidenciales a varios amigos. Entre ellos, su hermano Roger Clinton, condenado por drogas, su amiga Susan McDougal, condenada por el caso Whitewater, y su ex secretario de Vivienda Henry Cisneros, condenado por mentir bajo juramento al FBI. Tambi¨¦n perdon¨® a Patty Hearst, la millonaria convertida en revolucionaria tras su secuestro en los setenta.
Pero Bush ocupa desde ayer la Casa Blanca y el resto es nostalgia. En su primer discurso, el hasta ahora gobernador de Tejas expres¨® su preocupaci¨®n por la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa norteamericana. 'Si permitimos que nuestra econom¨ªa decaiga, los d¨¦biles sufrir¨¢n m¨¢s', dijo. Eso le permiti¨® insistir en el que va a ser su gran caballo de batalla. 'Reduciremos los impuestos', se?al¨®, 'para recuperar el vigor de la econom¨ªa'.
Consciente de la estrechez de su victoria y de la amargura que reina entre los votantes de Gore, el hombre que no gan¨® la Casa Blanca pese a sacar una ventaja de medio mill¨®n de votos, Bush hizo de la unidad el gran tema de su primer mensaje. Y, en l¨ªnea con su conservadurismo con compasi¨®n, lo aderez¨® con llamamientos a la necesidad de ayudar a los m¨¢s d¨¦biles. Aunque precis¨® que 'la solidaridad no es tarea exclusiva del Gobierno, sino de toda la naci¨®n', y a?adi¨® que las iglesias, las sinagogas y las mezquitas deben desempe?ar un gran papel. En un clima desapacible, la toma de posesi¨®n de Bush, como la de todos sus predecesores, estuvo cargada de alusiones a Dios y parafernalia patri¨®tica. Bush aprovech¨® la ocasi¨®n para declarar oficialmente hoy domingo como 'd¨ªa nacional de oraci¨®n y acci¨®n de gracias' para celebrar el pac¨ªfico traspaso del poder.
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