El mercado del petr¨®leo no reacciona
El recorte de producci¨®n de la OPEP mantiene el objetivo de precio entre 22 y 28 d¨®lares
Por primera vez desde marzo de 1999, los pa¨ªses productores de la OPEP han acordado un recorte de cuotas de producci¨®n evocando un pasado que llev¨® a m¨¢ximos de la d¨¦cada la cotizaci¨®n del barril de petr¨®leo. La f¨¦rrea disciplina en el cumplimiento del recorte de oferta tuvo que ser contrarrestrada un a?o despu¨¦s ante la imparable escalada del precio del crudo. As¨ª, se decidi¨® una primera ampliaci¨®n de cuotas, de 1,2 millones de barriles por d¨ªa (bpd.), en marzo de 2000, cuando el precio del barril de brent super¨® los 30 d¨®lares, m¨¢ximos no alcanzados desde finales de 1990 cuando se desat¨® la guerra del Golfo. En ausencia de conflictos b¨¦licos u otros shocks de oferta, el precio del petr¨®leo no hab¨ªa aumentado de forma tan impulsiva en la historia reciente y bien que lo pagaron los indicadores de precios de las econom¨ªas occidentales.
En ese feliz primer trimestre, la econom¨ªa americana se resist¨ªa a aterrizar, alz¨¢ndose como el paradigma de la nueva econom¨ªa. El Area Euro, por su parte, alcanzaba el mayor ritmo de crecimiento desde que se desatara la crisis de las econom¨ªas del sudeste asi¨¢tico. Esta situaci¨®n tuvo su m¨¢s fiel reflejo en la boyante demanda de petr¨®leo que absorbi¨® de forma inmediata este primer aumento de producci¨®n. Durante el pasado a?o se sucedieron los acuerdos de ampliaci¨®n de cuotas en el seno de la OPEP, lo que no impidi¨® que en septiembre el barril de Brent superara los 37 d¨®lares, situ¨¢ndose en m¨¢ximos de los ¨²ltimos 20 a?os.
Bien distinta es la situaci¨®n al inicio de este nuevo milenio. Los indicadores de actividad publicados en Estados Unidos comienzan a perfilar el temido 'aterrizaje brusco' de su econom¨ªa, provocando substanciales revisiones a la baja del crecimiento previsto para el presente ejercicio. Las expectativas de contracci¨®n de la demanda de crudo en un contexto de aumento de oferta provocaron que los precios se derrumbaran a finales del pasado a?o. El barril de brent cotizaba el ¨²ltimo d¨ªa de 2000 ligeramente por encima de los 22 d¨®lares, lo que supone un descenso del 40% desde los m¨¢ximos alcanzados en el mismo ejercicio.
Reacci¨®n moderada
La reacci¨®n de la OPEP no se ha hecho esperar y antes de la reuni¨®n convocada para el 17 de enero los principales miembros ya hab¨ªan declarado su intenci¨®n de llevar a cabo un recorte importante de la producci¨®n. Finalmente, el descenso se cifr¨® en 1,5 millones bpd., es decir, una contracci¨®n de la oferta total del c¨¢rtel del 5,6%, lo que todav¨ªa concede margen a reducciones adicionales, habida cuenta del incremento registrado en 2000 (3,7 millones bpd.). Sin embargo, en esta ocasi¨®n el precio del barril parece haber hecho caso omiso a la decisi¨®n.
?Por qu¨¦ la reacci¨®n ha sido tan tibia? La clave hay que buscarla en el cambio de fase que se est¨¢ evidenciando en la econom¨ªa americana. El enfriamiento de la demanda de un pa¨ªs que concentra el 22% del producto interior bruto mundial sin duda acota el recorrido alcista el precio del petr¨®leo.
Entre 22 y 28 d¨®lares
El rango de referencia para la cotizaci¨®n de la cesta de crudo de la OPEP se mantiene inalterado en los 22-28 d¨®lares. Esta banda puede calificarse de elevada si tenemos en cuenta que el precio medio de esta variedad se ha situado en 18 d¨®lares en el per¨ªodo 1993-2000. Sin embargo, el descalabro de la cotizaci¨®n del petr¨®leo a finales de 1998 introduce cierto sesgo a la baja en el c¨¢lculo del promedio. Precisamente evitar la volatilidad es uno de los objetivos compartidos por productores y consumidores.
En el primer caso es obvio el inter¨¦s en evitar la incertidumbre acerca de la obtenci¨®n de unos ingresos que son cruciales para el saneamiento de la posici¨®n financiera. De hecho, a lo largo de 2000 los pa¨ªses con mayor cuota de producci¨®n destinaron gran parte de las jugosas ganancias derivadas de la venta de crudo a este fin.
En concreto, Arabia Saud¨ª, que vio incrementar sus ingresos petroleros en un 73%, destin¨® un elevado porcentaje a la amortizaci¨®n de deuda externa y recomposici¨®n de los niveles de reservas en divisas. En cuanto a Ir¨¢n, cuyos ingresos petroleros aumentaron un 67%, aplic¨® una buena parte a reducir deuda externa y financiar subsidios sociales. En cuanto a los pa¨ªses consumidores, no hay que remontarse muy atr¨¢s en el tiempo para comprobar los da?inos efectos que sobre el crecimiento econ¨®mico y la inflaci¨®n tiene la sobrevaloraci¨®n del crudo.
Si el pasado a?o conven¨ªamos en que el exceso de demanda era el factor desestabilizador de los precios, en la actualidad es razonable otorgar escasas probabilidades a una posible escalada alcista de la cotizaci¨®n del barril de crudo. Incluso asumiendo un nuevo recorte de cuotas en la reuni¨®n de la OPEP prevista para el 16 de marzo, como ya se anticipa en el expl¨ªcito comunicado de la ¨²ltima cumbre de enero, parece dif¨ªcil que el componente energ¨¦tico vuelva a erigirse como el tal¨®n de Aquiles de la inflaci¨®n.
No podemos obviar, en todo caso, el riesgo derivado de sucesivos descensos de producci¨®n que puedan poner en entredicho nuevamente el cumplimiento del objetivo de estabilidad de precios que prevalece en la gesti¨®n de la pol¨ªtica monetaria. Un barril de brent cotizando por encima de los 30 d¨®lares de forma sostenida dificultar¨ªa sensiblemente la delicada labor de Alan Greenspan de amortiguar el aterrizaje de la econom¨ªa americana.
Amenaza para la inflaci¨®n
Durante muchos meses, el precio de la gasolina ha presionado intensamente sobre la inflaci¨®n espa?ola, hasta el punto de que el equipo econ¨®mico del Gobierno ha atribuido a la escalada del precio del crudo el desbordamiento de los precios, aunque era evidente que el IPC espa?ol indicaba tensiones inflacionistas mucho antes del crecimiento de los precios del petr¨®leo. La situaci¨®n ahora es ligeramente diferente. El descenso del coste del crudo en los mercados internacionales se ha trasladado a los precios de los combustibles, de forma que en los pr¨®ximos meses puede disminuir el efecto sobre el IPC, pero ese efecto quiz¨¢ s¨®lo beneficie a los precios de los meses de noviembre, diciembre y enero. Porque los analistas consideran que los combustibles volver¨¢n a subir a partir de febrero, como consecuencia inmediata del recorte de las producciones. En el gr¨¢fico adjunto puede compararse la evoluci¨®n de los precios de la gasolina de 95 octanos y el gas¨®leo en Espa?a y en Europa. De nuevo puede producirse un cambio de tendencia que eleve la inflaci¨®n en la zona de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM). Los primeros c¨¢lculos indican que ese efecto puede costarle a la inflaci¨®n espa?ola un crecimiento de al menos medio punto durante los pr¨®ximos seis meses; contando con que la subida esperada del crudo no rebase los 30 d¨®lares por barril.
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