Orinal
A la luz de las ¨²ltimas informaciones sobre el llamado s¨ªndrome de la clase turista, ese colapso que afecta a los pasajeros que est¨¢n muchas horas sentados, me extra?a que todav¨ªa no se haya muerto nadie en el trayecto ferroviario Madrid-Almer¨ªa. Con el cron¨®metro en la mano puedo asegurar que se tarda m¨¢s tiempo en tren desde Almer¨ªa a Madrid, que desde Madrid a Nueva York en cualquiera de los vuelos existentes. Seg¨²n la propia Renfe, la v¨ªa que nos une con la capital y los trenes que circulan por ella son verdaderas piezas de museo, y Patrimonio Nacional deber¨ªa tomar cartas en el asunto e impedir que esta parte de la Historia de Espa?a est¨¦ todav¨ªa en funcionamiento, a la intemperie, cuando deber¨ªa estar siendo restaurada y exhibida en colecciones p¨²blicas para que las nuevas generaciones tengan constancia de c¨®mo se cruzaba Espa?a en el siglo pasado. Parad¨®jicamente, son las nuevas generaciones las que m¨¢s se divierten con el pasado de Espa?a. Hace unos meses fui con mis hijos a Port Aventura, y ninguna de las monta?as rusas en las que se montaron, ninguno de los precipicios mec¨¢nicos a los que se arrojaron les divirti¨® tanto como el viaje nocturno de Almer¨ªa a Madrid, encaramados en sus literas, tratando de agarrarse a cualquier asidero para no precipitarse al vac¨ªo.
Los compartimentos de coche-cama de nuestro expreso tienen una peque?a compuerta situada bajo la mesa-lavabo. Al tirar de su asa, la hoja se abre gracias a una bisagra atornillada en su base. Encajado en la parte interior de la compuerta hay un orinal de aluminio. El artificio me maravilla por su eficacia: despu¨¦s de aliviarse, el viajero vuelve a fijar la bacina en su lugar y al cerrar la compuerta, el contenido cae de manera natural sobre las traviesas de los ra¨ªles. La Junta de Andaluc¨ªa, que ha sido incapaz de defender para Almer¨ªa una pol¨ªtica de transportes racional y solidaria, deber¨ªa facilitar a todos los andaluces la posibilidad de ver este orinal de nuestro tren aunque s¨®lo fuera una vez en la vida.
Qu¨¦ tedioso resulta ahora, ?verdad?, el viaje a Madrid desde la Estaci¨®n de Santa Justa en Sevilla. Dos horas de viaje en las que las ¨²nicas molestias son los tel¨¦fonos m¨®viles y el ¨²nico peligro la temperatura del caf¨¦ con leche. Pronto le tocar¨¢ el turno a M¨¢laga, que con su flamante AVE perder¨¢ en diversi¨®n y orinales todo lo que va a ganar en rapidez y seguridad.
Lo ¨²nico que me extra?a de este agravio comparativo es que los alcaldes de Almer¨ªa y el presidente de la Diputaci¨®n no alcen la voz, no denuncien claramente esta desigualdad, no se quemen a lo bonzo frente a la sede de Fomento, junto al incombustible presidente de la Junta, que no sufrir¨ªa da?o alguno, y junto a ese genial humorista del PP llamado Rafael Hernando. Este diputado por Almer¨ªa ha tenido la ocurrencia de decir que el reciente acuerdo entre ?lvarez Cascos y los presidentes de las comunidades de Valencia, de Murcia y de Castilla-La Mancha para llevar el AVE a sus respectivas regiones es una buena noticia para las necesidades almerienses. Me pregunto si se referir¨¢ a las necesidades que, por culpa del desinter¨¦s y la insolidaridad, habr¨¢ que seguir haciendo por muchos a?os en el orinal de nuestro tren.
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