La crisis de las 'vacas locas' arrincona las opciones de Villalobos de ser candidata del PP a la Junta
La ministra de Sanidad, por sugerencia de su marido, Pedro Arriola, asesor del presidente del Gobierno en materia de imagen, ha decidido tomarse un tiempo sab¨¢tico sin aparecer en los medios de comunicaci¨®n. Prepara su reaparici¨®n para la segunda semana de febrero, en el Congreso. Desde su famosa frase descartando el hueso de vaca para hacer caldo ha venido a M¨¢laga dos veces. Sus fieles dicen que este fin de semana estaba 'tranquila y serena', pero que el anterior 'estaba tensa y muy tocada'. A algunos ¨ªntimos les ha prevenido contra una maniobra dentro del partido: 'Est¨¢n intentando enfrentarme con Te¨®fila'.
En el PP se ha extendido la teor¨ªa de que Te¨®fila Mart¨ªnez est¨¢ mucho mejor situada que ning¨²n otro posible candidato a la Junta. 'No hay otra alternativa, ni otra opci¨®n', dicen fuentes del partido en Madrid. Eso s¨ª, el PP le exigir¨¢ que renuncie a la alcald¨ªa de C¨¢diz y concentre su esfuerzo en el Parlamento andaluz. 'El modelo ser¨ªa el de Agust¨ªn Conde, que era alcalde de Toledo y no se present¨® a la reelecci¨®n para aspirar a la Junta de Castilla La Mancha', sostienen las mismas fuentes.
Fuera o no Villalobos una candidata con posibilidades, lo cierto es que entre estas dos dirigentes ha habido un claro distanciamiento en los ¨²ltimos meses. Una de las frases favoritas de Te¨®fila Mart¨ªnez es 'yo no pongo la mano en el fuego ni por mi marido, ni por mi hijo, as¨ª que imaginaros por los dem¨¢s'. Una expresi¨®n que refuerza su imagen de mujer dura y fr¨ªa. Y valiente. No gasta el argumento s¨®lo con te¨®ricos inferiores: tambi¨¦n lo dijo de Josep Piqu¨¦ en v¨ªsperas de una visita a C¨¢diz en plena ofensiva socialista por el caso Ercros.
Esta desconfianza natural de Mart¨ªnez ha tenido un episodio particular con Villalobos, con la que hab¨ªa mantenido tradicionalmente buenas relaciones, enfriadas tras la llegada de la malague?a al Ministerio de Sanidad. Villalobos hab¨ªa presumido siempre de su amistad. 'La rubia es fant¨¢stica', dijo en v¨ªsperas de las elecciones auton¨®micas y generales en presencia del entonces ministro Rafael Arias Salgado. Pero reci¨¦n llegada al Ministerio, una de las primeras perlas de Villalobos fue decir que su modelo sanitario era 'el de Chaves'. Esto le sent¨® mal a Mart¨ªnez, pero peor a¨²n que Villalobos fichara como jefa de gabinete a Isabel Torn¨¦, sin advertir previamente a la presidenta regional del partido. Torn¨¦ era diputada aut¨®nomica por Granada, hab¨ªa sido directora financiera del Hospital Cl¨ªnico de M¨¢laga, y fue nombrada por Mart¨ªnez portavoz adjunta del grupo en el Parlamento andaluz. 'Antes Te¨®fila y Celia se re¨ªan juntas, se retiraban de la gente para hacerse confidencias y ahora hablan del tiempo cuando se ven', cuenta un dirigente popular que las trata con frecuencia.
Ambas se han vinculado en los ¨²ltimos a?os con la familia de Rodrigo Rato dentro del PP. Mart¨ªnez a y su marido, el presidente de la patronal gaditana, Santiago Cobo, acogieron con suma amabilidad a Rato cuando lleg¨® a C¨¢diz en 1982 como diputado cunero (lo fue hasta 1989). Y esa relaci¨®n no ha hecho m¨¢s que estrecharse. Villalobos, por su parte, ha practicado a Rato 's¨®lo a ratos', porque tambi¨¦n intentaba la v¨ªa directa con Aznar.
Villalobos no s¨®lo ha perdido predicamento en su partido, tambi¨¦n en la calle. Sus fieles reconocen que en M¨¢laga 'las mismas mujeres que antes lloraban cuando se la encontraban por la calle y la abrazaban, ahora dicen con desd¨¦n que 'la recomendaci¨®n de comprar carne de primera y no gangas es propia de una rica'. Villalobos conf¨ªa en el tiempo para salir del apuro. El mensaje de sus seguidores es que va a 'aguantar el tir¨®n'. De momento, queda lejos la recomendaci¨®n que le hizo Arriola cuando la nombraron ministra: que fuera 'la Loyola de Palacio de este Gobierno'. La idea del experto era que buscara una imagen fuerte, centrada, santo y se?a del Ejecutivo, opinando de todos los temas. Como si fuera la voz de Aznar, la esencia del PP. Pero, la esencia se ha quedado en el caldo...
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