'Hay que ense?ar que la cooperaci¨®n no es s¨®lo la ayuda puntual'
El periodista c¨¢ntabro Javier Rodr¨ªguez (Caranceja, 1961) se propuso contribuir a la educaci¨®n en valores de los estudiantes compartiendo con ellos su experiencia de reportero en el Tercer Mundo (ha visitado cerca de 70 pa¨ªses en los ¨²ltimos 13 a?os). Con este fin escribi¨® el libro Infancias rotas (publicado por FETE-UGT y el Gobierno de Cantabria), en el que resume la historia de 16 v¨ªctimas de explotaci¨®n infantil en los cinco continentes. Despu¨¦s de que los profesores leen el libro a sus alumnos, Rodr¨ªguez acude a darles una charla con diapositivas y a resolver sus dudas. Este proyecto ha permitido acercar la realidad de los pa¨ªses pobres a alrededor de 5.000 alumnos c¨¢ntabros.
'Es necesario explicar a los alumnos que los adultos se han acostumbrado a aceptar las injusticias'
Pregunta. En su libro aparecen ni?os que son sicarios, prostitutas, esclavos, adictos al pegamento, leprosos. ?No resulta demasiado duro para escolares?
Respuesta. He procurado no suavizar las historias, no ocultar la realidad a los estudiantes. Los profesores reconocen que es duro, pero tienen tablas para traducir los relatos a sus alumnos. Por ejemplo, cuando les leen la historia de Habib, un ni?o tuberculoso que conoc¨ª en Bangladesh, empiezan por contarles que el cr¨ªo fabricaba tizas para sobrevivir.
P. ?Y cu¨¢l es la respuesta de los alumnos?
R. Sorprendente. No tienen prisa por terminar la clase. A veces te hacen preguntas de pura l¨®gica que te desarman. No entienden por qu¨¦ si eres capaz de explicarles el problema no les das al mismo tiempo la soluci¨®n. No comprenden por qu¨¦ cada d¨ªa mueren de hambre 45.000 ni?os y nadie lo evita. En el fondo tienen raz¨®n. La inocencia les lleva a decir grandes verdades.
P. ?Son los escolares m¨¢s receptivos a sus relatos que los adultos?
R. Est¨¢ clar¨ªsimo. El adulto siempre busca argumentos para justificarse. Los ni?os tienen un pensamiento m¨¢s plano y se expresan con menos adjetivos, pero su frescura permite que siempre den en el clavo y nunca den nada por hecho.
P. Cada vez que ocurre una desgracia, como la que sacudi¨® El Salvador hace unos d¨ªas, Espa?a entera se moviliza para enviar ayuda. ?Persigue con su proyecto preparar a los ni?os para que no pierdan esta costumbre?
R. M¨¢s bien, al contrario. La educaci¨®n en valores tiene que contribuir a evitar todo eso. Hay que ense?ar que la cooperaci¨®n no es s¨®lo enviar ayuda puntual. Los ni?os, los futuros adultos, deber¨¢n ser capaces de evitar ese tipo de situaciones. La labor de las ONG es estupenda, pero lo que hace que surjan es la falta de voluntad pol¨ªtica de los Gobiernos. Los alumnos tienen que entender que la compasi¨®n s¨®lo sirve para que la pobreza se mantenga. Si algo me ha quedado claro de mis viajes es que la compasi¨®n es lo ¨²nico que no necesita aquella gente.
P. ?Cree que la miseria que ha conocido est¨¢ relacionada con carencias educativas?
R. S¨ª, la barrera de la miseria y del trabajo infantil la marca claramente la falta de educaci¨®n. En cuanto un ni?o africano aprende a leer y escribir su vida cambia. Pero la educaci¨®n debe ser generalizada, porque si no ese mismo ni?o se convertir¨¢ en funcionario, se pondr¨¢ un traje europeo y se portar¨¢ igual que un colonizador occidental.
P. ?Qu¨¦ idea tiene usted exactamente de la educaci¨®n en valores?
R. Es necesario explicar a los alumnos que los adultos se han acostumbrado a aceptar las injusticias y las violaciones de los derechos humanos. Es necesario discutir esto con ellos y confiar en que se despierten sus conciencias, pero sin imponer nada.
P. ?Qu¨¦ diferencia a los ni?os de los pa¨ªses pobres de los escolares que usted visita?
R. La infancia se vive de otra forma en los pa¨ªses del Sur. Pero tampoco dir¨ªa que all¨ª todo es peor. Hay aspectos de los ni?os de all¨ª que ya los querr¨ªa para mis dos hijas; como la capacidad de entusiasmarse por cualquier cosa, aun viviendo en condiciones m¨ªnimas. Un ni?o de aqu¨ª se disgusta si no tiene 10 juguetes el d¨ªa de los Reyes Magos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.