Lo que no cesa
Los caciques se estren¨® al empezar 1920: un estudioso (Vicente Ramos) la calific¨® de comedia regenaracionista. 'Viva Espa?a', dice el personaje que lleva la representaci¨®n del autor, 'pero viva con un ideal cierto, seguro, firme, que acabe para siempre con los miedos, con los claudicadores, con los cobardes'. Alfonso XIII fue a verla y felicit¨® al comedi¨®grafo, quien le dedic¨® la edici¨®n impresa: poco despu¨¦s, ese mismo rey trajo a Espa?a la dictadura de Primo de Rivera, caciquismo a escala nacional.
Arniches tom¨® la historia de El inspector de Gogol; cuando la escribi¨®, la revoluci¨®n rusa ten¨ªa tres a?os, y es posible que el impulso, la necesidad de cambiar todo, tuviera la inspiraci¨®n de los sucesos lejanos y a¨²n no muy claros dentro de una guerra civil y un cerco por las naciones ricas.
Los caciques
Obra original de Carlos Arniches. Int¨¦rpretes: Sazatornil, Rafael Castej¨®n, Marta Fern¨¢ndez-Muro, etc¨¦tera. Escenograf¨ªa y figurines: Antonio Mingote. Montaje de Jos¨¦ Luis Alonso. Direcci¨®n: Angel F. Montesinos. Centro Cultural de la Villa de Madrid.
En 1963, Jos¨¦ Luis Alonso era director del Mar¨ªa Guerrero y repuso Los caciques: inclin¨® la 'farsa pol¨ªtica' hacia una mayor comicidad. Encarg¨® a Mingote los decorados y los figurines: se adaptaba muy bien un esp¨ªritu a otro. 'Quiero traer Arniches a nuestros d¨ªas', dec¨ªa Jos¨¦ Luis. El cacique era Franco para muchos espectadores. En un pueblo donde se represent¨®, el alcalde tuvo que irse de la representaci¨®n porque los vecinos le se?alaban a ¨¦l entre carcajadas para identificarle con el cacique.
Resonancias actuales
Ahora se repone como homenaje a Alonso, y tiene resonancias actuales. Resonancias de alcaldadas, 'ya tienes el padre alcalde', dice Pedro Crespo a su hija en El alcalde de Zalamea con una frase muy espa?ola de concentraci¨®n y voluntad de poder absoluto en cargos mayores y menores. Las gracias, las iron¨ªas, los chistes a veces burdos, como burda es la presencia de los caciques de pueblo y su brutalidad, hac¨ªan re¨ªr a los espectadores del estreno, que presid¨ªa el alcalde de Madrid (reprimo cualquier comentario). Supongo que en sucesivas representaciones, previo paso del espectador inocente por la taquilla, las alusiones se har¨¢n mas perceptibles. Todo tiene un saborcillo dos veces antiguo -el de los 80 a?os de su estreno, el de los casi 40 de su reposici¨®n- que da valor a la Espa?a que no cesa y que no termina de salir de sus problemas. Aunque sea m¨¢s rica.
La obra se ha montado siguiendo a Jos¨¦ Luis Alonso: aparte de notas, testigos (Rafael Castej¨®n estuvo en el primer reparto y en ¨¦ste) y dise?os, existe un v¨ªdeo: se ha seguido con la fidelidad posible. ?ngel Fern¨¢ndez Montesinos se ha encargado de la reconstrucci¨®n y de la direcci¨®n pr¨¢ctica: pronunci¨® unas palabras finales para dedicar los aplausos a Jos¨¦ Luis. Pero otra muerte de hace unos d¨ªas se superpuso: la de Antonio Guirau, director del centro durante muchos a?os y la persona que tuvo la idea de esta reposici¨®n. Dio la palabra al alcalde, que dedic¨® el espect¨¢culo a Guirau. Y sonaron los aplausos finales para todos.
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