La v¨ªa oriental
A las tres de la ma?ana, con mantas y hamacas, se hab¨ªa empezado a formar la cola para la asistencia a un abarrotado ensayo general de Madama Butterfly dos d¨ªas antes del estreno. Es una imagen que ahora despierta nostalgia de otros tiempos por su rareza pero que, sobre todo, da idea de una afici¨®n curtida. La de Bilbao lo es. La 'catedral del canto', dicen algunos por analog¨ªa futbol¨ªstica con el vecino campo de San Mam¨¦s. No les falta un puntito de raz¨®n.Madama Butterfly es una ¨®pera de soprano. Como La traviata. Si la protagonista se hace con el personaje, el ¨¦xito est¨¢ garantizado. De lo contrario, mala cosa. Xiu Wei Sun, nueva en esta plaza, respondi¨® a las expectativas. Su construcci¨®n del personaje de la ¨®pera pucciniana es s¨®lida. Adem¨¢s, posee una buena l¨ªnea de canto a partir de un material de origen no especialmente atractivo, y tiene sentido de la progresi¨®n de la tragedia gracias a una acertada dosificaci¨®n de sus recursos expresivos, teatrales y t¨¦cnicos. Convence.
Sobriedad
No es la suya una Butterfly dulce e interiorizada al estilo de Victoria de los ?ngeles, ni tampoco profundamente desgarrada teatralmente a la manera de Raina Kabaivanska. La soprano china encarna una tercera v¨ªa que podr¨ªamos llamar oriental. No es, en cualquier caso, un orientalismo desde el exotismo, sino desde la sobriedad.
La evoluci¨®n del personaje, en su camino irreversible de la ilusi¨®n al suicidio, es matizada con sensibilidad pero sin ning¨²n tipo de sobreactuaci¨®n. Y es, precisamente, esa distancia teatral aplicada desde la voz lo que imprime credibilidad a la historia y la aleja del sentimentalismo y la l¨¢grima f¨¢cil para meterla de lleno en los caminos del drama universal.
Voces orientales. Bella es la de la japonesa Ning Liang, Suzuki en Bilbao y tambi¨¦n en la pel¨ªcula de Fr¨¦d¨¦ric Mitterrand sobre Butterfly. Una mayor presencia vocal se ech¨® de menos en el personaje de Pinkerton, asumido por el tenor americano Stephen Mark Brown, oscurecido a veces por una orquesta que abus¨® del fort¨ªsimo, aunque se movi¨® con mucha pulcritud en las medias tintas con la solvencia de una batuta tan experimentada como la de Yoram David. Un m¨¢s que notable Sharpless del mexicano Jorge Lagunes y un reparto de secundarios encabezado por el veterano Jos¨¦ Ruiz completaron una representaci¨®n estimable, que alcanz¨® con el retrato de la protagonista sus momentos estelares.
La escena, procedente del teatro Regio de Tur¨ªn, facilit¨® el protagonismo de los cantantes por la utilizaci¨®n de unos espacios vac¨ªos en general bastante sombr¨ªos. No sobr¨® fantas¨ªa, desde luego, pero tampoco hubo ning¨²n tipo de excesos en esta ¨®pera tan pegada al sufrimiento, la melancol¨ªa y la tristeza.
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