El silencio vale millones
La Audiencia de Madrid indemniza a una comunidad de vecinos que sufri¨® durante 18 meses el ruido de una obra
Los 16 vecinos del 48 de la calle de Duque de Sesto, en Madrid, bien podr¨ªan encarnar alg¨²n cap¨ªtulo de la serie de televisi¨®n Ally McBeal, la abogada capaz de llevar a los tribunales los casos m¨¢s ins¨®litos. Ellos son los primeros sorprendidos de que la Audiencia de Madrid haya fallado a su favor. La decisi¨®n que tomaron de acudir a la justicia fue un intento desesperado de encontrar una reparaci¨®n a 18 meses de ruidos infernales procedentes de un edificio que se construy¨® pared con pared a su inmueble. La sentencia favorable que han obtenido reconoce que el silencio es un bien y, por tanto, hay que preservarlo.
El abogado Ricardo Ayala Mart¨ªnez fue quien convenci¨® a estos vecinos de que la justicia pod¨ªa resarcirles de su sufrimiento. Desde 1996 hasta hace unos d¨ªas, su caso ha estado dando vueltas en los tribunales, y al final han logrado una sentencia que reconoce su derecho a disfrutar del silencio. Esta comunidad de vecinos recibir¨¢ una indemnizaci¨®n de 2.500.000 pesetas, cantidad que los jueces han considerado que habr¨ªan necesitado para alquilar otra vivienda el tiempo que duraron las obras.
'El dinero es lo de menos, lo importante es que nos han dado la raz¨®n', se?ala Santiago Mart¨ªn, uno de los inquilinos del edificio. ?l fue uno de los que m¨¢s sufrieron las obras. Trabaja en su domicilio y su despacho da a un patio interior que linda con la casa que estuvo en obras. 'No se pod¨ªa parar. Desde las ocho de la ma?ana hasta bien entrada la tarde, el ruido era terrible, eso sin tener en cuenta el polvo que se met¨ªa por todas partes. Fueron 18 meses terribles en los que tuvimos que aguantar adem¨¢s la chuler¨ªa de los obreros que trabajaban en ese edificio'.
Tras efectuar 25 denuncias ante el Ayuntamiento de Madrid, dos de las cuales acabaron en sanci¨®n que no se lleg¨® a ejecutar, los vecinos del 48 de la calle de Duque de Sesto supieron que la maquinaria que se empleaba en la obra no era la apropiada. 'Llamamos a muchos t¨¦cnicos y tambi¨¦n vinieron los del Ayuntamiento', explica Ricardo Ayala. 'Los niveles de ruido superaban en muchos decibelios los permitidos y la raz¨®n, seg¨²n los expertos, era que las m¨¢quinas estaban descatalogadas. Lo que intent¨® FCC, empresa que se encarg¨® de la construcci¨®n del edificio, fue abaratar los costos, y para ello no se emplearon los aparatos que emiten un menor nivel de ruido. Tampoco se respet¨® el horario autorizado para trabajar. Fueron 18 meses interminables con dos veranos muy calurosos en los que las familias no ten¨ªan m¨¢s remedio que abrir las ventanas. O se mor¨ªan de calor o de ruido y polvo'.
Los estudios sobre la intensidad de ruido que soportaron los propietarios de los 14 pisos y dos bajos del 48 de Duque de Sesto no ofrecen dudas sobre lo que debieron pasar, pero sus relatos son a¨²n m¨¢s elocuentes. 'Jos¨¦ Luis, uno de los vecinos', cuenta Santiago Mart¨ªn, el portavoz del grupo, 'no o¨ªa el ruido de su m¨¢quina de afeitar cuando la enchufaba por las ma?anas. En otra casa se rompi¨® el cristal del cuarto de ba?o a causa del ruido. Y casi todos tenemos grietas en las paredes como consecuencia de esa obra'.
Santiago Mart¨ªn explica que en m¨¢s de una ocasi¨®n intentaron negociar con los constructores para que cumplieran la normativa. 'Nunca reconocieron lo que est¨¢bamos pasando. En los patios interiores apenas hay 20 metros de una fachada a otra. Ten¨ªamos la obra metida en nuestras casas. Hubo gente que lo pas¨® peor porque no todo el mundo soporta el ruido de la misma manera. Las discusiones en las casas aumentaron. Adem¨¢s, en este edificio hay gente muy mayor. Nos sentimos indefensos y por eso recurrimos a la justicia'.
Ricardo Ayala ha peleado durante casi cuatro a?os en los tribunales. Tuvo que lograr primero que se reconociera al presidente de la comunidad como representante legal de todos los propietarios; de lo contrario, la demanda habr¨ªa sido a¨²n m¨¢s complicada, porque deber¨ªan haber sido 16 los pleitos abiertos. Ayala tambi¨¦n tuvo que bucear para buscar fundamentos jur¨ªdicos en que basar el derecho de sus representados a disfrutar del silencio. 'Me apoy¨¦ tanto en los art¨ªculos 8.1 del Convenio de Roma como en el 18.1 de la Constituci¨®n Espa?ola, que preserva el derecho a la intimidad de todos los ciudadanos'. Un portavoz de la empresa constructora coment¨® ayer a este diario que est¨¢n estudiando esta sentencia con vistas a la posible presentaci¨®n de un recurso.
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