Tiberio
Tiberio es el enorme cerdo de la rifa de la Misericordia de Bilbao. A Tiberio unos castas que resucitaron la rifa lo paseaban en un carro con charanga de acompa?amiento en una reconstrucci¨®n mejorada de lo que fue anta?o esa rifa. Pero digo que lo paseaban porque este a?o el Gobierno vasco, seg¨²n civilizada y humana legislaci¨®n, prohibe exhibir de esa forma a los animales que van a ser sacrificados. Si no fuera por el terrorismo, con estos detalles tan encomiables en la protecci¨®n de los animales, estar¨ªamos viviendo como en Suecia.
Lo llamativo del caso, sin embargo, fue ver en Deia que en el titular de la noticia de la prohibici¨®n del paseo no se citaba 'Gobierno vasco', sino 'Gasteiz'. Se hac¨ªa dif¨ªcil entenderlo, ?qu¨¦ pintaba Gasteiz en la prohibici¨®n?, hasta que uno cae en la cuenta que se usa Gasteiz con la misma raz¨®n y connotaci¨®n peyorativa que lo realiza el nacionalismo radical. Incluso esta instituci¨®n, sacrosanta hasta hace pocas fechas para el nacionalismo moderado, se ve modificada en su denominaci¨®n, mostrando la comuni¨®n que desde Lizarra se ha ido produciendo entre las dos formulaciones del nacionalismo, el radical y el moderado. Sonaba tan fuerte como Madrid prohibe....Ya hace tiempo se observ¨® que el t¨¦rmino de Euskal Herria, de la mano de HB, se traslad¨® al libro de estilo del PNV, aparcando el t¨¦rmino del Maestro Euskadi.
Tambi¨¦n se vieron las asunciones de contencioso vasco, conflicto vasco, y la invenci¨®n del concepto del soberanismo. En cuanto a las iconograf¨ªas, el uso de elementos folkl¨®ricos, el uso exagerado de la ikurri?a, el mismo discurso, la p¨¦rdida de planteamientos izquierdistas en HB, nos han ido remitiendo a un s¨®lo nacionalismo con un solo lenguaje por influencias mutuas, com¨²n. El tratamiento del lenguaje en este tipo de procesos fue realizado con profundidad por Jean Pierre Faye (Los lenguajes totalitarios, Taurus) en la Alemania de entreguerras, y no estar¨¢ de m¨¢s echarle un vistazo.
Hace a?os, al radicalismo abertzale no le gustaba nada la iconograf¨ªa folkl¨®rica del nacionalismo tradicional, y a ¨¦ste nada su lenguaje. Ahora comparten el mito de la independencia primigenia, impoluta de romanizaci¨®n, el milenarismo del retorno a aquella independencia inexistente, la reunificaci¨®n transfonteriza, la conspiraci¨®n opresiva de lo espa?ol y su perniciosa contaminaci¨®n de todo, incluidos los medios de comunicaci¨®n. Todo es uno, y ah¨ª hay que observar con preocupaci¨®n al nacionalismo, porque los s¨ªntomas de la unidad pol¨ªtica y cultural promotora del fascismo los tenemos delante de las narices.
Que el terrorismo es un gran problema es de perogrullo, y ah¨ª ha estado. Pero nunca se puede decir que las cosas no puedan ir a peor. Mientras el nacionalismo moderado manten¨ªa su distancia pol¨ªtica y cultural con el ¨¢mbito del violento el terrorismo estaba como problema enquistado. Pero desde el momento en que empieza a producirse el encuentro entre ambos, en una interrelaci¨®n mutua que crea una cultura com¨²n, y ¨¦sta se transmite a trav¨¦s de los medios del Estado, los medios que gestiona el Gobierno vasco, medios de comunicaci¨®n, o la educaci¨®n, el fascismo se lanza a asimilar y a presionar a las masas. Coherentemente, como en casos hist¨®ricos comprobados, cuando se produce el encuentro nacionalista el Estado se inhibe en la protecci¨®n de los desafectos.
El problema actual, producido desde el fracaso de Lizarra, es que el terrorismo ya no es un problema enquistado, se ha prolongado y transmitido en un discurso com¨²n con el nacionalismo moderado a toda la sociedad, presionandola de tal manera que ¨¦sta puede llegar a estar proclive a seguir sus postulados. Pero no toda la sociedad, porque este tipo de procesos necesitan siempre de enemigos necesarios, chivos expiatorios, para garantizar la supremac¨ªa de la violencia, y el nacionalismo ha abusado busc¨¢ndose los necesarios y los innecesarios. Este tipo de montaje pol¨ªtico suele trasladar a personas declaradas no afectas encima del carrito, como si fueran Tiberio.
El hombre es el ¨²nico ¨¦quido que tropieza dos veces en la misma piedra. Vuelvo a la pol¨ªtica. Hasta otra.
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