La gran fiesta norteamericana

Los Ravens (Cuervos) de Baltimore quieren hacer de hoy (Canal +, doce de la noche) una fecha hist¨®rica para el f¨²tbol americano logrando lo que nadie ha logrado hasta ahora: dejar a cero al contrario en una Superbowl. Su defensa es excepcional, la mejor del campeonato, y, aunque nunca antes hab¨ªan llegado a una gran final, no s¨®lo est¨¢n seguros de ganar, sino que esperan hacerlo en t¨¦rminos inapelables. Los Giants (Gigantes) de Nueva York, con otra gran defensa, callan y esperan.

'Que nadie cuente con ver muchos puntos. ?sta ser¨¢ una batalla de trincheras y cada tanto ser¨¢ de oro', advierte Jim Fassel, el impasible entrenador de los Giants. El espect¨¢culo estar¨¢ en los placajes; sobre todo, en los de Tony Siragusa, irresistiblemente simp¨¢tico fuera del estadio y realmente peligroso dentro de ¨¦l. Siragusa, una mole panzuda de 160 kilos, alardea de las heridas que causa a los adversarios. En esta temporada fue multado con 10.000 d¨®lares (1.800.000 pesetas) por la Liga Nacional de F¨²tbol (NFL) por lanzarse contra el quarterback de los Raiders cuando ¨¦ste no ten¨ªa el bal¨®n y lesionarle gravemente. 'Yo no juego seg¨²n las reglas. No quiero lesionar a nadie, pero voy a por el contrario con la idea de que no siga jugando', explica.

Para blocar a Siragusa hacen falta dos hombres y eso abre los espacios que aprovecha su compa?ero, el extraordinario Ray Lewis, uno de los principales candidatos a llevarse esta noche el t¨ªtulo de jugador m¨¢s valioso. Lewis es peligroso desde el punto de vista deportivo y tambi¨¦n desde el penal: a¨²n nadie comprende c¨®mo pudo librarse de ser condenado, hace unos meses, por un doble asesinato en el que, sin duda, particip¨®.

Todas las posibilidades de los Giants pasan por el estado de gracia de Kerry Collins, el organizador del equipo, un quarterback del mont¨®n -el decimotercero de la Liga, seg¨²n las estad¨ªsticas- y un ex alcoh¨®lico que en el ¨²ltimo partido de los play-offs, contra los Vikings, jug¨® de forma sublime por la paciencia con que manej¨® el encuentro.

La defensa de los Ravens es demasiado buena como para enfrentarse a ella cara a cara. Son m¨¢s duros y r¨¢pidos que nadie y su coordinaci¨®n apenas muestra fallos. Fassel quiere que sus jugadores protejan por cualquier medio a Collins, muevan el bal¨®n, zigzagueen, ganen metros y esperen el error de los Ravens, que se sienten favoritos y pueden caer en alg¨²n momento en la tentaci¨®n de buscar una victoria r¨¢pida.

El resto depender¨¢ del ataque. Amani Toomer, el mejor receptor de los Giants, puede ser decisivo. Del lado opuesto, la ofensiva pasa por el novato Jamal Lewis, malo en las intercepciones pero sensacional en las carreras.

A la hora de la verdad, tal vez lo m¨¢s importante sea la capacidad de cada equipo para resistir la presi¨®n de una Superbowl. Pocos logran dormir la v¨ªspera y son menos a¨²n los que salen del vestuario 'sin piel de gallina hasta en las plantas de los pies', como dicen los veteranos. Todos saben que los aciertos y los fallos quedan para siempre en la memoria, la propia y la de millones de personas, y es dif¨ªcil sacudirse los nervios.

Los Ravens, un club que se estrena en este acontecimiento, se han exhibido y pavoneado toda la semana. Los Giants, que ya han pasado por esto y tienen un par de trofeos Lombardi en sus vitrinas, se han ocultado tras una muralla de discreci¨®n.