Bodegones con pescado
Es inevitable hablar sobre la exposici¨®n de Teresa Ormazabal (Bilbao, 1967) en la sala del Archivo Hist¨®rico del Territorio de ?lava por la fuerza y vitalidad que desprenden sus im¨¢genes. Las presenta bajo el titulo de emPEZinamiento y es f¨¢cil comprender que el denominador com¨²n de todas ellas son precisamente los peces. Visto as¨ª parece no ofrecer mayor inter¨¦s. Pero cuando nos encontramos las composiciones en su conjunto, con sus distintos elementos combinados y envueltos por la riqueza de colores a?adidos manualmente, el impacto es definitivo. Los visitantes disfrutan contempl¨¢ndolo y marchan satisfechos.
La trayectoria de esta mujer puede decirse que es corta e intensa. No estudi¨® Bellas Artes, fue por Historia y Geograf¨ªa, pero bien es cierto que la sensibilidad es una disciplina que no est¨¢ perfilada en la Academia.
Sali¨® a la luz en 1998 cuando ense?¨® por primera vez sus trabajos en la sala de la Biblioteca Central de la Universidad en Leioa y en la sencilla, pero generosa, galer¨ªa Dagal de Bilbao. Ese mismo a?o se hac¨ªa merecedora del premio Argizaiola y del de la Quincena Fotogr¨¢fica Vizca¨ªna. Luego vinieron un rosario de casas de cultura con gesti¨®n municipal y ahora Vitoria con un cat¨¢logo que Esteban Lozano, organizador de la muestra, seguro sabe darle la difusi¨®n que merece. Por delante queda todo un ma?ana de esfuerzos, pero con buen temple. Son exigencias m¨ªnimas para mantener su capacidad innovadora y conformar un estilo propio. Un eterno aprendizaje que seguro encuentra resortes de apoyo en su actual experiencia de catalogar la obra de Agust¨ªn Ibarrola.
Su mec¨¢nica de realizaci¨®n pasa por la toma inicial que luego pinta, raya o siluetea manualmente hasta alcanzar el resultado deseado y terminar sobre un soporte de tablero pintado ad hoc. Una t¨¦cnica mixta con ra¨ªz fotogr¨¢fica, donde el colorido, en ocasiones difuso, en otras con recuerdos de Andy Warhol, resuelto sobre emulsiones brillantes, incorpora una suave melod¨ªa de fondo para mejor disfrutar de los placeres visuales. Todas estas piezas tienen como elemento com¨²n los peces (los m¨¢s baratos y sabrosos) que, seg¨²n la ocasi¨®n y oportunidad, se relacionan con otros componentes. De esta manera, lirios, zapateros y chicharros, despu¨¦s de ser elegidos en el mercado, hermanan sus formas con manzanas, pl¨¢tanos, libros, papiros, copas de helado, patatas, berenjenas o limones. En esta fusi¨®n se producen mutaciones que encuentran equiparaci¨®n con el realismo m¨¢gico esbozado por los surrealistas.
Los peces o sus cabezas pueden servir para marcar p¨¢ginas en la lectura de un libro, travestirse en pulpa de una naranja o la guinda de un postre imaginario. Con ellos se pueden alcanzar agudas simetr¨ªas en torno a un lim¨®n o emular un combate sobre fondos amarillentos vaticinando un final tr¨¢gico. Todos los ejemplos van m¨¢s lejos de lo que representan. Las naturalezas muertas adquieren nueva vida y buscan un nuevo h¨¢bitat donde seguir existiendo. Podr¨ªan calificarse como bodegones de pescado, pero incorporan valores a?adidos inspirados en otros conceptos. Es una manera de construir situaciones donde las piezas elegidas pierden su funci¨®n real y en su nuevo cometido son generadoras de emociones desbocadas.
Con respecto a exposiciones anteriores la diferencia principal estriba en la aportaci¨®n de una mayor variedad de situaciones. Marcos y tableros realzan significativamente el contenido. Las piezas sueltas, se han convertido en series y ¨¦stas en paneles con var¨ªas fotograf¨ªas de menor tama?o, ordenadas en peque?as ventanas por criterios de forma y color. Im¨¢genes que despegan de la realidad para alcanzar con su vuelo riqueza en significados y participar en ese universo donde finalmente el arte se hace fotograf¨ªa. Son innovaciones que llegan de manera pausada con un meticuloso saber hacer. Es el fruto que hace de su autora una referencia del presente y estimula la din¨¢mica que puede acarrear un futuro con trascendencia.
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