El juicio m¨¢s largo y caro de la historia brit¨¢nica
Han pasado m¨¢s de 12 a?os desde que ocurri¨® el brutal atentando aquel 21 de diciembre de 1988 que no dej¨® ni la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de superviviencia a las 259 personas que viajaban desde Francfort a Nueva York a bordo de un Boeing 747. El fort¨ªsimo explosivo que se encontraba en una maleta en la bodega de la nave explot¨® en pleno vuelo y esparci¨® los restos de los cuerpos sin vida en un radio de varias decenas de kil¨®metros entre las colinas, los bosques y los lagos escoceses. Los pedazos incandescentes del avi¨®n, que fue literalmente pulverizado a 10.000 metros de altura, costaron la vida a otras 11 personas al desplomarse sobre el suelo de la peque?a localidad escocesa de Lockerbie.
Desde el primer momento todas las investigaciones apuntaron hacia Tr¨ªpoli, que s¨®lo accedi¨® a entregar a los acusados en abril de 1999, tras recibir la seguridad de que iban a tener un juicio justo en territorio neutral. El acuerdo pol¨ªtico se tradujo en una complicada f¨®rmula jur¨ªdica: jueces escoceses han juzgado a los dos libios en territorio, al menos desde un punto de vista geogr¨¢fico, holand¨¦s. Camp Zeist, una antigua base norteamericana situada en una zona apartada a unos 30 kil¨®metros de Amsterdam, se convirti¨® formalmente en los ¨²ltimos meses en suelo escoc¨¦s, donde polic¨ªas escoceses velaban por la seguridad y donde reg¨ªa el derecho escoc¨¦s.
Celdas con televisi¨®n
Uno de los ¨²ltimos vestigios de la guerra fr¨ªa, la base, estuvo ocupada hasta 1994 y desde entonces y hasta que llegaron los dos acusados pr¨¢cticamente abandonada. En s¨®lo unos meses la mayor¨ªa de los edificios se renovaron para acoger el juicio, se construyeron celdas de m¨¢xima seguridad provistas de televisi¨®n ¨¢rabe v¨ªa sat¨¦lite y, adem¨¢s de un restaurante para el personal y los periodistas, se instal¨® una sala de oraci¨®n provista de br¨²jula para que los acusados pudieran encontrar sin dificultad la direcci¨®n a La Meca.
La complejidad de la f¨®rmula, que adem¨¢s ha supuesto viajes muy frecuentes de jueces, abogados y fiscales, que segu¨ªan residiendo en Escocia, ha convertido este juicio en el m¨¢s largo y caro de la historia del Reino Unido. Se calcula que la operaci¨®n ha costado unos 90 millones de d¨®lares (16.200 millones de pesetas), en gran parte asumidos por EE UU, de donde proced¨ªan la mayor¨ªa de las v¨ªctimas. El resto ha sido pagado por los contribuyentes brit¨¢nicos y un peque?o porcentaje por el Gobierno escoc¨¦s.
El juicio se vio definido por dos testigos claves: el vendedor de ropa Gauci y Abdul Majid Giaka, un agente doble que asegur¨® haber visto al condenado con la maleta en el aeropuerto de Malta esquivando los controles de seguridad.
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