De Bush a Bush
Hace unos d¨ªas, la revista italiana Panorama publicaba un art¨ªculo titulado 'Nuevo orden mundial', en el que se dec¨ªa: 'Wall Street ya lo ha decretado: la fiesta ha terminado (...). Bill Clinton se jubila con los laureles de ocho a?os de crecimiento ininterrumpido (...). Su sucesor, George W. Bush, entra en la Casa Blanca con la recesi¨®n a la puerta y un futuro pol¨ªtico sombr¨ªo (...). Si Clinton ha vivido el lado positivo de la globalizaci¨®n, Bush deber¨¢ administrar su lado oscuro, con menos oportunidades y m¨¢s desaf¨ªos'.
Cada d¨ªa que pasa, la anterior descripci¨®n de la coyuntura es m¨¢s real. George Bush padre fue derrotado por Clinton debido a la recesi¨®n de principios de los noventa, y su hijo entra en el despacho que aqu¨¦l dej¨® con otra posible recesi¨®n a su espalda. Paradojas de la historia. Para no cometer el mismo error que anta?o (ya que Greenspan, el maestro, no es perfecto pese a las evidencias), el presidente de la Reserva Federal (Fed) ha bajado los tipos de inter¨¦s en EE UU nada menos que un punto porcentual en lo que lleva de a?o. Entonces, a comienzos de la anterior d¨¦cada, la Fed tard¨® mucho en instrumentar una pol¨ªtica monetaria m¨¢s laxa, man¨ªa de los ortodoxos, y la crisis se le ech¨® encima llev¨¢ndose por delante a los republicanos del poder. Nunca como ahora en los 14 a?os de Greenspan mandando en las finanzas (la traducci¨®n castellana de su biograf¨ªa, en donde se cuentan estas cosas, aparecer¨¢ en unas semanas) el dinero se hab¨ªa abaratado con m¨¢s velocidad. La misma rapidez con que se est¨¢n deteriorando las cosas en el imperio.
El crecimiento del PIB en el cuarto trimestre de 2000 fue de apenas un 1,4%, y los analistas -y Greenspan- opinan que hoy se est¨¢ cerca del crecimiento cero; el paro aument¨® en enero dos d¨¦cimas (4,2%), y todav¨ªa no incorporaba la oleada de masivas reestructuraciones de plantillas que se anuncian un d¨ªa tras otro desde antes de las pasadas navidades (General Electric, General Motors, AOL Time Warner, Chrysler, Amazon, Motorola, Lucent, Worldcom, Xerox, Nortel, Motorola); las empresas anuncian p¨¦rdidas (AOL Time Warner, Amazon) o unos beneficios muy por debajo de las expectativas. Y, como consecuencia de todo ello, la confianza de los consumidores ha bajado estrepitosamente. El ¨ªndice que mide esa confianza, correspondiente al pasado mes de enero, sufri¨® un descenso que no hab¨ªa sido tan pronunciado desde octubre de 1990; es decir, desde la anterior recesi¨®n norteamericana. Este indicador es muy representativo, porque mide las dudas de los ciudadanos una vez que las bolsas de valores no producen el mismo efecto riqueza que en el pasado (con un reducido nivel de ahorro familiar, en tasas negativas) y que intuyen que, tambi¨¦n como en los a?os ochenta, si se quedan en paro, no tendr¨¢n tantas facilidades como hasta ayer para reponerlo con otro puesto de trabajo similar.
Estas dificultades hay que analizarlas como tendencia. El esperado aterrizaje suave todav¨ªa no se ha convertido en recesi¨®n (para lo cual, t¨¦cnicamente, se requirir¨ªan dos trimestres seguidos con la econom¨ªa decreciendo), pero s¨ª en un aterrizaje muy brusco. Hace tres trimestres, la econom¨ªa de EE UU crec¨ªa al 5,6%; hace dos, al 2,2%, y en el ¨²ltimo, s¨®lo un 1,4%. Pese a ello, el crecimiento del PIB americano de 2000 fue un espectacular 5%. Pero, hace escasamente dos meses todav¨ªa, la propia Fed y muchos analistas hablaban de extremar la vigilancia monetaria para evitar el recalentamiento (exceso de crecimiento acompa?ado de una inflaci¨®n alta).
Las preguntas centrales son las de cu¨¢nto durar¨¢ este desmayo y qu¨¦ profundidad tendr¨¢, y si el descenso del precio del dinero y la rebaja de impuestos tendr¨¢n efectos a corto plazo. Y, sobre todo, qu¨¦ ocurrir¨¢ en la econom¨ªa mundial teniendo en cuenta que Jap¨®n bordea el desastre y en Europa el crecimiento se ha ralentizado (aunque mucho menos que en EE UU). ?Cu¨¢l ser¨¢ el vector dominante?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.