El 'apartheid' sobrevive en El Ejido
Un a?o despu¨¦s de los ataques xen¨®fobos los l¨ªderes magreb¨ªes han huido y hay bares prohibidos para los inmigrantes
Jueves 1 de febrero de 2001. Municipio de El Ejido. A las 14.00 horas. Bar La Parada, sito en la calle de Manolo Escobar. Un ciudadano cualquiera, en este caso el redactor de EL PA?S, entra y pide un refresco. El camarero le atiende con la sonrisa en la boca. Al rato llega un magreb¨ª de unos 18 a?os y solicita otro refresco.
-No puede ser- le contesta el due?o del negocio.
-?Por qu¨¦?
-?Porque lo digo yo, que no puede ser!
-Pero ?por qu¨¦?
-?Porque esto es m¨ªo, no es del alcalde! -a gritos- ?Es m¨ªo y quiero que te vayas!
-Pues ahora llamo a la polic¨ªa.
-Ll¨¢mala, ?me cago en tu puta madre, ll¨¢mala-. El camarero sale de la barra con los pu?os cerrados y parte de la clientela lo sujeta mientras el magreb¨ª alcanza la puerta. '?Te meto un vaso por la garganta que t'av¨ªo! ?cabr¨®n! ?Llama a la polic¨ªa, venga, llama a Aznar y al ministro de Defensa si quieres!'.
Al rato llega otro joven magreb¨ª. Las caras en la barra se vuelven hacia ¨¦l como si fuese a sacar un c¨®rner.
-?Vienes a tocarme los cojones, verdad?, le espeta el camarero al inmigrante.
Sin mediar m¨¢s palabras se va derecho a por el joven y otra vez lo sujetan. Los comentarios que se oyen cuando el inmigrante huye son:
-A veces ¨¦stos traen c¨¢maras ocultas.
-Los moros son los peores -sentencia otro parroquiano-. A m¨ª me vino el otro d¨ªa uno a comprar una cosa. Y se lo dije claramente: '?Esto no est¨¢ en venta para ti!'. Antes lo regalo que vend¨¦rselo a un moro.
-?se ¨²ltimo que ha entrado -aclara el due?o del local- estaba bebi¨¦ndose esta ma?ana ah¨ª fuera un vaso de poleo y sal¨ª y se lo dije: 'Te vas a tu casa a beb¨¦rtelo, en mi puerta, no'.
Ma?ana se cumplir¨¢ un a?o desde que este pr¨®spero municipio almeriense de 53.200 habitantes censados, gobernado por el PP y rodeado de un riqu¨ªsimo mar de pl¨¢stico bajo el que florecen los tomates, los pepinos y los pimientos, ocupara las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos europeos. Aquel 5 de febrero, que entonces cay¨® en s¨¢bado, un demente marroqu¨ª apu?al¨® en plena calle a Encarnaci¨®n L¨®pez. Durante tres d¨ªas, diversas hordas armadas con bates de b¨¦isbol, palos y barras de hierro, saquearon comercios de inmigrantes, quemaron sus casas y mezquitas, cortaron carreteras y volcaron coches con sus ocupantes dentro. Un a?o despu¨¦s, corresponsales alemanes, suecos, daneses, redactores de prestigiosos semanarios brit¨¢nicos y franceses, y otros tantos periodistas espa?oles recorren las calles del pueblo. Quieren saber qu¨¦ ha cambiado en un a?o, qu¨¦ fue de todo lo prometido y lo pactado entre las diversas administraciones y las 16 organizaciones de inmigrantes, empresarios y sindicatos que el 12 de febrero firmaron un acuerdo para poner fin a tanta locura.
Un informe de la organizaci¨®n no gubernamental SOS Racismo al que ha tenido acceso EL PA?S se?ala que de las 693 denuncias presentadas en el juzgado n¨²mero dos de El Ejido, todas excepto dos fueron sobrese¨ªdas.
Cuatro d¨ªas despu¨¦s de las persecuciones, varios letrados de la Asociaci¨®n Libre de Abogados de Granada acudieron a recoger denuncias: 'Se redactaban a la luz de una l¨¢mpara de c¨¢mping gas, sobre el cap¨® de un coche o una tuber¨ªa', comenta SOS Racismo.
Tanto los denunciantes como los abogados sab¨ªan que aquellos legajos estaban condenados al archivo por una sencilla raz¨®n: en la inmensa mayor¨ªa no se identificaba a los agresores. Pero tanto v¨ªctimas como letrados esperaban que aquello sirviera para que las autoridades iniciasen una investigaci¨®n de oficio. 'Al menos 22 de aquellas denuncias las consider¨¢bamos prosperables', se?ala la abogada ?ngeles Garz¨®n. 'Pero todas, excepto dos, que se encuentran a¨²n en tr¨¢mite, han sido sobrese¨ªdas. En cuanto a las v¨ªctimas, muchos se quedaron sin nada y marcharon. Apenas hemos podido mantener el contacto con cinco de los denunciantes'.
?Qu¨¦ ocurri¨® con los l¨ªderes sociales y laborales de los inmigrantes?
Omar El Hartiti era uno de los m¨¢s combativos. Desde su presidencia de la Comisi¨®n de Inmigrantes de El Ejido abogaba por mantener huelgas y movilizaciones hasta conseguir una m¨ªnimas promesas de viviendas. El Hartiti, casado con una antrop¨®loga espa?ola y con un hijo, llevaba nueve a?os viviendo en el pueblo, regentaba junto a otro socio dos locutorios. De pronto se vio perseguido por las calles como un delincuente y con el negocio arrasado. Valor¨® los da?os en 11.400.000 pesetas y le abonaron 6.243.000.
'Las ocho o nueve personas que nos mov¨ªamos en las asociaciones magreb¨ªes acabamos y¨¦ndonos a otras ciudades de Espa?a. Abdelazib Sabir ten¨ªa una peluquer¨ªa y se la destrozaron. Ahora trabaja en una empresa de semillas en Algeciras. Otman Khatib, que tambi¨¦n se encontraba en la mesa negociadora, se fue a Barcelona. Otros que llevaban m¨¢s de 15 a?os en el pueblo con sus hijos marcharon a Palma de Mallorca. Yo me vine a Sevilla porque aquello ya era insufrible. Ten¨ªamos que tomar medidas de precauci¨®n como si fu¨¦ramos blancos de ETA. Se ha perpetrado una limpieza ¨¦tnica en El Ejido. Si antes hab¨ªa un 70% de mano de obra marroqu¨ª, ahora no llegar¨¢ al 40%'.
De las cinco cafeter¨ªas ¨¢rabes que hab¨ªa el 5 de febrero del a?o pasado s¨®lo quedan dos abiertas, seg¨²n Abdelkader Chacha, presidente de la Asociaci¨®n de Inmigrantes El Ouafa 2000. 'Atacaron los cinco locales. Y despu¨¦s, cuando los han querido abrir, el ayuntamiento les ha exigido cantidad de tr¨¢mites burocr¨¢ticos y licencias que la mayor¨ªa de los bares de espa?oles no tiene. Y a otros les han obligado a hacer obras que los vecinos de arriba no les permiten hacer'.
Las indemnizaciones prometidas para afrontar las p¨¦rdidas, a tenor de los abogados como ?ngeles Garz¨®n, han cubierto s¨®lo los da?os, pero no los perjuicios. 'No han tenido en cuenta los meses que se han llevado sin abrir el local, comidos por las deudas y con los due?os exigi¨¦ndoles el alquiler'. En total, la administraci¨®n ha concedido a las v¨ªctimas 100 millones de pesetas. 'Pero como siempre sucede en estos casos', recuerda la abogada de SOS Racismo Sof¨ªa Bernardos, 'los que m¨¢s han perdido han sido los que menos ten¨ªan, los que guardaban todos sus ahorros en la chabola junto con sus papeles de regularizaci¨®n y no han podido demostrar las p¨¦rdidas'.
Este peri¨®dico ha intentado conocer la versi¨®n del alcalde de El Ejido, Juan Enciso, pero su gabinete de prensa declar¨® que no hacen comentarios sobre inmigraci¨®n.
Jueves 1 de febrero de 2001. A las 14.50. Cafeter¨ªa 2005, en la avenida Pr¨ªncipe de Espa?a, esquina de la calle de El Zagal. El periodista pide un refresco y paga las 200 pesetas. El magreb¨ª entra al rato y pide lo mismo. 'Normalmente no nos dejan pasar', dir¨¢ el magreb¨ª a la salida, 'pero a lo mejor se han olido que usted es periodista y no han querido echarme'. No obstante, la diferencia en el trato queda patente en la factura: cien pesetas m¨¢s para el inmigrante por el mismo refresco.
Ni una denuncia
El comisario del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa de El Ejido confirm¨® a EL PA?S que los actos xen¨®fobos est¨¢n contemplados en el C¨®digo Penal. Pero entre las 2.800 infracciones registradas en los ¨²ltimos 12 meses -un 36% menos que el a?o pasado, seg¨²n el comisario, quien ha visto c¨®mo su plantilla ha pasado de 70 a 160 polic¨ªas desde los disturbios- no se cuenta ni una sola queja por este concepto. 'Ni una', remacha el comisario.
Jueves 1 de febrero de 2001. A las 15.10. Bar Tahit¨ª. Avenida Pr¨ªncipe de Espa?a. El periodista se pide una Fanta. El magreb¨ª entra al rato y pide otra.
-S¨®lo la hay grande, para llevar.
-Bueno, pues dame un refresco de esos peque?os que est¨¢n ah¨ª en la nevera.
-Te lo doy si te lo tomas fuera en la calle.
-Quiero tom¨¢rmelo aqu¨ª dentro.
-Entonces vete, no hay refresco.
Cuando el joven sale, los comentarios son;
-Dejas entrar a uno y al d¨ªa siguiente te vienen trescientos.
-Y no es porque sean moros, es que no se saben comportar.
El informe de SOS Racismo recuerda: 'En las elecciones generales del 12 de marzo de 2000, un mes despu¨¦s de los ataques racistas de El Ejido, el Partido Popular obtuvo la mayor¨ªa absoluta. En Almer¨ªa alcanz¨® cerca de un 50%, diez puntos m¨¢s que en las anteriores elecciones de 1996. En El Ejido, el PP arras¨®; obtuvo 4.415 votos m¨¢s que en los anteriores comicios, con un 64,12% de los votos totales'.Jueves 1 de febrero de 2001. Municipio de El Ejido. A las 14.00 horas. Bar La Parada, sito en la calle de Manolo Escobar. Un ciudadano cualquiera, en este caso el redactor de EL PA?S, entra y pide un refresco. El camarero le atiende con la sonrisa en la boca. Al rato llega un magreb¨ª de unos 18 a?os y solicita otro refresco.
-No puede ser- le contesta el due?o del negocio.
-?Por qu¨¦?
-?Porque lo digo yo, que no puede ser!
-Pero ?por qu¨¦?
-?Porque esto es m¨ªo, no es del alcalde! -a gritos- ?Es m¨ªo y quiero que te vayas!
-Pues ahora llamo a la polic¨ªa.
-Ll¨¢mala, ?me cago en tu puta madre, ll¨¢mala-. El camarero sale de la barra con los pu?os cerrados y parte de la clientela lo sujeta mientras el magreb¨ª alcanza la puerta. '?Te meto un vaso por la garganta que t'av¨ªo! ?cabr¨®n! ?Llama a la polic¨ªa, venga, llama a Aznar y al ministro de Defensa si quieres!'.
Al rato llega otro joven magreb¨ª. Las caras en la barra se vuelven hacia ¨¦l como si fuese a sacar un c¨®rner.
-?Vienes a tocarme los cojones, verdad?, le espeta el camarero al inmigrante.
Sin mediar m¨¢s palabras se va derecho a por el joven y otra vez lo sujetan. Los comentarios que se oyen cuando el inmigrante huye son:
-A veces ¨¦stos traen c¨¢maras ocultas.
-Los moros son los peores -sentencia otro parroquiano-. A m¨ª me vino el otro d¨ªa uno a comprar una cosa. Y se lo dije claramente: '?Esto no est¨¢ en venta para ti!'. Antes lo regalo que vend¨¦rselo a un moro.
-?se ¨²ltimo que ha entrado -aclara el due?o del local- estaba bebi¨¦ndose esta ma?ana ah¨ª fuera un vaso de poleo y sal¨ª y se lo dije: 'Te vas a tu casa a beb¨¦rtelo, en mi puerta, no'.
Ma?ana se cumplir¨¢ un a?o desde que este pr¨®spero municipio almeriense de 53.200 habitantes censados, gobernado por el PP y rodeado de un riqu¨ªsimo mar de pl¨¢stico bajo el que florecen los tomates, los pepinos y los pimientos, ocupara las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos europeos. Aquel 5 de febrero, que entonces cay¨® en s¨¢bado, un demente marroqu¨ª apu?al¨® en plena calle a Encarnaci¨®n L¨®pez. Durante tres d¨ªas, diversas hordas armadas con bates de b¨¦isbol, palos y barras de hierro, saquearon comercios de inmigrantes, quemaron sus casas y mezquitas, cortaron carreteras y volcaron coches con sus ocupantes dentro. Un a?o despu¨¦s, corresponsales alemanes, suecos, daneses, redactores de prestigiosos semanarios brit¨¢nicos y franceses, y otros tantos periodistas espa?oles recorren las calles del pueblo. Quieren saber qu¨¦ ha cambiado en un a?o, qu¨¦ fue de todo lo prometido y lo pactado entre las diversas administraciones y las 16 organizaciones de inmigrantes, empresarios y sindicatos que el 12 de febrero firmaron un acuerdo para poner fin a tanta locura.
Un informe de la organizaci¨®n no gubernamental SOS Racismo al que ha tenido acceso EL PA?S se?ala que de las 693 denuncias presentadas en el juzgado n¨²mero dos de El Ejido, todas excepto dos fueron sobrese¨ªdas.
Cuatro d¨ªas despu¨¦s de las persecuciones, varios letrados de la Asociaci¨®n Libre de Abogados de Granada acudieron a recoger denuncias: 'Se redactaban a la luz de una l¨¢mpara de c¨¢mping gas, sobre el cap¨® de un coche o una tuber¨ªa', comenta SOS Racismo.
Tanto los denunciantes como los abogados sab¨ªan que aquellos legajos estaban condenados al archivo por una sencilla raz¨®n: en la inmensa mayor¨ªa no se identificaba a los agresores. Pero tanto v¨ªctimas como letrados esperaban que aquello sirviera para que las autoridades iniciasen una investigaci¨®n de oficio. 'Al menos 22 de aquellas denuncias las consider¨¢bamos prosperables', se?ala la abogada ?ngeles Garz¨®n. 'Pero todas, excepto dos, que se encuentran a¨²n en tr¨¢mite, han sido sobrese¨ªdas. En cuanto a las v¨ªctimas, muchos se quedaron sin nada y marcharon. Apenas hemos podido mantener el contacto con cinco de los denunciantes'.
?Qu¨¦ ocurri¨® con los l¨ªderes sociales y laborales de los inmigrantes?
Omar El Hartiti era uno de los m¨¢s combativos. Desde su presidencia de la Comisi¨®n de Inmigrantes de El Ejido abogaba por mantener huelgas y movilizaciones hasta conseguir una m¨ªnimas promesas de viviendas. El Hartiti, casado con una antrop¨®loga espa?ola y con un hijo, llevaba nueve a?os viviendo en el pueblo, regentaba junto a otro socio dos locutorios. De pronto se vio perseguido por las calles como un delincuente y con el negocio arrasado. Valor¨® los da?os en 11.400.000 pesetas y le abonaron 6.243.000.
'Las ocho o nueve personas que nos mov¨ªamos en las asociaciones magreb¨ªes acabamos y¨¦ndonos a otras ciudades de Espa?a. Abdelazib Sabir ten¨ªa una peluquer¨ªa y se la destrozaron. Ahora trabaja en una empresa de semillas en Algeciras. Otman Khatib, que tambi¨¦n se encontraba en la mesa negociadora, se fue a Barcelona. Otros que llevaban m¨¢s de 15 a?os en el pueblo con sus hijos marcharon a Palma de Mallorca. Yo me vine a Sevilla porque aquello ya era insufrible. Ten¨ªamos que tomar medidas de precauci¨®n como si fu¨¦ramos blancos de ETA. Se ha perpetrado una limpieza ¨¦tnica en El Ejido. Si antes hab¨ªa un 70% de mano de obra marroqu¨ª, ahora no llegar¨¢ al 40%'.
De las cinco cafeter¨ªas ¨¢rabes que hab¨ªa el 5 de febrero del a?o pasado s¨®lo quedan dos abiertas, seg¨²n Abdelkader Chacha, presidente de la Asociaci¨®n de Inmigrantes El Ouafa 2000. 'Atacaron los cinco locales. Y despu¨¦s, cuando los han querido abrir, el ayuntamiento les ha exigido cantidad de tr¨¢mites burocr¨¢ticos y licencias que la mayor¨ªa de los bares de espa?oles no tiene. Y a otros les han obligado a hacer obras que los vecinos de arriba no les permiten hacer'.
Las indemnizaciones prometidas para afrontar las p¨¦rdidas, a tenor de los abogados como ?ngeles Garz¨®n, han cubierto s¨®lo los da?os, pero no los perjuicios. 'No han tenido en cuenta los meses que se han llevado sin abrir el local, comidos por las deudas y con los due?os exigi¨¦ndoles el alquiler'. En total, la administraci¨®n ha concedido a las v¨ªctimas 100 millones de pesetas. 'Pero como siempre sucede en estos casos', recuerda la abogada de SOS Racismo Sof¨ªa Bernardos, 'los que m¨¢s han perdido han sido los que menos ten¨ªan, los que guardaban todos sus ahorros en la chabola junto con sus papeles de regularizaci¨®n y no han podido demostrar las p¨¦rdidas'.
Este peri¨®dico ha intentado conocer la versi¨®n del alcalde de El Ejido, Juan Enciso, pero su gabinete de prensa declar¨® que no hacen comentarios sobre inmigraci¨®n.
Jueves 1 de febrero de 2001. A las 14.50. Cafeter¨ªa 2005, en la avenida Pr¨ªncipe de Espa?a, esquina de la calle de El Zagal. El periodista pide un refresco y paga las 200 pesetas. El magreb¨ª entra al rato y pide lo mismo. 'Normalmente no nos dejan pasar', dir¨¢ el magreb¨ª a la salida, 'pero a lo mejor se han olido que usted es periodista y no han querido echarme'. No obstante, la diferencia en el trato queda patente en la factura: cien pesetas m¨¢s para el inmigrante por el mismo refresco.
Ni una denuncia
El comisario del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa de El Ejido confirm¨® a EL PA?S que los actos xen¨®fobos est¨¢n contemplados en el C¨®digo Penal. Pero entre las 2.800 infracciones registradas en los ¨²ltimos 12 meses -un 36% menos que el a?o pasado, seg¨²n el comisario, quien ha visto c¨®mo su plantilla ha pasado de 70 a 160 polic¨ªas desde los disturbios- no se cuenta ni una sola queja por este concepto. 'Ni una', remacha el comisario.
Jueves 1 de febrero de 2001. A las 15.10. Bar Tahit¨ª. Avenida Pr¨ªncipe de Espa?a. El periodista se pide una Fanta. El magreb¨ª entra al rato y pide otra.
-S¨®lo la hay grande, para llevar.
-Bueno, pues dame un refresco de esos peque?os que est¨¢n ah¨ª en la nevera.
-Te lo doy si te lo tomas fuera en la calle.
-Quiero tom¨¢rmelo aqu¨ª dentro.
-Entonces vete, no hay refresco.
Cuando el joven sale, los comentarios son;
-Dejas entrar a uno y al d¨ªa siguiente te vienen trescientos.
-Y no es porque sean moros, es que no se saben comportar.
El informe de SOS Racismo recuerda: 'En las elecciones generales del 12 de marzo de 2000, un mes despu¨¦s de los ataques racistas de El Ejido, el Partido Popular obtuvo la mayor¨ªa absoluta. En Almer¨ªa alcanz¨® cerca de un 50%, diez puntos m¨¢s que en las anteriores elecciones de 1996. En El Ejido, el PP arras¨®; obtuvo 4.415 votos m¨¢s que en los anteriores comicios, con un 64,12% de los votos totales'.
La m¨¢s grave de todas las promesas incumplidas
El problema de la vivienda es, seg¨²n todas los sindicatos y las ONG consultadas, el m¨¢s grave incumplimiento de todos los que se han perpetrado en un a?o. Una semana despu¨¦s de los disturbios del 5 de febrero, el Ayuntamiento y los empresarios habilitaron 42 m¨®dulos de seis metros de largo por dos de ancho, con cuatro literas cada uno, diseminados por distintos invernaderos, el m¨¢s pr¨®ximo de los cuales se halla a una hora caminando del pueblo. 'Juan Enciso [el alcalde del PP] prometi¨® establecer una l¨ªnea de autob¨²s desde los invernaderos hasta el hospital y el centro comercial, pero no hasta el pueblo, ya que su idea era, y sigue siendo, mantener a los trabajadores inmigrados lejos del casco urbano', recuerda el informe de SOS Racismo. A¨²n esperan los inmigrantes que se cubra en autob¨²s el trayecto entre los m¨®dulos y el hospital. Ah¨ª siguen, bien apartados del casco urbano. Y sin autobuses. Desde los ataques racistas de hace un a?o se han derruido tres poblados chabolistas. Ahora s¨®lo queda uno cuya orden de derribo est¨¢ en marcha. Pero ninguna administraci¨®n les ha ofrecido a sus ocupantes otras alternativas. Los magreb¨ªes que aparecen en la foto de esta p¨¢gina ven¨ªan el jueves de una chabola reci¨¦n derribada y se estaban construyendo otra m¨¢s alejada a¨²n del pueblo, inaccesible para cualquier veh¨ªculo. En medio del bienestar social de El Ejido, entre sus calles, resulta realmente ins¨®lito encontrar alg¨²n inmigrante grueso. Emilio Asensio, de CC OO, recuerda que los 42 m¨®dulos instalados junto a los invernaderos ten¨ªan un car¨¢cter 'provisional' y de 'emergencia', informa M. J. L¨®pez D¨ªaz. Seis europarlamentarios visitaron esta semana El Ejido. Para ellos el alcalde del PP no ha cambiado su posici¨®n respecto al a?o pasado. Seg¨²n coment¨® ayer la socialista Carmen Cerdeira, Enciso quiso justificar el fen¨®meno de las chabolas dici¨¦ndoles que los inmigrantes del Magreb tienen predisposici¨®n a vivir 'en tiendas de pl¨¢stico', mientras que los latinos prefieren viviendas construidas.
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