A?o dos de la revoluci¨®n bolivariana
Ch¨¢vez ha creado en Venezuela una estructura de poder a su medida en lo pol¨ªtico, en lo econ¨®mico y en lo cultural
Semanas atr¨¢s, el extremismo venezolano inst¨® a una rebeli¨®n contra Hugo Ch¨¢vez enviando 140 sobres con otras tantas bragas a generales y almirantes. 'Hagan hoy como hombres, si es que lo son, lo que ma?ana no podr¨¢n como ciudadanos libres', conminaron los an¨®nimos remitentes. Pero cumplidos dos a?os de Gobierno, el presidente controla cuarteles, Parlamento e instituciones, el viejo sindicalismo renquea, y la prometida revoluci¨®n avanza entre protestas y lencer¨ªa fina.
'En una primera fase, el Gobierno cop¨® todas las palancas del Estado. En ¨¦sta se dirige hacia el control del poder social, educativo y cultural', critica el analista Diego Bautista Urbaneja. Mayor¨ªa pol¨ªtica sobra. A caballo de sus sucesivas victorias electorales, el oficialismo instal¨® una Asamblea Nacional Constituyente, bajo su control, que redact¨® una nueva Carta Magna con dos nuevos poderes, el Moral y el Electoral. La coalici¨®n gubernamental cuenta con 97 de los 165 esca?os de la unicameral Asamblea Nacional.
Sus adversarios le acusan de dirigir un proyecto que no crea riqueza y divide a la sociedad
En 1999, una Ley Habilitante aprobada por la Asamblea permiti¨® a Ch¨¢vez legislar de urgencia, comenz¨® la purga del poder judicial anterior y compatriotas afectos o condescendientes dirigen la Fiscal¨ªa General, el Tribunal Supremo, la Contralor¨ªa (Tribunal de Cuentas) y el Defensor del Pueblo. '?O acaso esperaba alguien que pusiera a enemigos?', se pregunta un observador extranjero. La Iglesia, los empresarios, las clases media y alta, poco m¨¢s del 15% de la poblaci¨®n y los comentaristas de la prensa escrita, radial o televisiva, casi en bloque, constituyen la oposici¨®n m¨¢s activa. Sin el concurso de todos, avisan, no ser¨¢ posible construir un pa¨ªs estable.
No obstante el nuevo mapa institucional y la bater¨ªa de nombramientos, destituciones, decretos, leyes y planes acometidos por el Gobierno, las lacras del pasado contin¨²an imbatidas: el mill¨®n de ni?os que Ch¨¢vez dice haber rescatado de las calles y escolarizado puede resultar un espejismo porque la pobreza causa deserciones masivas en las aulas, y la delincuencia, el paro y la corrupci¨®n, oficial o privada, a¨²n se manifiestan inexpugnables. Los vendedores ambulantes proliferan en las avenidas de Caracas y la econom¨ªa nacional, que se contrajo 7,2 puntos en 1999, sigue siendo rentista y dependiendo de los vaivenes del crudo en los mercados internacionales. Insatisfechas las numerosas expectativas despertadas en campa?a, vigente todav¨ªa el paternalismo de Estado, la popularidad del presidente cay¨®, seg¨²n las encuestas, del 75% a menos del 50%.
De todas formas, la subida de los precios del petr¨®leo (7 d¨®lares el barril cuando lleg¨® al poder y 26,70 de promedio durante el pasado a?o) ampli¨® su margen de maniobra pol¨ªtica, aument¨® la disponibilidad de gasto p¨²blico y permiti¨® aprobar subidas salariales que sofocaron las eventuales protestas de los funcionarios reclamantes. Los principales indicadores experimentaron una mejor¨ªa: la inflaci¨®n pas¨® del 30% en 1998 al 15%, y el d¨¦ficit fiscal, del 7,8% del PIB al 3,1%. Las reservas en divisas se han duplicado hasta sumar cerca de 21.000 millones de d¨®lares (unos 3,6 billones de pesetas), incluidos los 4.600 millones ingresados en el Fondo de Estabilizaci¨®n Econ¨®mica, una alcanc¨ªa que recibe la mitad de todo ingreso petrolero superior a los nueve d¨®lares el barril.
Las pol¨ªticas del Gobierno parecen estar siendo m¨¢s radicales en sus enunciados que en la pr¨¢ctica. '?D¨®nde est¨¢n los s¨®viets, los encarcelados, las piras de libros disolventes, las iglesias y los colegios privados cerrados, la asfixia de la iniciativa privada?', comenta un periodista simpatizante. 'Si hace algo en salud y educaci¨®n, claves para tratar de arreglar este pa¨ªs ca¨®tico, yo le perdonar¨ªa a Ch¨¢vez todas sus bravuconadas'. La belicosidad verbal no alimenta pero calienta el alma del irredento, acostumbrado al mendrugo. '?Temblad, oligarcas!', clam¨® de nuevo el jefe de Estado entonando un himno de las guerras federales que ped¨ªa colgarles.
Es previsible, por tanto, que aquellos empresarios temerosos de ser percibidos como oligarcas desv¨ªen sus eventuales inversiones hacia mercados m¨¢s tranquilos. Lo cierto es que la mayor¨ªa de los nacionales invierte desde hace a?os en cuentas suizas. Pero contrariamente al intervencionismo estatal observado en algunos cap¨ªtulos de la nueva Constituci¨®n, las reglas econ¨®micas en curso atienden en buena medida a la globalizaci¨®n, y apenas si difieren de las aplicadas por el ¨²ltimo tramo del Gobierno del democristiano Rafael Caldera (1994-98). Algunas son de perfil neoliberal. La libertad de cambio es pr¨¢cticamente total, dentro del sistema de bandas heredado de anteriores administraciones, la cotizaci¨®n entre el bol¨ªvar y el d¨®lar es relativamente estable, y el capital internacional que controla los principales bancos privados dispone de libertad para captar ahorros internos, tanto p¨²blicos como privados.
'El Estado es jer¨¢rquico y capitalizado y no hay intento de socializarlo o democratizarlo. En el fondo lo que se est¨¢ haciendo es privatizando y no socializando', sostiene Gumersindo Rodr¨ªguez, que fue ministro de Cordiplan (Coordinaci¨®n y Planificaci¨®n) en el primer Gobierno de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez (1974-79). El Ejecutivo de Ch¨¢vez modific¨® la Ley de Impuesto sobre la Renta para incentivar la inversi¨®n productiva, aprob¨® una Ley de Gas Natural y otra de Comunicaciones para abrir esos sectores a la inversi¨®n privada, y se eliminaron impuestos tratando de reactivar del turismo. Ahora bien, los proyectos adolecen de coherencia, dice H¨¦ctor Faundez, director del Centro de Posgrado de la Facultad de Ciencias Jur¨ªdicas y Pol¨ªticas de la Universidad Central de Venezuela. 'Tenemos un pa¨ªs absolutamente estancado. El Gobierno no ha logrado dise?ar una pol¨ªtica econ¨®mica'.
La ebullici¨®n contin¨²a y Hugo Ch¨¢vez dice tener m¨¢s de 1.000 proyectos en cartera. Sus adversarios le acusan de empujar un proyecto sectario que no crea riqueza y que divide a la sociedad en aras de la redenci¨®n de sus tres cuartos mendicantes. La salvaci¨®n de ese 80% pobre o m¨ªsero, su base electoral, tardar¨¢ en lograrse porque el aumento de la capacidad adquisitiva derivado del crecimiento econ¨®mico del 3,4% del PIB registrado en 2000 apenas alcanza para comprar un billete m¨²ltiple del metro. 'El pueblo sabe que no se puede deshacer en dos a?os lo que pas¨® en 40', se?ala el intelectual Diego Salazar, militante del gubernamental Movimiento Quinta Rep¨²blica (MVR).
S¨ª fue posible deshacer en dos a?os las estructuras de cuatro decenios de desacreditado bipartidismo. Los partidos Acci¨®n Democr¨¢tica (AD), socialdem¨®crata, y Copei, democristiano, que se alternaron en el Gobierno, y en la rapi?a muchos de sus servidores, fueron barridos por el Polo Patri¨®tico, formado por el MVR y el Movimiento al Socialismo (MAS), en las presidenciales del 6 de diciembre de 1998.
Los cambios prosiguen, y el poder ejecutivo argumenta que los ejecuta autorizado por las leyes. A mediados de mes, Ch¨¢vez sustituy¨® a los titulares de 30 organismos culturales p¨²blicos, invocando prioridades m¨¢s populares. El tremendismo le llam¨® 'una revoluci¨®n cultural a la china'. Antonio Cova, soci¨®logo, precisa su alcance: 'Han puesto a gente m¨¢s maleable'. Y uno de los cambios educativos contenidos en el decreto 1.101 sublev¨® a la Iglesia y a los colegios privados, que denunciaron la figura del Supervisor Itinerante como un intento de cubanizar las escuelas. El ministro de Educaci¨®n admiti¨® haberse equivocado en la divulgaci¨®n del decreto, ya que el supervisor, prometi¨®, no ser¨¢ un comisario pol¨ªtico, sino un profesional designado por una comisi¨®n de delegados ministeriales y de los directores de los colegios privados. 'No queremos una dictadura en Venezuela', insiste Ch¨¢vez.
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