'La utop¨ªa es lo que ha hecho progresar a la arquitectura a lo largo de la historia'
I.M.B, Arquitectos es una empresa de arquitectos consultores, afincada en Bilbao y formada por tres profesionales bilba¨ªnos: Gloria Iriarte (1956), Eduardo M¨²gica (1953) y Agust¨ªn de la Brena (1956). El pasado a?o, y en un concurso de ¨¢mbito internacional, su proyecto para la Ordenaci¨®n del frente mar¨ªtimo de Santiago de Cuba fue el ganador. Fueron ellos quienes han conseguido alcanzar el primer premio para la construcci¨®n de la Biblioteca Foral de Vizcaya, de inminente construcci¨®n. La obra p¨²blica de la Estaci¨®n Intermodal de Ametzola, as¨ª como el parque de Ametzola, en Bilbao, es obra de este colectivo, entre otros dise?os.
Pregunta. ?Se busca el grupo porque se tienen dudas sobre el valor de cada uno por separado?
A. de la Brena: 'Algunos arquitectos se creen buenos porque utilizan lo ¨²ltimo que est¨¢ a la moda'
Agust¨ªn de la Brena. El grupo nace por generaci¨®n espont¨¢nea. No nos buscamos. Nos encontramos. Tenemos claro que el valor de contraste que aporta el grupo supera la individualidad.
P. ?No son las ordenanzas municipales de construcci¨®n urbana demasiado restrictivas?
Gloria Iriarte.Una buena ordenanza es precisa donde debe y deja m¨¢rgenes de maniobra en otros puntos. Lo f¨¢cil es prohibirlo todo o dejarlo todo.
P. ?Por qu¨¦ en el dibujo, como gu¨ªa de ficciones, todo resulta realizable, y luego, cuando la realidad entra en juego, empiezan los desacuerdos edificables?
Eduardo M¨²gica. Ese es uno de los meollos fundamentales de la profesi¨®n. El salto del dibujo a la realidad, el no renunciar a la utop¨ªa que encierra el dibujo, es el reto que tenemos permanentemente los arquitectos en el trabajo diario. Eso lo tenemos claro los tres.
P. ?El progreso tecnol¨®gico est¨¢ anulando los sentimientos o puede llegar a anularlos?
E.M. En la arquitectura singular la tecnolog¨ªa facilitar¨ªa que el rascacielos de Mies van der Rohe se pueda hacer hoy sin problemas. Cosa que en tiempos pasados eran problemas irresolubles; lo que se demuestra que fueron tan valientes como para defender la utop¨ªa. Hoy en d¨ªa evoluci¨®n tecnol¨®gica te facilita hacer ciertas cosas, que antes eran impensables.
P. ?Ciertos logros tecnol¨®gicos enmascaran la mediocridad de algunos arquitectos?
A. de la B. Algunos arquitectos se creen que son buenos porque utilizan lo ¨²ltimo que est¨¢ a la moda.
P. ?Ser¨ªan partidarios de mostrar en placas a la vista el nombre de quienes dise?aron las casas?
G.I. Yo soy partidaria. Y lo har¨ªa obligatorio.
E.M. En t¨¦rminos te¨®ricos ser¨ªa estupendo, pero presenta algunas complicaciones, porque en determinadas obras lo que el arquitecto dise?¨® ha sido tergiversado y adulterado.
A. de la B. Ser¨ªa una buena manera para no dejar que entren en liza tergiversaciones ajenas al proyecto inicial, dici¨¦ndoles a los promotores: 'esto lo voy a firmar yo y lo va a ver todo el mundo, luego no metan las manos donde no deben'.
P. No es lo mismo utilizar materiales constructivos para levantar un edificio, que para dise?ar una plaza p¨²blica, un peque?o parque. ?Trat¨¢ndose de esto ¨²ltimo, no debe primar la plantaci¨®n de ¨¢rboles en una ciudad ahogada como Bilbao? ?Quiz¨¢ no se utiliza la profusi¨®n de ¨¢rboles, porque queda un poco relegada la intervenci¨®n del arquitecto?
G. I. La virtud es conjugar. Lo que nos propusimos en el parque de Ametzola tiene que ver con la pregunta. Hemos metido mucho verde, porque Bilbao es una ciudad que lo necesita.
P. ?Qui¨¦nes viven en el centro de Bilbao les convendr¨ªa visitar los extrarradios? ?Encontrar¨¢n viviendas que parecen brotar del vientre del barro? ?Terraplenes informes que est¨¢n ah¨ª desde hace a?os acumulando basura insalubre? ?Casas diminutas donde apenas cabe una mano?
A. de la B. Cuando se habla de lo mal que se vive en otros lugares, hab¨ªa que ver c¨®mo viven en nuestros extrarradios. El ejemplo paradigm¨¢tico de belleza de ciudad es San Sebasti¨¢n, pero tiene muy cerca algo tan dispar y crujiente como Larratxo, Trintxerpe, Pasajes, etc¨¦tera.
P. ?Al proyectar en otros pa¨ªses se precisa conocer c¨®mo son los habitantes, en torno a qu¨¦ clima, qu¨¦ gustos y costumbres, sobre qu¨¦ clase de materiales existen y dem¨¢s peculiaridades?
G.I. En el caso nuestro proyecto sobre el frente mar¨ªtimo de Santiago de Cuba hay que entenderlo desde la topograf¨ªa de la ciudad, la escala de la edificaci¨®n y el modo de vida de los habitantes, hasta el clima, las costumbres, c¨®mo trabajan, c¨®mo viven en la calle, c¨®mo oyen m¨²sica.
P. ?Seg¨²n se proyecta as¨ª es uno?
A. de la B. Hay veces que uno se pone m¨¢scaras. Pero de todas formas, a lo largo de una trayectoria s¨ª se acaban por parecerse los proyectos a c¨®mo es cada cual.
P. ?Se empieza siendo desesperadamente barrocos y se termina con vocaci¨®n de emular a Luis Barrag¨¢n, representante de la m¨¢xima simplicidad, cercana a la pura misticidad?
G.I. S¨ª, es una constante: te vas quedando cada vez con lo m¨¢s esencial.
E.M. Hay un proceso imparable e interminable de limpieza.
A. de la B. Al principio tienes ganas de decir cosas a borbotones y sacas a la luz multitud de datos. Luego te vuelves m¨¢s austero.
P. El dicho advierte: si construye castillos en el aire, nada mejor que ponerle cimientos. ?Sirve esto para definir la profesi¨®n de arquitecto?
E.M. La idea de la utop¨ªa es lo que ha hecho progresar a la arquitectura a lo largo de la historia.
A. de la B. La mayor¨ªa de las realizaciones salen de un discurso te¨®rico.
G.I. Sin duda, nuestros proyectos parten de una idea que lleva dentro un mensaje.
P. ?Por qu¨¦ el promotor, sea de car¨¢cter privado o p¨²blico, se empe?a en colocar una escultura, la mayor¨ªa de las veces de dudosa calidad, en tal o cual dise?o arquitect¨®nico, para que adorne la historia? ?Realmente algo le falta al proyecto sin esa escultura?
A. de la B. Del proyecto, los promotores se creen, generalmente, que saben mucho; incluso que saben m¨¢s que los arquitectos. La escultura es un lenguaje que, por lo general, ellos no comprenden, y, adem¨¢s, es arte. Porque el arquitecto, en el fondo no tiene que poner ladrillos, el que pone los ladrillos son ellos. El arquitecto, mucha de las veces, es su peaje necesario.
G.I. Y cuanto m¨¢s rara sea la escultura, mejor.
E.M. Y es la redundancia permanente de los hitos. Todo el mundo quiere hacer de su gesti¨®n un hito. Lo que hab¨ªa que ser es mucho m¨¢s modesto, y hab¨ªa que contribuir a que todo fuera mucho m¨¢s coherente y m¨¢s sensato y equilibrado.
P. En todo caso, deber¨ªan consultar con el arquitecto por si era conveniente incluir una escultura en tal o cual construcci¨®n.
E.M. As¨ª deber¨ªa ser, pero no siempre ocurre eso.
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