'La Catalu?a oficial no tiene nada que ver con la real'
Pregunta. Eres un estajanovista de la literatura, Horacio. Tu ¨²ltimo libro, La guerra secreta, contiene cinco novelas, cinco.
Respuesta. Bueno, son cinco reediciones. Tres de novelas recientes y dos de novelas m¨¢s antiguas. Novelas que componen un ciclo. En cuanto a lo del estajanovismo... Bueno, la verdad es que no me cuesta escribir. Nunca he sido de esos que dicen que le tienen pavor al folio en blanco. No le tengo ning¨²n miedo. Escribo cada d¨ªa. O, mejor dicho, cada noche. A partir de las 12.00, cuando la jornada ha terminado y nadie llama por tel¨¦fono. Me voy a dormir a las 5.00, duermo por la ma?ana...
P. Con el contestador puesto para evitar a los pelmazos que llevan un horario de los llamados normales, supongo.
R. No. Tengo un tel¨¦fono al lado de la cama y siempre me pongo. Tengo dos hijas, que viven con su madre, y no puedo ni quiero escaquearme. El ¨²nico problema es que a veces descuelgo, mantengo una conversaci¨®n con alguien, quedo a comer con ¨¦l, me vuelvo a dormir y cuando despierto no recuerdo ni la conversaci¨®n ni la cita. En cualquier caso, los amigos ya saben que m¨¢s les vale no llamarme por las ma?anas.
P. Has conseguido imponerle al mundo tu propio horario, lo que ya es mucho.
R. Hace unos a?os que puedo vivir de la literatura y del cine, pero tambi¨¦n tuve mis trabajos con horario. Yo llegu¨¦ ac¨¢ en 1969, luego me volv¨ª a Argentina un par de a?os a hacer la revoluci¨®n...
P. ?Qu¨¦ revoluci¨®n?
R. Vaya pregunta. ?La revoluci¨®n! Sin m¨¢s. Con may¨²sculas. ?Pero t¨² no has o¨ªdo hablar nunca de la revoluci¨®n...? En fin, que hice lo que pude, me volv¨ª a Espa?a y hasta ahora. A veces voy por Buenos Aires, pero la verdad es que ya considero Barcelona como mi ciudad.
P. ?Has llevado bien el pujolismo?
R. Yo a Pujol, como pol¨ªtico, le tengo un gran respeto. He estado con ¨¦l en una mesa y he visto lo que es tener carisma. Otra cosa es que est¨¦ de acuerdo con sus ideas. De todas formas, ?qu¨¦ alternativa no nacionalista hay? Maragall y los suyos me parecen igual de catalanistas. Pero lo importante, para m¨ª, es que la Catalu?a oficial no tiene nada que ver con la real. Afortunadamente. Lo que est¨¢ bien de esta ciudad es que es tolerante y m¨¢s abierta de lo que parece. M¨¢s que Londres, por poner un ejemplo. La gente llega con la imagen oficial, la de un sitio horrible en el que todo el mundo te habla en catal¨¢n, y descubre que de eso nada y que la vida resulta bastante c¨®moda.
P. ?M¨¢s que en Madrid?
R. Sin duda. ?ltimamente, a Madrid s¨®lo voy a ver a mi novia.
P. Sigue as¨ª y te quedar¨¢s sin el Cervantes.
R. Este a?o ha sido un premio muy madrile?o, s¨ª.
P. Para m¨ª, el premio a Umbral ha sido un galard¨®n que la Espa?a m¨¢s rancia se otorgaba a s¨ª misma.
R. Umbral escribi¨® alg¨²n buen libro, hace 30 a?os... Y dudo mucho de que a m¨ª me den el Cervantes. Yo soy de Buenos Aires, una ciudad culturalmente afrancesada. A la que me quit¨¦ de encima la cultura francesa, a los 20 a?os, ca¨ª en manos de los norteamericanos. No tengo influencias de la literatura espa?ola.
P. Pero tus padres eran de origen espa?ol.
R. Gallegos, por m¨¢s se?as. Est¨¢s ante un hombre que naci¨® en la cl¨ªnica del Centro Gallego de Buenos Aires. La familia de mi madre lleg¨® antes, pero mi padre naci¨® en Galicia. En una aldea que una vez visit¨¦ y que me permiti¨® intuir que no hab¨ªa cambiado nada desde el siglo XII. En ese momento comprend¨ª perfectamente por qu¨¦ emigr¨® mi padre.
P. Perm¨ªteme que vuelva al estajanovismo. Pronto publicar¨¢s una nueva novela. Sobre Carlos Gardel. Vaya t¨®pico, ?no? Un argentino escribiendo sobre el h¨¦roe nacional.
R. Es que el personaje se las trae.
P. ?Por qu¨¦ era franc¨¦s y cantaba tangos?
R. Gardel no era franc¨¦s. Su historia est¨¢ hecha de mentiras y medias verdades. He escrito una novela porque un ensayo sobre Gardel ser¨ªa tan inveros¨ªmil que nadie se lo creer¨ªa. No era franc¨¦s. Ni siquiera era argentino. Su padre era un uruguayo bastante turbio que lo entreg¨® a una se?ora francesa para que lo criara. Se?ora que acab¨® heredando su fortuna cuando Gardel muri¨® en un supuesto accidente a¨¦reo que no era tal. Quer¨ªan eliminar a uno de los pasajeros y se los cargaron a todos.
P. ?Qui¨¦n se los carg¨®?
R. Fue una turbia historia de rivalidades empresariales. Puedo decirte que en el bando de los asesinos hab¨ªa algunos nazis. Ah, y la heredera de Gardel s¨®lo era un testaferro de ciertos mafiosos de la industria discogr¨¢fica que fueron los que se acabaron quedando con el dinero.
P. Menuda historia. Saldr¨ªa una gran pel¨ªcula. Aunque no s¨¦ qu¨¦ tal son tus relaciones con la industria cinematogr¨¢fica.
R. Hay algunos proyectos...
P. Pero creo que no quedaste excesivamente satisfecho de la adaptaci¨®n que hizo Gerardo Herrero de Frontera sur.
R. Gerardo es un excelente productor, tiene un olfato especial para encontrar el dinero necesario. Pero abarca demasiado: escribir, dirigir... Los problemas de Frontera sur fueron, b¨¢sicamente, dos: el presupuesto deber¨ªa haber sido m¨¢s elevado y se intentaron meter demasiadas cosas de la novela en la pel¨ªcula. Yo mismo hab¨ªa sacado cosas de la novela. La historia de Gardel, por ejemplo, hab¨ªa pensado introducirla en el libro, pero me di cuenta de que no encajaba, de que sobraba, de que despistar¨ªa al lector.
P. Hubo que dedicarle a Gardel toda una novela. Por cierto, ?era o no era homosexual?
R. Se le conoci¨® una mujer. S¨®lo una. Y encontr¨¦ una foto bastante extra?a en la que se le ve cogido de la mano de un hombre. Pero esa cuesti¨®n sigue siendo un gran enigma.
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