Sobre la depuraci¨®n de Cerd¨¢n Tato
Hace muchos a?os, como treinta y cinco, que conozco a Enrique Cerd¨¢n Tato. Desde entonces sigo su trayectoria como escritor y cronista, y una amistad en la que he compartido luchas y esperanzas. El calificativo de cronista lo digo por su quehacer period¨ªstico que viene desde antes de cualquier nombramiento oficial. Luego, en 1987, lo nombraron en Alicante cronista oficial de la ciudad y entonces tuve ocasi¨®n de escribir que estaba muy bien que nombraran al que durante mucho tiempo hab¨ªa sido cronista extraoficial.
Ahora lo cesan. Lo nombran, dicen, 'honor¨ªfico'. Los cronistas oficiales, normalmente vitalicios y ad honorem, pueden as¨ª ser sustituidos por cronistas ¨¢ulicos, pertenecientes a palacio, para cantar las glorias del alcalde, del concejal y del presidente auton¨®mico, si viene al caso.
A Enrique Cerd¨¢n, parece, le van mal los nombramientos oficiales sobre todo en ¨¦pocas como las que vivimos. Desde sus columnas period¨ªsticas sigue atizando a los poderes y a algunos gobernantes. No es extra?o que lo cesen. Han alegado falta de trabajo en quien hace meses hab¨ªa comunicado al alcalde que ten¨ªa escrita una cr¨®nica del siglo XX en Alicante con casi un millar de folios y que esperaba su publicaci¨®n por el Ayuntamiento. En esa cr¨®nica algunos suponen que van a quedar mal.
Enrique Cerd¨¢n, como dije, prest¨® grandes servicios a la memoria desde su condici¨®n de cronista extraoficial. Un libro suyo, de 1976, es La lucha por la democracia en Alicante, donde la cr¨®nica constru¨ªa al filo de la transici¨®n la peripecia democr¨¢tica de un pueblo con nombres y apellidos. Me consta que algunos intentaron que ampliara el cap¨ªtulo final alguna vez y que Enrique se neg¨®. En ese cap¨ªtulo hay nombres que actualmente est¨¢n en el gobierno auton¨®mico y que, de cumplirse la decisi¨®n que comento, deber¨¢n sentirse c¨®mplices de la misma.
Y llamo decisi¨®n a lo que desde el t¨ªtulo he llamado depuraci¨®n, porque corren efectivamente vientos depurativos en esta Comunidad. Est¨¢ el caso abierto de la S¨ªndic de Agravios en funciones, Emilia Caballero, donde el Partido Popular anuncia ya su desprecio por la instituci¨®n y, en la amenaza de transformar la Ley del S¨ªndic, tambi¨¦n por la Constituci¨®n.. Est¨¢ el acoso mantenido durante meses a la Universidad de Alicante, en la persona de su ex rector Andr¨¦s Pedre?o, a quien, como no se pod¨ªa depurar, hubo que asediar con todos los m¨¦todos posibles para provocar su dimisi¨®n.
A Enrique Cerd¨¢n no le toleran su posicionamiento cr¨ªtico sobre estos temas, no le perdonan su pertenencia al Foro por Alicante, sus posiciones independientes y profundamente vitales en una situaci¨®n como la que estamos viviendo, con tantos necrosamientos intelectuales como se padecen. No le perdonan que se oponga a que el castillo de Santa B¨¢rbara o la Isla de Tabarca vayan a ser transformados por el cemento generalmente especulativo. No le perdonan su libertad a la hora de escribir y hablar sobre todo esto. Debe haber adem¨¢s alguna oficina oculta del poder para detectar estos comportamientos anormalmente cr¨ªticos y desde esa oficina, que seguro que est¨¢ en alg¨²n despacho en Valencia pr¨®ximo al del presidente auton¨®mico, se vigilan ¨¦stos y otros comportamientos anormales. Se vigila por ejemplo a los paseantes lentos que miran la ciudad, los edificios viejos o sus zapatos (me estoy acordando de aquel relato formidable de Enrique que se llam¨® El paseante) para que comparezcan y expliquen su extra?o comportamiento y depurar as¨ª su responsabilidad en el ocio y lenta reflexi¨®n.
Iba a decir que, afortunadamente una depuraci¨®n generalizada es imposible, pero me asaltan las dudas. Me llegan noticias de persecuciones en los medios p¨²blicos de radiodifusi¨®n que llevan a que funcionarios, que no pueden ser expulsados, tiren la toalla ante marginaciones y desprecios. Habr¨¢ que tenerlo en cuenta y hacer cr¨®nica de todo. Es un deber moral que hay que cumplir en una situaci¨®n
as¨ª.
A Enrique Cerd¨¢n habr¨¢ que pedirle que, si se realizan los designios que comento, el ex cronista oficial de la villa incremente su cr¨®nica de villanos.
Jos¨¦ Carlos Rovira es catedr¨¢tico de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Alicante.
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