Bush, primer presidente que acude a una conferencia de la oposici¨®n para predicar el recorte de impuestos
George W. Bush fue ayer a predicar reconciliaci¨®n y consenso a la cueva del lobo: la conferencia, 'retiro' seg¨²n la f¨®rmula de los participantes, que celebraban los congresistas del Partido Dem¨®crata en Farmington (Pensilvania). La visita, para la que el presidente hab¨ªa pedido permiso, provoc¨® sentimientos contradictorios entre los miembros de la oposici¨®n. Unos le felicitaron por esa muestra de valor, sin precedentes en la historia contempor¨¢nea de EE UU; otros comentaron que su presencia fue 'la de un hu¨¦sped inesperado al que no puedes decir que no, en medio de una reuni¨®n de familia'. Bush fue a escuchar, pero adelant¨® que piensa consagrar esta semana a vender su propuesta de recorte masivo de impuestos. La aprobaci¨®n de Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, y la alarmante desaceleraci¨®n de la econom¨ªa han creado en EE UU la impresi¨®n de que la rebaja de la presi¨®n fiscal es inevitable. Hasta los dem¨®cratas la aceptan, aunque quieren dejarla en la mitad de la cifra avanzada por Bush, la de 1,6 billones de d¨®lares a lo largo de los pr¨®ximos 10 a?os.
Para reforzar su legitimidad, Bush se est¨¢ esforzando por dialogar con la oposici¨®n dem¨®crata. En las dos semanas que lleva en el cargo, el ¨²nico roce serio ha sido la batalla por la confirmaci¨®n del ultraderechista John Ashcroft como fiscal general. Pero incluso ese pulso no ha impedido que Bush se haya entrevistado cinco veces en 10 d¨ªas con Edward Kennedy, el opositor m¨¢s radical a Ashcroft y l¨ªder del ala izquierda del Senado. Kennedy y otros dem¨®cratas se han confesado agradablemente sorprendidos por su estilo sencillo, directo y bienhumorado.
A Bush le ha venido muy bien el que Bill Clinton siga protagonizando las noticias escandalosas. El pol¨¦mico indulto al millonario fugitivo Marc Rich, los regalos que se llev¨® de la Casa Blanca, las novatadas que su equipo dej¨® en herencia al de Bush y el elevado costo de la oficina que los contribuyentes le pagan en Nueva York han situado a Clinton en el centro de la pol¨¦mica. Pero ¨¦ste ha reafirmado su papel de 'l¨ªder en la sombra' del Partido Dem¨®crata al situar a su amigo Terence McAuliffe como presidente del Comit¨¦ Nacional Dem¨®crata. Desde esta posici¨®n, McAuliffe invit¨® a sus correligionarios a convertir 'el enfado por Florida' en una victoria en las elecciones legislativas de 2002.
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