La elecci¨®n no ha estado nunca tan clara
El escritor israel¨ª explica las razones que le llevan a votar hoy por el candidato laborista, Ehud Barak, en su condici¨®n de partidario del di¨¢logo permanente con los ¨¢rabes, por su voluntad de poner fin a la ocupaci¨®n de Gaza y Cisjordania.
Si palestinos e israel¨ªes firmaran un acuerdo de paz, pr¨¢cticamente todos los partidarios de la paz en Israel alzar¨ªan la voz en apoyo del primer ministro Barak. Los sondeos actuales indican que muchos miembros de la izquierda israel¨ª est¨¢n pensando en votar en blanco para castigar a Barak por lo que consideran fracasos en una gran variedad de asuntos internos y diplom¨¢ticos. No obstante, si los que hoy fomentan el voto en blanco expresaran sinceramente lo que de verdad sienten, es evidente que tendr¨ªan que reconocer -aunque a rega?adientes- que el ¨²nico pecado real del primer ministro es que 'Barak no ha tra¨ªdo la paz'.
Ahora bien, antes de votar en blanco, deber¨ªamos detenernos a examinar esa expresi¨®n: 'Traer la paz' (una frase que ¨²ltimamente ha sufrido alguna variaci¨®n: Sharon traer¨¢ la paz. La pr¨®xima guerra traer¨¢ la paz). Durante los a?os de la ocupaci¨®n, las palomas de la izquierda israel¨ª manten¨ªan, con raz¨®n, que no pod¨ªa haber paz sin acabar con esa ocupaci¨®n, y que la paz tambi¨¦n depend¨ªa de Israel. Sin embargo, en a?os recientes, muchos de nosotros hemos derivado de forma casi imperceptible hacia la arrogante conclusi¨®n de que la paz depende exclusivamente de Israel, es decir, que basta con que escojamos a un dirigente valeroso y que desee la paz de verdad, y ¨¦l ser¨¢ capaz de 'traer la paz'.
Muchos hemos derivado hacia la conclusi¨®n de que la paz depende de Israel
Esa expresi¨®n, 'traer la paz', implica que los palestinos son un objeto y no un sujeto en el proceso. La paz con los palestinos se considera un premio que nos concederemos por nuestra buena conducta y nuestras generosas concesiones. Mientras que la ausencia de paz -el odio, los ataques terroristas- se considera un castigo bien merecido por nuestro mal comportamiento.
Tal vez esa actitud respecto a 'traer la paz' tiene sus ra¨ªces en la mentalidad malcriada de nuestra sociedad de consumo. La ira de algunas palomas contra Ehud Barak tiene un componente fundamental de ego¨ªsmo infantil: la paz es ese juguete que queremos con toda nuestra alma. Pap¨¢ nos lo hab¨ªa prometido. Se fue hasta Estados Unidos para conseguirlo, lleg¨® a tocarlo e incluso sac¨® la cartera, pero en el ¨²ltimo momento se sinti¨® taca?o y volvi¨® con las manos vac¨ªas. Conclusi¨®n: pap¨¢ no nos quiere realmente. Queremos un nuevo padre. Queremos a alguien que nos traiga nuestro juguete.
Ehud Barak, siguiendo los pasos de Isaac Rabin y Sim¨®n Peres, adopt¨® la posici¨®n hist¨®rica de la izquierda: la convicci¨®n de que Israel debe elegir entre la paz y el territorio. Barak llev¨® esa convicci¨®n a la mesa de negociaciones y lleg¨® con un empe?o y una tenacidad que sorprendieron incluso a los movimientos de izquierda Meretz y Paz Ahora.
Propuso un compromiso entre dos naciones iguales e independientes para acabar con el conflicto. Acept¨® la creaci¨®n de un Estado palestino en los territorios conquistados por Israel en 1967, s¨®lo con ligeras modificaciones de fronteras. Incluso acept¨® el establecimiento de una capital palestina en Jerusal¨¦n este. Su propuesta expresaba todas las convicciones b¨¢sicas de la izquierda israel¨ª, pero, con todo, la direcci¨®n palestina no respondi¨® con su aceptaci¨®n, ni siquiera con el rechazo, sino con fuego.
Del mismo modo que la paz depende de Israel, pero no s¨®lo de Israel, la responsabilidad de ese fuego corresponde a Israel, pero no s¨®lo a Israel. Somos responsables porque hemos dejado sin vida los Acuerdos de Oslo y porque hemos extendido nuestros asentamientos. Somos responsables por los incontables actos de humillaci¨®n, crueldad y opresi¨®n que hemos perpetrado en los territorios desde Oslo y hasta el d¨ªa de hoy. Sin embargo, debemos estar atentos a la grave radicalizaci¨®n nacionalista e isl¨¢mica de las posturas palestinas, un extremismo que se ha desarrollado de forma paralela a la dr¨¢stica moderaci¨®n que el Gobierno de Barak ha introducido en la postura israel¨ª. El cambio de posici¨®n de los palestinos se ve claramente cuando se recuerda el punto de partida: si en Oslo los palestinos hubieran exigido el derecho al regreso, la expulsi¨®n de todos los jud¨ªos que viven en Cisjordania y Gaza y la soberan¨ªa palestina exclusiva sobre los Santos Lugares, los Acuerdos de Oslo nunca se habr¨ªan firmado.
Durante d¨¦cadas, los palestinos y el mundo ¨¢rabe en su conjunto se negaron a reconocer el derecho del pueblo jud¨ªo a vivir como naci¨®n libre. Durante los a?os anteriores a Oslo, Israel se neg¨® a reconocer los derechos de los palestinos como naci¨®n. El reconocimiento en 1993, por fin, de los derechos de ambas naciones fue la base para todos los esfuerzos serios de paz que se han hecho desde entonces.
Ehud Barak no pod¨ªa 'traer la paz', porque la insistencia palestina en el derecho al regreso de los refugiados palestinos a Israel contradice el reconocimiento del derecho de Israel a existir. No existe un compromiso capaz de conciliar el derecho de Israel a existir con un principio que exige su destrucci¨®n.
Barak ha avanzado m¨¢s que cualquier otro l¨ªder anterior en sus esfuerzos para lograr la paz. Durante varias semanas cruciales, pareci¨® que, a pesar de la sangre y el fuego, la distancia entre los dos bandos se hab¨ªa estrechado hasta consistir s¨®lo en unos cuantos kil¨®metros cuadrados. Pero, cuando los palestinos colocaron el derecho al regreso entre las m¨¢ximas prioridades de la negociaci¨®n, el camino qued¨® bloqueado.
Es evidente que Israel tiene que admitir el papel que desempe?¨® a la hora de crear la tragedia de los refugiados y que debe hacer todos los esfuerzos necesarios para establecerlos dentro del Estado palestino. Sin embargo, la paz s¨®lo llegar¨¢ cuando las dos naciones acepten una realidad esencial: aqu¨ª est¨¢n mi casa y mi jard¨ªn, y all¨ª est¨¢n los tuyos. Ahora, los palestinos dicen: dejad vuestras casas (desmantelad los asentamientos) para que nosotros nos mudemos a ellas (el derecho al regreso). En otras palabras, mi casa es m¨ªa y tu casa tambi¨¦n es m¨ªa. Esta postura es peligrosamente parecida al ego¨ªsmo nacionalista de la extrema derecha israel¨ª.
Ehud Barak no ha 'tra¨ªdo la paz', porque la paz no se puede traer; la paz s¨®lo se puede construir. No puede haber nada m¨¢s tonto que castigar a Barak en las urnas porque sus valientes esfuerzos para lograr la paz se han estancado como consecuencia de la nueva oleada de extremismo nacionalista e isl¨¢mico entre los palestinos.
Yo voy a votar por Ehud Barak porque, si, a pesar de su ret¨®rica actual, los palestinos deciden aceptar la soluci¨®n de dos Estados para dos naciones, el que estar¨¢ all¨ª ser¨¢ Barak, junto a Peres, Sarid, Burg y Beilin, y no Sharon con Lieberman, Ze'evi y Benizri.
Voy a votar por Ehud Barak porque, a pesar de que no hay paz, ¨¦l no sugiere que nos sentemos a esperar una llamada de los ¨¢rabes. Por el contrario, propone que se trace un l¨ªmite temporal entre los dos pueblos para que ambos puedan respirar un poco m¨¢s tranquilos y disfrutar de m¨¢s seguridad.
Voy a votar por Ehud Barak porque, incluso en ausencia de un acuerdo de paz, ¨¦l trabajar¨¢ para acabar con la ocupaci¨®n israel¨ª de Cisjordania y Palestina, mientras que Sharon consolidar¨¢ esa ocupaci¨®n.
Y voy a votar por Ehud Barak porque, con acuerdo o sin ¨¦l, Barak y su gente intentan acabar con el dominio de los palestinos por parte de los israel¨ªes, mientras que Sharon pretende aumentar la opresi¨®n extendiendo los asentamientos jud¨ªos en los territorios y, por tanto, incrementando la humillaci¨®n y la desesperaci¨®n.
La elecci¨®n no ha estado nunca tan clara.
? Amos Oz 2001
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