Triunfo de Zotoluco

Otra tarde g¨¦lida y lluviosa en la que Zotoluco le puso calor al ambiente con dos emotivas faenas que lo convirtieron en el triunfador de la larga corrida (tres horas y media) con que se conmemor¨® el 55? aniversario del coso.

Con decisi¨®n, Zotoluco veronique¨® al que rompi¨® plaza, aplaudido en el arrastre para despu¨¦s, hecho un poste, ajustarse por chicuelinas en su quite. Dobl¨¢ndose, dome?¨® la fuerte embestida del adversario y con valor e inteligencia estructur¨® una ri?onuda faena. Como el burel se empez¨® a detener a medio pase, Zotoluco, tragando mucho y sin inmutarse ni moverse, lo aguant¨® oblig¨¢ndolo a terminar el recorrido. Haciendo la cruz dej¨® el acero hasta la empu?adura.

De hinojos esper¨® al quinto d¨¢ndole una apretada larga cambiada, y como el animal se revolv¨ªa en un palmo, de pie lo breg¨®. Por la poca fuerza del ejemplar, el diestro realiz¨® una extenuante labor con la pa?osa consiguiendo armar otra faena. Mat¨® citando a recibir y en el segundo intento lo logr¨®. El juez de plaza, Salvador Ochoa, se precipit¨® concedi¨¦ndole dos trofeos, pero la concurrencia protest¨® el segundo.

Faena imaginativa

En el tercero, El Juli se luci¨® en su quite con sus espectaculares lopecinas. Su faena fue imaginativa, de entrega y muy variada, engarzando una vitolina con dos circurrets, la capetillina y el de pecho. Se deshizo del noble corn¨²peta con limpio volapi¨¦.

Bajo la lluvia lidi¨® al rebrinc¨®n s¨¦ptimo y con los palitroques se asom¨® al balc¨®n. Con mucha entrega hizo una faena tremendista y por no templar sus pases, el morlaco le dio una paliza. Al matar de frente dej¨® un estoconazo.

Al capotear al capacho cuarto Ignacio Garibay, la res brava dio una vuelta de campana y vino a menos, volvi¨¦ndose tarda y regateando las embestidas. La labor muleteril fue seria y reposada, pero un tanto larga.

El que cerr¨® plaza tuvo sus complicaciones, pues al llegar al enga?o se deten¨ªa para luego acometer con brusquedad. Garibay se la jug¨® meti¨¦ndose entre los pitones sin lograr que le embistiera.

No fue la tarde de Enrique Ponce en parte por la poca colaboraci¨®n de sus enemigos y tambi¨¦n porque el valenciano estuvo ab¨²lico y no se la quiso jugar ni con el soso segundo ni con el brusco sexto.

Por otra parte, en Cantaura (Venezuela), tambi¨¦n el lunes se lidiaron toros de Oswaldo Michelena Viso, Rancho Alegre, de buena presentaci¨®n y diferente comportamiento; destac¨® por su bravura el corrido en tercer lugar, seg¨²n informa Efe. Bernardo Valencia, silencio y oreja; el venezolano Javier Cardozo, silencio y palmas.