Espadas, floretes y el riesgo de la esgrima
'Tres primeros espadas de la pol¨ªtica nacional', en palabras de Eduardo Zaplana, brindaron su experiencia, elocuci¨®n y filiaci¨®n pol¨ªtica diversa a la presentaci¨®n en Madrid de los 'apuntes' que el presidente de la Generalitat dice haber elaborado desde la atalaya de su cargo y que sintetiza en una sentencia: 'Es posible hablar de Espa?a sin ser tildado de centralista'.
Miquel Roca, el primer espada, particip¨® en el acto en calidad de 'jubilado'. Y con el mismo seny que el nacionalista catal¨¢n aport¨® a la redacci¨®n de la Constituci¨®n invit¨® a los presentes a calibrar el peso de tal aserto. Roca se mostr¨® perplejo ante la audacia de un presidente auton¨®mico, y del PP, que osa impulsar un debate de ¨¢mbito estatal. 'Un acto pol¨ªticamente comprometido', apunt¨®. Y celebr¨® el gesto como una demostraci¨®n del ¨¦xito de aquella 'apuesta' que fue, dijo, el Estado de las Autonom¨ªas dibujado durante la transici¨®n. M¨¢s a¨²n, aplaudi¨® la valent¨ªa de Zaplana a la hora de 'proyectar el desarrollo futuro' de aquel modelo para adaptarlo a 'nuevas situaciones' y para cimentar la construcci¨®n efectiva de la Europa de las Regiones.
El abogado catal¨¢n s¨®lo achac¨® a Zaplana su renuncia expresa a abordar el cors¨¦ que el Gobierno central pretende imponer a los ejecutivos regionales mediante la ley de equilibrio presupuestario.
Jos¨¦ Bono, el segundo espada, plant¨® a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Pasquall Maragall, explic¨® que a estas alturas ya no tiene que dar explicaciones a nadie, y se present¨® como vecino, colega y buen amigo de Zaplana. Y como tal, revel¨® una confidencia. Bono lleg¨® al vest¨ªbulo del hotel que acogi¨® el acto junto a Zaplana y el periodista Luis Herrero: 'Cuando ven¨ªa hacia aqu¨ª alguien me pregunt¨®: ?No tienes la impresi¨®n de que hoy presentamos algo m¨¢s que un libro?'.
El presidente socialista de Castilla La Mancha dej¨® la pregunta en el aire para que dos vicepresidentes del Gobierno, cinco ministros, la presidenta del Senado, el arzobispo de Valencia, el secretario general del PP o Ana Botella, esposa del presidente del Gobierno, meditaran posibles respuestas.
Bono tambi¨¦n subray¨® la audacia de un pol¨ªtico con criterio propio capaz de sugerir que 'los espa?oles debemos sentirnos orgullosamente juntos' para compartir desde la pluralidad la realidad hist¨®rica y sentimental que es Espa?a. El vecino s¨®lo lament¨® la escasa voluntad del PP para dotar de contenido al Senado como c¨¢mara de representaci¨®n territorial. Pero como buen colega, achac¨® esa falta a Esperanza Aguirre.
Rodrigo Rato, el tercer espada, no tuvo que presentarse. Hubiera preferido no estar presente y brome¨® sobre la feliz jubilaci¨®n que disfruta Roca. 'Los que ya pasamos de la cincuentena...' El vicepresidente econ¨®mico del Gobierno hab¨ªa preparado una abstrusa intervenci¨®n plagada de subsidiariedades y otras tasas para hablar sin decir nada. Pero las sugerencias de Roca le permitieron ejercer su autoridad y formular un alegato en favor de la disciplina financiera.
Rato dio por entendido que su 'compa?ero de partido' no osar¨ªa salirse del gui¨®n y evit¨® entrar en honduras. S¨®lo se permiti¨® un reproche hacia la aventura de la Europa de las Regiones que hab¨ªa aparcado con severidad d¨ªas antes en la cumbre econ¨®mica de Davos: 'Del mismo modo que nosotros [el Gobierno central] nos coordinamos con Europa, mucho m¨¢s entre nosotros'. Una primera persona del plural en la que confundi¨® autoridades regionales y consignas de partido.
Zaplana invoc¨® su condici¨®n de liberal y no blandi¨® la espada. Como protagonista se permiti¨® pasar por encima de saludos protocolarios. Aludi¨® calurosamente a Adolfo, hijo de Adolfo Su¨¢rez; Ana [Botella], 'no sabes como agradezco tu presencia'; y Antonio, hermano de Joaqu¨ªn Garrigues Walker. Asom¨® un florete cuando sugiri¨® que Juan Jos¨¦ Lucas, presidente de Castilla-Le¨®n, est¨¢ legitimamente obligado a defender intereses territoriales al margen de posiciones de partido. Y expres¨® su 'm¨¢xima lealtad al Gobierno' en un par de ocasiones con sendas reverencias a Rato.
Ayer, cuando todav¨ªa no se hab¨ªan apagado los focos, uno de sus posibles herederos le hizo notar el peligro de la esgrima. El presidente, que hab¨ªa rechazado por en¨¦sima vez cualquier inter¨¦s por mudarse a La Moncloa, recibi¨® un regalo envenenado: 'Zaplana podr¨ªa ser un grand¨ªsimo presidente del Gobierno'. Tal vez, pero el presidente tiene a gala mantener su palabra y nunca da un paso sin sugerir antes sus intenciones. ?Por qu¨¦ se mostr¨® tan inc¨®modo su 'compa?ero de partido' flanqueado por un nacionalista catal¨¢n y un socialista manchego?
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