Colombia conf¨ªa en que el acuerdo con las FARC permita esta vez acabar con la guerra
Pastrana y Tirofijo acuerdan mecanismos para acelerar el intercambio de prisioneros
La reanudaci¨®n de las conversaciones suspendidas el 14 de noviembre por la guerrilla, aduciendo que el Ejecutivo no combate decididamente a los paramilitares, fue el resultado m¨¢s tangible de la cumbre sostenida el jueves y el viernes por el presidente, Andr¨¦s Pastrana, y el jefe m¨¢ximo de las FARC, Manuel Marulanda, Tirofijo. Los dos dirigentes, y sus m¨¢s estrechos colaboradores, acordaron la creaci¨®n de comisiones de seguimiento y mecanismos de verificaci¨®n que aceleren el intercambio de prisioneros, impidan un nuevo bloqueo del proceso, logren avances del derecho humanitario y acuerdos palpables contra el paramilitarismo, los secuestros, el reclutamiento de menores o los ataques a la poblaci¨®n civil.
'Es un hecho positivo. Colombia era una olla a presi¨®n', declar¨® Luis Eduardo Garz¨®n, que aspirar¨¢ a contender por la presidencia de Colombia el a?o pr¨®ximo, al analizar el documento de 13 puntos firmado en la cumbre de Los Pozos, a 800 kil¨®metros de Bogot¨¢, en el coraz¨®n de los 42.000 kil¨®metros cuadrados cedidos por el Gobierno a las FARC, en noviembre de 1998, para facilitar el di¨¢logo de paz. Pastrana prorrog¨® hasta el 9 de octubre la vigencia de esa cesi¨®n, y una comisi¨®n tratar¨¢ de certificar que esa geograf¨ªa, equivalente a la extensi¨®n de Suiza, cumpla sus objetivos iniciales, esto es, facilitar las negociaciones, y no se convierta en la denunciada retaguardia donde las FARC se fortalecen militarmente, forjan negocios con el narcotr¨¢fico y ocultan a los secuestrados.
El liberal Horacio Serpa, tambi¨¦n presidenciable, celebr¨® el nuevo acercamiento pol¨ªtico porque 'se va dialogar muy en serio sobre f¨®rmulas para confrontar el paramilitarismo y conseguir el desescalamiento de la guerra'. Pastrana y Marulanda resucitaron la opci¨®n pol¨ªtica, un logro nada desde?able en un pa¨ªs donde las armas imponen su l¨®gica desde hace decenios, y la mesa de negociaci¨®n se reunir¨¢ tres veces a la semana. No obstante, la consecuci¨®n del ansiado cese del fuego y de las hostilidades, el meollo del conflicto, es un desaf¨ªo todav¨ªa en la luna. Dentro de ocho meses, Colombia entrar¨¢ en precampa?a electoral, y es previsible que el ruido y el oportunismo pol¨ªticos resten sosiego y curso a las laber¨ªnticas conversaciones, cuya nueva fase deber¨¢ reanudarse este mi¨¦rcoles.
Los acuerdos de Los Pozos, un c¨²mulo de vaguedades para el analista Bernardo Guti¨¦rrez, alumbraron la formaci¨®n de un grupo de notables que formular¨¢ recomendaciones contra las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), unos escuadrones de extrema derecha, con 8.150 hombres entre sus filas, que en su b¨¢rbara lucha contra la guerrilla sembraron de cad¨¢veres civiles el suelo colombiano. El Gobierno y las FARC, con m¨¢s de 16.000 miembros y un poco menos reticentes al desembarco de observadores extranjeros, invitaron a la comunidad nacional e internacional a sumarse al proceso.
Incredulidad
Los incr¨¦dulos, y los opositores a las concesiones a la guerrilla, entre ellos el derechista liberal ?lvaro Uribe, niegan al Gobierno facultades para negociar con un grupo ilegal, las FARC, el destino de otro tambi¨¦n proscrito: los paramilitares. 'No estoy de acuerdo con negociar con un actor irregular la pol¨ªtica contra el otro [irregular]', manifest¨® Uribe, otro de los hombres que preparan su candidatura a la jefatura de Gobierno en las elecciones de junio de 2002.
El general retirado Harold Bedoya, encuadrado en la l¨ªnea dura, despreci¨® los resultados de la cumbre porque 'todo sigue siendo un cat¨¢logo de buenos deseos, de buenas voluntades, que se va a hablar de cese de hostilidad cuando ya llevamos pr¨¢cticamente dos a?os y medio y esto no se ha concretado en nada. Estamos en las mismas'. El ex jefe militar, derrotado aspirante a la presidencia, pronostica que la nueva pr¨®rroga de la zona bajo control de las FARC conducir¨¢ a la consolidaci¨®n 'del Estado de Tirofijo, del Estado criminal que nos est¨¢ destruyendo a todos. Realmente no he podido descubrir algo que tranquilice a los colombianos'.
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