La picaresca de los falsos oriundos
Jugadores que llegaron a la selecci¨®n espa?ola, como Valdez o Roberto Mart¨ªnez, y otros de gran clase, como Diarte, Adorno o Anzarda, protagonizaron en los setenta un gran esc¨¢ndalo por fraude documental
'Las normas est¨¢n para que uno se burle de ellas o, al menos, para que lo intente', debi¨® de decirse don P¨ªcaro y, ni corto ni perezoso, se puso manos a la obra. Hoy como ayer, el ingenio se aviva ante la necesidad. Si el interesado de turno precisa ahora un antepasado espa?ol o italiano, franc¨¦s o griego, para allanarse el camino en el f¨²tbol europeo como ciudadano comunitario, es decir sin que el club que le contrate tenga que gastar con ¨¦l una plaza del cupo de extranjeros, b¨²squese y, si no se encuentra, inv¨¦ntese. No hay nada nuevo bajo el sol. Antes lo hicieron otros.
En efecto, un cuarto de siglo atr¨¢s, al comienzo de los a?os 70, ya se descubri¨® en Espa?a un fraude semejante al que se investiga en la actualidad en Francia, Italia, el Reino Unido y nuestro pa¨ªs: el de los suramericanos llegados como oriundos, o sea con ascendencia hispana, y que no lo eran. La denuncia de la Real Sociedad, secundada por el Athletic de Bilbao, y la amenaza del Barcelona, enrabietado por que no se le admitiera la inscripci¨®n como tal del argentino Heredia, de difundir un demoledor informe sobre m¨¢s de 40 identidades trucadas levantaron una escandalosa polvareda. Andr¨¦s Ram¨ªrez, secretario general de la Federaci¨®n Espa?ola, hubo de pagar con seis meses de suspensi¨®n de empleo y sueldo su falta de celo.
Varios afectados, como los argentinos Eduardo Anzarda (Real Madrid y Betis), Miguel ?ngel Adorno (Valencia y Alav¨¦s) u ?scar Rub¨¦n Valdez (Valencia), llegaron a ser juzgados por falsedad documental y alguno, como Adorno, fue condenado a siete meses de prisi¨®n menor. Pero la fortuna les tendi¨® la mano, a ellos y a otros muchos presuntos implicados, a finales de 1975 en forma de indulto real. Incluso hubo quienes, como el propio Valdez y el argentino Roberto Mart¨ªnez (Espanyol y Real Madrid), formaron parte de la selecci¨®n espa?ola al acogerse al derecho a la doble nacionalidad.
- Diarte, Cabrera y Leguizam¨®n, tres 'hermanos' paraguayos. No consta que Antonio Mart¨ªnez Rubalcaba, un espa?ol emigrante en Paraguay, llevase una vida licenciosa en su juventud. Pero, a sus 54 a?os, all¨¢, en Asunci¨®n, donde era propietario de una planta industrial gr¨¢fica, se le atribuyeron de pronto tres hijos futbolistas de tan buen ver que la madre patria les hab¨ªa abierto sus brazos: Carlos Mart¨ªnez Diarte (Zaragoza y Valencia), un goleador de clase con el apelativo de Lobo; Diomedes Mart¨ªnez Cabrera (Elche) y Luis ?scar Mart¨ªnez Leguizam¨®n (Barcelona, Sant Andreu, Valladolid y Calvo Sotelo de Puertollano).
Lo que s¨ª consta es que el hombre se qued¨® espantado ante el hecho de que en el Registro Civil de Madrid los tres figurasen como v¨¢stagos suyos. 'Las autoridades', exigi¨®, 'deben intervenir para desenmascarar a los cerebros de tan tenebrosa organizaci¨®n'.
Jes¨²s Gallo de la Hera, un detective contratado por la Real y el Athletic para indagar no s¨®lo en Paraguay, sino tambi¨¦n en Argentina y Uruguay, acerca de los or¨ªgenes de varios jugadores ensombrecidos por la sospecha, asegur¨® haber estado en la casa natal de Diarte y hablado con una hermana suya, de 13 a?os: 'Por supuesto que sus padres no tienen ascendencia espa?ola alguna. Adem¨¢s, en el Registro Civil de Asunci¨®n pude comprobar que su acta de nacimiento estaba arrancada. 'En temas como ¨¦stos se pasa un rodillo y a otra cosa', me coment¨® un directivo de un club. Ni siquiera tuve acceso a su ficha de juvenil. Intent¨¦ tenerlo a su cartilla militar, pero para ello necesitaba su prontuario [DNI] y no pude conseguir ese n¨²mero ni recurriendo a las l¨ªneas a¨¦reas nacionales, en las que deb¨ªa haberse reflejado con motivo de sus viajes'.
- El viejo truco de la ancianidad del 'progenitor'. Quiz¨¢ uno de los problemas con los que se tropezaron Diarte, Cabrera y Leguizam¨®n fuese el de que Mart¨ªnez Rubalcaba, su padre adoptivo, a¨²n viv¨ªa para contarlo o, lo que es igual, para negarlo todo. Y es que, seg¨²n trascendi¨® por entonces, los agentes o intermediarios, ya fuesen de los clubes o de los propios jugadores, no sol¨ªan arriesgarse a que el porvenir de los clientes que les proporcionaban espl¨¦ndidas ganancias a trav¨¦s de las comisiones dependiese de un progenitor peligrosamente joven.
As¨ª, el ideal de estos profesionales del oportunismo era buscar y rebuscar en los archivos p¨²blicos hasta dar con espa?oles que hubiesen podido concebir a sus representados rondando ya los 60 a?os. De esa manera habr¨ªa muchas posibilidades de que no pudieran testificar, por una raz¨®n tan sencilla como la de que ya hubiesen fallecido, cuando sus hipot¨¦ticos descendientes estuvieran en edad de merecer, en torno a los 21 a?os, para dar el salto del Atl¨¢ntico.
- Valdez: 'Mi empresario me dijo que mi padre hab¨ªa nacido en Murcia'. 'En Argentina ya hab¨ªa sido preseleccionado [para el equipo nacional]. All¨ª pod¨ªa haber ganado dinero, bastante dinero. Pero mi empresario me asegur¨® que aqu¨ª [en Espa?a] no tendr¨ªa inconveniente alguno para jugar. Mi padre, me dijo, hab¨ªa nacido en Murcia'. As¨ª se expres¨® Valdez, con cierto tono de arrepentimiento por la aventura emprendida, cuando tuvo que sentarse en el banquillo de la Audiencia Provincial de Madrid. '?Si ni siquiera s¨¦ c¨®mo es una partida de nacimiento!', exclam¨® en un momento dado.
Al menos, al referirse a su padre, Valdez, un extremo r¨¢pido y con reflejos, no incurri¨® como Adorno y otros colegas en incongruencias o desconocimientos irrisorios del tipo de: '?Pamplon¨¦s? No, navarro'; 'naci¨® en Osasuna'; 'vino al mundo en Celta, provincia de Vigo'...
En su juicio se limit¨® a advertir: 'S¨¦ que mi madre es argentina. Pero de mi padre lo ignoro todo. Se separ¨® de ella cuando yo ten¨ªa siete a?os'. Y a echar balones fuera: 'Un buen d¨ªa, mi empresario me dijo que me iba a sacar de Argentina. En realidad, as¨ª sucedi¨® poco tiempo m¨¢s tarde. Me meti¨® en un avi¨®n y vine a Espa?a. Nada m¨¢s llegar, fui a vivir a Chiva. La causa por la que me encontraba all¨ª [mes y medio] era que hab¨ªa algunas dificultades para mi presentaci¨®n en el Valencia'; 'no s¨¦ lo que he firmado porque de documentaciones no s¨¦ nada'...
- 'El absoluto descuido de la formaci¨®n docente' de Anzarda. El caso de los falsos oriundos hab¨ªa estallado, en 1972, cuando la Federaci¨®n deneg¨® al Granada la tramitaci¨®n de la ficha del centrocampista uruguayo Echecopar y al Barcelona la del delantero Heredia -el club catal¨¢n tuvo que ced¨¦rselo una temporada al Oporto-, aunque no la de su compa?ero Cos, involucrado despu¨¦s en las investigaciones y que termin¨® siendo Bernardo Patricio Cos Luj¨¢n cuando al principio pasaba por ser Bernardo Patricio Fern¨¢ndez Cos.
De modo paulatino se fue averiguando que muchos otros jugadores hab¨ªan incurrido consciente o inconscientemente en irregularidades. Uno de ellos fue Anzarda, un fino exterior zurdo que hab¨ªa destacado en el River Plate antes de enrolarse en el Madrid, del que luego pas¨® al Betis, y al que el tribunal absolvi¨® por 'el absoluto descuido de su formaci¨®n docente' que sufr¨ªa al haberse volcado en el f¨²tbol desde su infancia. Seg¨²n la sentencia, 'firm¨® una serie de documentos, cuyo texto desconoc¨ªa, a personas desconocidas para que su traspaso pudiera realizarse. Sin embargo, se descubrieron falsedades en su inscripci¨®n
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