De Alcobendas
No s¨¦ cu¨¢ntas veces en la vida cada espa?olito de a pie se ve obligado a pasar por alg¨²n estamento oficial, lleno de papeles que certificar o impresos que rellenar, hasta para la menor chorrada, pero me temo que muchas. Generalmente, detr¨¢s de esos mostradores se tropieza uno con unos funcionarios cabreados que te miran como queriendo decir: 'Debe de ser usted tonto para no saber eso'. Con lo cual cualquier gesti¨®n se convierte en algo muy agradable. Por suerte para los que dependemos de ¨¦l, el Ayuntamiento de Alcobendas es otro mundo. Te reciben en la entrada con una sonrisa y un buenos d¨ªas que te crees que est¨¢s en Londres. Te indican perfectamente a qu¨¦ departamento tienes que ir y, si es algo un poco complicado, se matan por solucion¨¢rtelo.
Todo esto con buena cara y la paciencia que deber¨ªan tener todos los funcionarios que trabajan cara al p¨²blico. Un diez a este Ayuntamiento de gente encantadora, y que cunda el ejemplo.-
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