Neoliberalismo y cinismo en la pol¨ªtica de cooperaci¨®n
Las c¨ªclicas tragedias que asolan a pa¨ªses empobrecidos (Nicaragua, Mozambique, El Salvador, India) y las oleadas intermitentes de inmigrantes demandan la articulaci¨®n de una pol¨ªtica de cooperaci¨®n de mayor alcance que la que tenemos en la actualidad. El env¨ªo de aviones con primeros auxilios y las leyes represivas de extranjer¨ªa no pueden encubrir la inexistencia de una pol¨ªtica correcta de emergencia y ayuda humanitaria y de una pol¨ªtica que vincule el problema de la inmigraci¨®n con el tema del codesarrollo. Deber¨ªamos aprender de la pol¨ªtica francesa basada en los planteamientos de Sami Na?r.
Las carencias de la actual pol¨ªtica de ayuda humanitaria y de emergencia se insertan dentro de una pol¨ªtica global de cooperaci¨®n que a?ade a sus males cr¨®nicos una orientaci¨®n neoliberal que la aleja cada vez m¨¢s de lo que deber¨ªa ser su objetivo prioritario: la lucha contra la pobreza en los pa¨ªses del Sur. Espa?a carece de una pol¨ªtica de prevenci¨®n y anticipaci¨®n ante el crecimiento de cat¨¢strofes de diverso signo. Existe una gran desconexi¨®n entre los primeros auxilios y la reconstrucci¨®n a medio y largo plazo. Una pol¨ªtica de emergencia como la actual, basada en donaciones de bienes y medios de primera necesidad y concesi¨®n de cr¨¦ditos FAD, es claramente insuficiente.
La falta de planificaci¨®n de este tipo de pol¨ªtica se revela claramente en el hecho de que la AECI tiene que competir deslealmente con las ONG recabando ayuda econ¨®mica a los ciudadanos para que el Gobierno espa?ol pueda auxiliar al pa¨ªs damnificado. Es ¨¦ste un comportamiento grotesco y c¨ªnico. Un pa¨ªs con super¨¢vit fiscal no dispone de recursos p¨²blicos para su pol¨ªtica de ayuda humanitaria y ha de convertirse en una ONG de coyuntura para cumplir con un deber estatal de solidaridad internacional. El neoliberalismo que el actual secretario de Estado de Cooperaci¨®n ha imprimido a esta pol¨ªtica espec¨ªfica llega en este comportamiento a su apogeo. El 'Estado m¨ªnimo' lo es tanto que pide limosna ciudadana para cumplir con sus obligaciones internacionales, aunque de paso reduzca la capacidad de recaudaci¨®n y maniobra de las ONG como canales de solidaridad internacional entre las sociedades civiles de los respectivos pa¨ªses.
Indigna la condolencia gubernamental por el sufrimiento de nicarag¨¹enses, mozambique?os, salvadore?os o indios que sufren una cat¨¢strofe puntual, cuando ese mismo Gobierno, en una situaci¨®n de bonanza econ¨®mica y aumento de ingresos p¨²blicos, destina unos recursos m¨ªnimos a la financiaci¨®n de la lucha contra la pobreza internacional, que, por cierto, es el m¨¢ximo generador de esas oleadas inmigratorias que quieren resolverse por v¨ªas policiales. Si hay un momento para tener presentes las im¨¢genes de los damnificados que doblegan de dolor a nuestros mejores conciudadanos es el de la elaboraci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado. Y es en este cruce de im¨¢genes y asignaci¨®n p¨²blica de recursos donde podemos observar la obscenidad del cinismo que envuelve las l¨¢grimas de cocodrilo de quienes lamentan la miseria de los damnificados y se niegan a?o tras a?o a articular y financiar generosamente una pol¨ªtica de cooperaci¨®n integral y de calidad. La comparaci¨®n de algunos datos es bien ilustrativa: en los actuales presupuestos se asignan a la AECI (Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional) 40.520 millones de pesetas; esta cantidad es, por ejemplo, sustancialmente inferior al gasto presupuestado en I+D militar, que asciende a 241.000 millones de pesetas. Hay que tener en cuenta que el presupuesto para el Ministerio de Defensa, que supera el bill¨®n de pesetas, ha crecido en 43.000 millones de pesetas, una cantidad superior a la de todo el presupuesto de la AECI.
Este Gobierno que necesita competir como una ONG m¨¢s para poder suministrar ayuda de emergencia es el que a trav¨¦s de una pol¨ªtica fiscal regresiva y antisolidaria ha dejado de ingresar m¨¢s de seis billones de pesetas por deducciones fiscales. No se tienen recursos para ayudar a los miserables del Sur, pero s¨ª para compensar a las pobres empresas el¨¦ctricas o resolver en menos de 15 d¨ªas el problema del gas¨®leo con un coste de 120.000 millones de pesetas. Espa?a destina a su pol¨ªtica de AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) el 0,23% de su PIB, lo que le sit¨²a en los ¨²ltimos lugares de los pa¨ªses donantes de la OCDE (ocupa el puesto 19 entre los 22 pa¨ªses donantes).
El problema de nuestra pol¨ªtica de cooperaci¨®n no es s¨®lo de escasa financiaci¨®n. Mucho peor es la orientaci¨®n de la misma, la cual queda reflejada en la perspectiva neoliberal que impregna el actual Plan Director del Gobierno. No pod¨ªa ser de otra forma, pues el actual secretario de Estado es uno de nuestros m¨¢s significados ultraliberales. Nombrar a una persona de este perfil ideol¨®gico al frente del organismo estatal de solidaridad internacional es uno de los mayores desprop¨®sitos que ha cometido el presidente Aznar. Con todo descaro, se pretende subordinar nuestra pol¨ªtica de cooperaci¨®n a la promoci¨®n de los intereses econ¨®micos de las empresas espa?olas en los pa¨ªses del Sur, al incremento de nuestro comercio exterior y al reforzamiento de los objetivos pol¨ªticos gubernamentales en Am¨¦rica Latina, Asia y ?frica. La pol¨ªtica de cooperaci¨®n pierde su autonom¨ªa al convertirla en un instrumento de una peculiar pol¨ªtica exterior, en vez de ser un medio aut¨®nomo de la pol¨ªtica estatal de lucha contra la pobreza internacional. Adem¨¢s se van a condicionar y vincular las ayudas a las ONG al cumplimiento que ¨¦stas hagan de los objetivos del Gobierno, lo cual las va a convertir en una especie de subcontratas de la pol¨ªtica estatal de AOD, dificultando su necesaria autonom¨ªa e independencia. La l¨®gica neoliberal produce estas aberraciones.
El sufrimiento de los damnificados en las cat¨¢strofes y el de los inmigrantes muertos en el mar o explotados en nuestras tierras exige que la pol¨ªtica de cooperaci¨®n adquiera una mayor centralidad. Tanto en los Gobiernos del PSOE como en los del PP ha sido una pol¨ªtica menor y marginal. Ha llegado la hora de que tanto la sociedad civil solidaria como la oposici¨®n de la izquierda plural fuercen al Gobierno a cambiar y reorientar su pol¨ªtica de cooperaci¨®n. Debemos instaurar un nuevo modelo que otorgue prioridad a la condonaci¨®n y reinversi¨®n de deuda externa en planes nacionales de lucha contra la pobreza e instaure una nueva pol¨ªtica de codesarrollo e inmigraci¨®n.
Rafael D¨ªaz-Salazar es profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense.
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